lunes, 23 de marzo de 2015

La evolución del paisaje natural y humano





Los procesos humanos y naturales rara vez operan en de forma aislada, en el tiempo y en el espacio. Los procesos humanos contribuyen a la evolución del paisaje a través de la producción de suelo artificial, incluyendo canteras, taludes, escombreras, basureros, edificios o tierras de cultivo. 

Existen zonas de la superficie terrestre en las que la actividad humana ha modificado el paisaje mediante la excavación y deposición de materiales. La composición de estos materiales humanos refleja el proceso que los produjo y su origen.

Charcas de Erjos

La composición de los vertederos puede ser muy variable, tanto en extensión como en profundidad, lo que representa un cambio rápido del uso del suelo en una localidad. En el Valle de Guímar, tenemos ejemplos de los vertederos municipales anteriores a 1983 (fecha de entrada en funcionamiento del PIRS). El de Arafo estaba situado en Chajayoncha y el de Güímar en La Caldera, sobre Chogo. Todavía hoy, a pesar de los años transcurridos, es posible detectarlos por la gran cantidad de residuos metálicos que quedan en el territorio.

Cuando las condiciones socioeconómicas son adecuadas, algunos tipos de suelo artificial pueden ser un recurso (antiguos vertederos metalíferos, por ejemplo). Zonas creadas por el hombre también pueden mejorar los ecosistemas, mediante la creación de nuevos hábitats ecológicos en las zonas afectadas por extracciones. El ejemplo más claro en Tenerife, lo tenemos en las Charcas de Erjos, creadas por las extracciones de suelo para los cultivos del sur de la isla y que hoy, llenas de agua, son un humedal inigualable. Otro ejemplo es la Mareta del Médano, también generada por la extracción de arena para la construcción. Un ejemplo de vertedero regenerado y convertido en un jardín botánico es la Montaña del Lazareto, antiguo vertedero de Santa Cruz de Tenerife. 

Situación del antiguo vertedero de residuos del municipio de Arafo, clausurado en 1983.

Los estudios de estas zonas, hoy naturalizadas, pero de origen artificial requieren de un diagnóstico geomorfológico que identifique el lugar y en lo posible su composición (características físicas, sedimentológicas y litológicas). Cuanto más acertado sea nuestro análisis previo mejor interpretaremos la génesis del suelo artificial.

Sin embargo, esto siempre no es fácil. Por ejemplo, una forma de relieve puede estar bien definida en la superficie pero sus propiedades bajo la superficie y su espesor pueden ser desconocidas. Por el contrario, a través de pozos y galerías, conocemos el subsuelo, pero puede que no encontremos en la superficie ninguna forma de relieve asociada a ellos. 

El rápido cambio de uso del suelo, sobre todo en las zonas urbanas, significa que disponemos de herramientas que nos facilitan su caracterización, como pueden ser los catastros, registros históricos, fotos aéreas, fotos convencionales, lo que puede ser fundamental para la investigación de procesos históricos particulares que pueden estar ocultos bajo infraestructuras o urbanizaciones. 

La minería y la extracción de áridos es capaz de demoler montañas e igualar relieves. Cantera de los Llanos de Jagua.

No podemos obviar que muchos de los depósitos de suelo artificial son materiales contaminados (vertederos, escombreras) y es, por lo tanto, una fuente potencial de contaminación. 

Una forma de investigar la historia del uso del suelo de un sitio es analizar también sus propiedades químicas. En algunos casos, las firmas químicas de origen humano en el suelo artificial se pueden utilizar como un marcador para la fuente de contaminación y su edad absoluta. Un caso claro es la evolución de los plásticos.

Es posible relacionar estas firmas químicas con el momento de la aparición de los procesos industriales y, por lo tanto, proporcionar una edad indicativa de los sedimentos de ríos y lagos.

Estanque con nenúfares y plantaciones de palmeras en El Palmetum, situado en la Montaña de El Lazareto, antiguo vertedero de Santa Cruz.

