miércoles, 8 de octubre de 2008

Pencas y veneneros, energía del futuro.




Según una información escuchada esta mañana en la radio y después revisada en la prensa digital, Cajamar de Andalucía y Albaida Recursos Naturales, investigan para extraer etanol de las pencas y de los higos picos, así como de los veneneros.

Higos picos

Opuntia ficus indica (tuneras, chumberas, pencones), es originaria de México, donde se le conoce como nopal, y forma parte del escudo nacional de esa República norteamericana. 
Lleva en Canarias unos cuantos siglos, aunque su auge, y posiblemente su gran extensión, se debe al cultivo de la grana o cochinilla, esto es, un hemíptero (un insecto parásito) que posee sus jugos internos de color rojo, y que fueron usados como tinte hasta el invento de las anilinas artificiales. 
En la actualidad, la cochinilla se sigue cultivando, porque su tinte se usa para cosméticos, (no crea alergias cutáneas )y también como colorante alimentario (miren los ingredientes de cualquier yogur de fresa). 
Se dice que fue Sabin Berthelot, eminente naturalista y político francés que pasó unas buenas temporadas en Canarias durante su estancia como cónsul, y al que debemos unos cuantos libros sobre naturaleza, geografía e historia de Canarias (aunque también fue un expoliador de tomo y lomo, pero, esa era la manera de comprender la ciencia en el S.XIX), quien impulsó su cultivo. 
Otros dicen que fue un párroco de origen güímarero, que trajo la grana desde Cádiz. Como quiera que fuera, Güímar fue una de las localidades de Tenerife donde más se extendió su cultivo, existiendo todavía un horno para secar grana en la Finca de La Raya.
Luego cayó en desgracia tras el invento de la Bayer (la crisis de la cochinilla a fines del S. XIX, fue terrible para Canarias y marcó el fin de siglo y el comienzo del veinte).

Tabaco moro o venenero.
 
Usado por los campesinos como planta "all purpose" (para todo uso), sirvió como alimento en épocas de escasez, sus frutos se consumían en fresco, pero también secos, los famosos porretos que aportaban azúcares, y por tanto calorías. 
También las pencas tiernas, como excelente planta forrajera, picadas y mezcladas con afrecho, para cabras, o guisadas para cochinos.
Es un excelente seto para dividir propiedades, como defensa frente desprendimientos y rodaduras de piedras en laderas, como WC, como.... una verdadera planta para todo. 
Su cultivo se fue convirtiendo en marginal, en zonas difíciles y donde nada más se podía cultivar. Al ser una cactácea, resiste muy bien la sequía y los suelos pobres y pedregosos. En los últimos años ha sido muy criticada, porque algunos especialistas le han puesto la etiqueta de exótica colonizadora, que compite con otras plantas endémicas y autóctonas en iguales condiciones ecológicas. Yo, sin ser una especialista considero que los pencones, han retrocedido bastante, porque es una planta, que aunque no lo parezca, precisa de cuidados, como podas periódicas o la eliminación de la cochinilla, que al fin y al cabo es un parásito.
 

 
De Nicotiana glauca (el venenero o hediondo), comentar que es un mato introducido por Sabin Berthelot (este hombre estaba en todos lados) en Canarias, como planta ornamental (hay gustos para todas las macetas) a principios del S. XIX, desde México. Pertenece al género del tabaco y por eso también se le llama tabaco moro, o como en Almería, tabaco arbóreo o gandul. 
Es una planta que posee unas florecillas amarillas y que siempre ha sido considerada como una mala hierba persistente, díficil de erradicar(no sirve ni para cabras, ni para leña, una verdadera molestia). 
De apetencias nitrófilas y ruderales, suele establecerse en cultivos abandonados, o en bordes de caminos y carreteras, así como en terrenos de antiguas canteras. En Fuerteventura constituye en muchos puntos, la única referencia verde y arbustiva del paisaje.
Pues bien, estas dos plantas, al parecer producen cantidad de almidón que puede ser aprovechada para extraer etanol. Lo bueno es que son plantas que no compiten en los mercados mundiales de alimentos, y pueden ocupar terrenos en los que no se podría plantar nada más, por su resistencia a la falta de agua y sus escasas exigencias en cuanto a abonado. 
Lo malo es que hacen falta unas 20.000 hectáreas para que sea rentable, es decir, escala comarcal (comarcal penínsular, claro). Almería cuenta con unas 375.000 hectáreas de pastos, barbechos y cultivos abandonados que no tienen un uso definido. 
Aquí es cuando tiré de calculadora y no me salen las cuentas: Canarias tiene unas 745.000 hectáreas de extensión (7.447 Kilómetros cuadrados), y ahí tenemos que meter espacios naturales protegidos (casi la mitad de la superficie canaria), ciudades, vías de comunicación, otros cultivos....
En fín, ya no pensemos más en perforar pozos de petróleo en el mar frente a Fuerteventura y Lanzarote, sino en el bioetanol que nos suministrarían esas extensiones de pencones y hediondos que vemos desde la ventanilla del coche. Me siento como J.R. en Dallas.

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