En otros casos, los métodos de datación relativa de suelo artificial se pueden derivar de los análisis de mapas históricos y de documentos escritos. En España es particularmente útil el vaciado de los datos de amillaramientos y catastros. 

La datación relativa y el reconocimiento de marcadores en el registro estratigráfico humano también se reflejan en objetos distintivos encontrados en el subsuelo. La identificación de botellas de vidrio de diferente tipo en los vertederos, por ejemplo, nos permite asociar estos depósitos a diferentes épocas y nos permite trazar su evolución.

La clasificación y caracterización de suelo artificial proporcionan un medio para cuantificar la magnitud de la actividad humana en un lugar determinado. Sin embargo, en el tiempo geológico, esto depende de su preservación. El registro geológico natural, representa un legado complejo de procesos. 

Escoria de cobre en un montículo de 76 metros  de profundidad excavado en Jordania, en el antiguo reino de Edam . Data de los siglos IX al X Antes De Cristo.Se considera que aquí se encontraban las Minas del Rey Salomón.

En un extremo, los procesos de acumulación que generan formas sedimentarias como los depósitos de barrancos o los taludes de derrubio o las playas, donde podemos encontrar restos paleontológicos o formas geológicas fósiles.

En el otro extremo, los procesos de erosión que remueven y reelaboran los yacimientos existentes e introducen discontinuidades temporales y espaciales en los yacimientos. 

El resultado es una visión parcial y a menudo sesgada sobre la historia geológica de un área. 

Los procesos responsables de suelo artificial operan de una manera similar: la actividad humana incluye la acumulación de material (sobre todo en entornos urbanos) y la eliminación generalizada de depósitos naturales y artificiales existentes. 

Estos procesos operan junto a sus equivalentes naturales. La conservación de suelo artificial en el registro geológico está supeditada a su capacidad para sobrevivir a los efectos erosivos y transformaciones originadas por los procesos naturales y humanos en la superficie terrestre.

Entullera de materiales extraídos de la Galería del Río de La Plata, en los altos de Fasnia. La búsqueda de agua en Canarias ha generado multitud de escombreras como ésta, fruto de horadar miles de kilómetros de túneles.

El suelo de origen humano está predispuesto para la destrucción. La amenaza más inmediata para su preservación son los cambios en el uso del suelo en respuesta a factores sociales y económicos, como la conversión de suelos rústicos en urbanizables, debido al desarrollo urbano e industrial o la explotación de materiales previamente clasificados como residuos (por ejemplo, volver a trabajar escombreras de minas y canteras abandonadas para aprovechar con nueva tecnología depósitos de gangas y vertederos de minería). 

A más largo plazo, la mayor parte del suelo artificial sucumbirá a procesos naturales ya que la erosión busca restablecer el equilibrio perdido por la actividad humana.

Los seres humanos como agentes geológicos y geomorfológicos son un factor importante en la evolución del paisaje durante los últimos 10.000 años, debido a las actividades mineras y la edificación de viviendas e infraestructuras, la producción de residuos y la construcción de suelo agrícola. 

La transformación física del paisaje se correlaciona con el aumento del crecimiento de la población (y el desarrollo socio-económico, político, tecnológico y cultural), que explota el paisaje para satisfacer sus necesidades. Se puede medir en términos de magnitud de impacto (cantidad de material desplazado) y tasa (el tiempo durante el que se produjo el movimiento de material). 

La Mareta. Trasplaya de El Médano. Esta excavación se generó entre 1964 y 1977, por la extracción de áridos para la construcción. En la actualidad permanece con cantidades variables de agua salobre, resultado de las infiltraciones marinas y de ciertos aportes de agua de lluvia. 

El aumento de las actividades humanas a gran escala es comúnmente asociado con la Revolución Industrial. Una de sus consecuencias es la masiva y rápida liberación a la atmósfera de gases como el metano y el dióxido de carbono, lo que ha generado una respuesta sedimentológica que puede ser considerada como un marcador que evidencia claramente los impactos de la actividad humana.

Sin embargo, el papel de la Humanidad como un agente transformador del paisaje, ya existía antes de la Revolución Industrial. 

¿Cuándo comenzaron los seres humanos a desempeñar su papel como agentes geológicos y geomorfológicos? Pues durante el momento en el que comenzaron las actividades de movimiento de tierras, en el proceso de transformación de los cazadores-recolectores en comunidades agrícolas.

La explotación de canteras de pedernal de pequeño tamaño se produjo durante el Neolítico y es un ejemplo de las primeras actividades humanas que transformaron el paisaje a través de la creación de suelo artificial.

En el futuro existirá una nueva capa sedimentaria, cuyo fósil característico serán los plásticos. Granos de microplásticos varados por las olas y mezclados con las arenas eolizadas. El Médano.

En la Edad de Bronce, el inicio de la explotación  de recursos mineros, procesamiento de metales y la actividad agrícola en una escala geográfica mayor que la observada previamente, representa una transformación aún mayor, convirtiéndose los seres humanos en un factor significativo en la evolución del paisaje.

Pero debemos tener en cuenta que es probable que el momento de inicio de la importante actividad antrópica haya sido diferente en los distintos ámbitos humanizados, siendo la naturaleza de esta diferencia mayor en una escala global. 

Por lo tanto lo podemos definir como un momento diacrónico sobre decenas, cientos o incluso miles de años, cuando se consideran los países desarrollados y en desarrollo. 

La explotación generalizada de los minerales del subsuelo, especialmente, el hierro, el cobre, el estaño, el plomo y el carbón, llevó a una rápida transformación del paisaje al crearse canteras y minas y generar montañas de residuos. 

Hombres sorribando nuevas tierras de cultivo. Sur de Tenerife, entre los años 40' hasta los 60' del siglo XX.

La eliminación de residuos, la construcción de infraestructuras y la urbanización a gran escala, pueden representar el registro visible más importante de la actividad humana en la actualidad. 

La búsqueda de indicadores para los procesos de uso de la tierra y creación de suelo artificial es esencial para cuantificar el impacto de la actividad antrópica histórica y actual sobre la geosfera.

La interacción de las personas y la geosfera crea una interfase donde los procesos naturales y humanos interaccionan. 

La gestión sostenible de esta interfase, y de los servicios ecosistémicos que presta a la sociedad, es fundamental si se quiere actuar con eficacia en respuesta a los cambios ambientales, ya que el crecimiento de la población y nuestra capacidad de adaptación a los cambios de uso del suelo y climáticos van a determinar nuestro futuro.

Vista de la costa y medianía de Granadilla desde la cima de Montaña Roja. El paisaje ha sido transformado por multitud de actividades humanas: grandes extensiones de invernadero, las pistas del aeropuerto Reina Sofía, carreteras, urbanizaciones. El territorio seminatural es cada vez más escaso.

martes, 17 de marzo de 2015

Geografía Colonial del siglo XXI.







Los estudios sobre los procesos de descolonización, los análisis del "fin de los imperios," se han multiplicado en los últimos años. Numerosos son los artículos científicos y de divulgación que describen el desarrollo de la descolonización que desmanteló los imperios coloniales europeos en la segunda mitad del siglo XX. 

Una consecuencia de este aumento del conocimiento ha sido la aparición de teorías convencionales que explican las características principales de la desaparición del mundo colonial. 

Las viejas potencias imperiales (España, Gran Bretaña, Francia, Portugal y los Países Bajos), sucumbieron gradualmente a una variedad de presiones que hicieron insoportable continuar su dominio colonial debido al aumento de las dificultades prácticas y los costos financieros.

Banco Nacional de Cayman. Algunas colonias insulares caribeñas se han convertido en paraísos fiscales.

Por ejemplo, los electorados metropolitanos exigieron bienestar frente a los conflictos coloniales y desapareció la idea de dominación militar. Aparecieron complicaciones para invertir allende los mares y escasez de mano de obra para trabajar en las colonias.

Los colaboradores locales eran cada vez más insuficientes para mantener la maquinaria burocrática y militar colonial. La ineficacia administrativa era la tónica dominante en los territorios coloniales y los movimientos nacionalistas, desplegando violencia y política, socavaron el valor y la seguridad de los regímenes coloniales. 

La política internacional, impulsada por las rivalidades entre las grandes potencias de la Guerra Fría y cada vez más influenciada por los gobiernos del Tercer Mundo, entre los que tienen especial peso el Egipto de Nasser, la India de Nerhu y la Indonesia de Sukarno, alienta el desarrollo de un estado de ánimo "anti-colonial" en las relaciones internacionales.

Muchas de las colonias poseen una importancia estratégica no desdeñable. Base aeronaval estadounidense de Diego García, situada en el Territorio Británico del Indico.
 
Cada vez más costosas y de dudosa reputación, las colonias se descartan y la independencia soberana se exigió, bien mediante procesos incruentos (Guinea Ecuatorial, Túnez, Somalia) o tras conflictos llenos de rencor, resistencia y derramamiento de sangre, como ocurrió en Malasia, Kenia, Vietnam, Argelia, Angola o Mozambique.

Sin embargo, en nuestra época, supuestamente "post-colonial", cuando hasta las colonias de Macao y Hong-Kong han sido devueltas a China en 1999, cuando Timor Oriental es una república independiente, las colonias están todavía muy presentes entre nosotros. 

En 2015 hay aún territorios que no han sido descolonizados: Anguila, Aruba, Ascensión, Bermudas, Curazao, Gibraltar, Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Montserrat, Nueva Caledonia, Islas Pitcairn, Polinesia Francesa, Sahara Occidental, Samoa Americana, Santa Elena, Tokelau y Tristán de Acuña. Las potencias que aún controlan territorios no autónomos son: Reino Unido, Holanda, Estados Unidos, Francia, Marruecos y Nueva Zelanda.

Tristán de Acuña, dependencia británica del Atlántico Sur. Peñasco volcánico situado en la dorsal mesoatlántica, a más de 2000 kilómetros de la tierra habitada más cercana. Viven 271 habitantes.

Y sin embargo, a pesar de esto, el impulso hacia una mayor descolonización parece casi haber cesado. 

En un mundo donde el nacionalismo, en diversas manifestaciones, es un fenómeno generalizado y donde se toma por lo general la independencia como punto final de la evolución política, ¿cómo se explica la persistencia de estos territorios dependientes de ultramar? 

Algunos apuntan que el estatus colonial ha continuado en estos territorios, debido a ciertas condiciones básicas: 

Ciertas colonias, territorios antárticos, o posesiones del Pacífico, no tienen habitantes permanentes; muchos otros son muy pequeños, tanto en superficie como en población. Abandonados a su propia suerte, la mayoría tendría un futuro incierto.

Desde el viaje de Paul Gauguin a los Mares del Sur, Tahiti y Bora, Bora, son un destino turístico que vende paraíso y diversión.

También es cierto que muchos de los habitantes de estos territorios (salvo un par de excepciones), han manifestado el deseo de mantener su condición de relación dependiente. 

Su situación alejada sirve para presionar al poder metropolitano sobre sus intereses en el incierto mundo globalizado, donde una bandera de independencia puede significar poco para un pequeño territorio o estado.

Ante la posibilidad de elegir entre la independencia y el empeoramiento de la pobreza o la seguridad y alguna esperanza de mejora material, aunque sean objeto de una gran dependencia de la Metrópoli, muchos pueblos del Atlántico, Caribe y Pacífico han optado por esta última. Las condiciones globales de principios del siglo XXI son tales que la elección de continuar en situación colonial ha significado un mal menor.

Francia utilizo sus colonias en el Pacífico Sur para pruebas de armas atómicas, desde la independencia de Argelia y hasta los años ochenta del Siglo XX. Atolón de Mururoa.

En términos gubernamentales, la propia condición colonial se ha convertido en mucho más flexible y variada. Todo tipo de alternativas entre la integración y la independencia han sido exploradas. 

La inventiva constitucional y la variedad administrativa han acomodado con frecuencia grados sustanciales de autogobierno democrático, satisfaciendo muchas aspiraciones por el control de los asuntos locales y minando el dinamismo de los posibles movimientos nacionalistas. 

Existen así Estados Libres Asociados (Puerto Rico), País Autónomo (Aruba, Curazao), Territorios de Ultramar (Gibraltar), Colectividad Especial sui generis (Nueva Caledonia), Dependencia (Santa Elena) y un largo etcétera de condiciones forjadas ad hoc para perpetuar el vínculo entre colonia y metrópoli.

Al mismo tiempo, el crecimiento generalizado del sector terciario internacional ha llevado a un aumento de las ventajas económicas de la dependencia colonial en muchos lugares: las Islas Caimán son sólo un ejemplo de los que han labrado nichos financieros como paraísos fiscales para sí mismos en la economía global.

Desde Kourou, en la Guayana Francesa, en América del Sur, se ponen en órbita todas las misiones de la Agencia Espacial Europea.

Incluso los más pobres se han beneficiado del cambio de actitudes hacia el papel del gobierno colonial, el gasto público y el bienestar, y la ayuda al desarrollo internacional, como la Guayana Francesa, Reunión, Martinica o Nueva Caledonia. Aunque el desarrollo del turismo ha traído consecuencias negativas inesperadas, como la delincuencia y los problemas ambientales graves (San Martín, Islas Vígenes, Bermudas, Tahiti), en otros, ha tenido un efecto beneficioso. 

Las administraciones y las relaciones con el poder soberano, son, como hemos visto muchas y variadas, pero también los patrones de transición económica que van desde los paraísos fiscales, economías de migración y transferencia, refuerzo de la agricultura o el turismo. 

La búsqueda de independencia, deseada por algunos grupos en determinados territorios y de vez en cuando con el apoyo de las Naciones Unidas, ha sido detestada por otros grupos (principalmente colonos, funcionarios metropolitanos, terratenientes, comerciantes), e incluso poblaciones enteras, como se ha demostrado en diferentes referéndums que se han celebrado.

Martinica y Guadalupe, posesiones francesas en el Caribe, basan parte de su economía en el cultivo del plátano.

Otras cuestiones interesantes acerca de estas colonias son las estratégicas y militares, desde la estrategia nuclear a la necesidad de proyección de poder internacional por parte de países que aspiran a seguir manteniendo su estatus de potencia, que se ejemplifica en el mantenimiento de bases navales y aéreas en muchos de estos territorios. La defensa de estas colonias ha originado en los últimos años conflictos internacionales en Sahara Occidental, Timor Oriental, Malvinas y Gibraltar. 

Lo que está claro es que en el statu quo actual, (con gran inestabilidad política y territorial en zonas más céntricas, como los Balcanes, el Cáucaso, Ucrania y Crimea, la secesión de Sudán del Sur o el conflicto en Mali por Azawad, la existencia de importantes zonas controladas por el Estado Islámico en Siria, Iraq o Libia), existe un desinterés global hacia los procesos de descolonización. 

Incluso parece que la O.N.U., impulsora de la descolonización de la segunda mitad del Siglo XX, tiene cosas mejores de qué preocuparse.

Europa también posee colonias. Gibraltar ha sido fuente permanente de roces entre España y el Reino Unido desde el momento de la firma del Tratado de Utrecht.