martes, 24 de febrero de 2015

Los Estados Unidos y la religión.




El país donde más ha interesado la geografía de la religión y donde más estudios se han realizado son los Estados Unidos de América, en parte debido a que existe mucha información está disponible para el análisis, ya que la libertad religiosa está reconocida en la Primera Enmienda de la Constitución y no ha existido persecución religiosa alguna.
Los geógrafos culturales han tenido durante mucho tiempo un interés en la religión como una piedra angular de la diversidad cultural, lo que ha inspirado numerosos estudios. 

Una fuente de datos particularmente útil es la encuesta US Church Membership, que ha reunido a escala de condado estadísticas para todo el país en 1951, 1960, 1971 y 1980. 
También se han realizado estudios que examinan los patrones espaciales y los cambios experimentados a través del tiempo usando estos datos. Sin embargo, los datos se refieren a miembros practicantes de las religiones. Aún así, los patrones son muy llamativos.

Iglesia de San Miguel, en Cambridge, Massachusetts. Los estados de Nueva Inglaterra, debido a la inmigración irlandesa poseen importantes grupos de católicos.

Los judíos casi en su totalidad se concentran en las ciudades, y los católicos, los episcopalianos y unitaristas son también predominantemente urbanos.
Los baptistas, por otro lado, tienden a concentrarse en las zonas rurales, junto con otras sectas más pequeñas (como los menonitas, incluyendo los Amish) y grupos fundamentalistas derivados de los colonos puritanos.
Una característica distintiva de la religión en los Estados Unidos es su diversidad. Este crisol cuenta con una variedad casi sin igual de las religiones, lo que es un reflejo tanto de factores históricos (especialmente la migración) y de sus actuales procesos socio-económicos.

Catedral nacional de Washington, templo episcopaliano dedicado a San Pedro y San Pablo. Es considerado el Lugar Nacional de Oración.

Algunos mapas basados en los resultados de la encuesta muestran patrones de distribución muy distintos, que pueden ser usados para definir las regiones religiosas. 
Es fácil seleccionar un área fuertemente católica en Nueva Inglaterra, y una amplia región que se extiende desde el Atlántico en el este hasta las Rocosas, en el oeste, caracterizada por una mezcla de cristianos sin una clara iglesia única dominante (aunque el metodismo es el grupo más grande). El alto Medio Oeste está dominado por las iglesias luteranas, y los mormones conforman una zona centrada en Utah, que ofrece un marcado carácter religioso (y cultural) separado.

Los baptistas son dominantes en el Sur, donde, junto con otros grupos conservadores fundamentalistas, conforman el llamado “Cinturón de la Biblia”.
El Oeste es una zona bastante diversa, pero algunos estudios identifican dos sub-regiones: el Pacífico-Región Suroeste (fuertemente católica, de origen hispano y con un importante grupo de población judía en Los Ángeles), y el Noroeste del Pacífico (con predominio protestante).
Las interpretaciones de las causas de estas  pautas a escala de todo el país  suelen enfatizar la historia de las migraciones. 

La llegada de los padres peregrinos en el Mayflower en 1620, huyendo de la persecución religiosa, marca el comienzo de la tolerancia religiosa en las Trece Colonias.

Así, por ejemplo, la distribución de los católicos en parte refleja las oleadas de inmigrantes procedentes de Europa y otras partes de las Américas. Una concentración de los católicos a lo largo de la frontera mexicana en Texas, Nuevo México y Arizona podría reflejar el legado de la influencia española-mexicana, junto con la inmigración reciente a través de la frontera. 
Del mismo modo, el enclave católico en la región costera de Louisiana habla de la herencia francesa de la zona. 

Un gran número de inmigrantes católicos de Irlanda y el sur de Europa (italianos sobre todo) se han repartido por los originales baluartes protestantes de Nueva Inglaterra, en especial en Massachusetts, Nueva York y Nueva Jersey. La presencia de ortodoxos se vincula a la emigración griega y, más recientemente, rusa y de otros países eslavos.
La distribución de los miembros de las iglesias protestantes también se debe tanto a la historia como a factores socioeconómicos contemporáneos. El Sur está fuertemente dominado por los baptistas y luteranos en la franja agrícola del Medio Oeste. Las iglesias congregacionales siguen siendo fuertes en Nueva Inglaterra, y se encuentran dispersos en todo el Medio Oeste. 

Templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (más conocidos como mormones), en Salt Lake City, Utah. Esta Iglesia fue fundada por Joseph Smith en  1830. A lo largo de su relativamente corta historia ha sufrido varias escisiones y refundaciones.

Las denominaciones protestantes más dispersas son los metodistas, presbiterianos y los episcopales. El centro principal del metodismo se establece a través del Atlántico Medio y la parte sur del Medio Oeste a las Montañas Rocosas, mientras que el principal centro de los episcopales se extiende desde el núcleo originario del sur de Nueva Inglaterra hasta Virginia.
Los judíos estadounidenses también ocupan un lugar destacado en la escena religiosa. El 46% de la población judía mundial se encuentra en USA. Desde la década de 1950 el distribución de los judíos entre y dentro de los Estados Unidos ha aumentado, a pesar de que la población judía se mantuvo muy concentrada en los condados del área metropolitana de Nueva York y estados aledaños, como Connecticut. Independientemente de su tamaño, las comunidades judías estaban situadas mayoritariamente en las zonas caracterizadas por un alto grado de pluralismo religioso.

Celebración de la Iglesia Metodista Unitaria en Pendleton, Indiana.

Uno de los problemas de los análisis de mapas de distribuciones religiosas es la impresión de que los patrones son invariables en el tiempo. Estudios de cambios en la membresía de las iglesias entre los años 1950 y 1980 han mostrado notables patrones de estabilidad en los datos, a pesar de la alta movilidad de la población de los EE.UU (en un año típico uno de cada cinco estadounidenses cambia su lugar de residencia). 
Esto sugiere que los estadounidenses, en especial los protestantes, no siguen con su religión anterior cuando se mueven, sino que se adaptan a las organizaciones religiosas de su nuevo ambiente. 

La cultura regional en los Estados Unidos parece ser no sólo fuerte, sino también persistente, pero algunos estudios han descubierto una tendencia hacia la pérdida de presencia entre los principales grupos protestantes en los Estados Unidos. Por ejemplo, los baptistas en el Sur, luteranos en la parte superior del Medio Oeste y los mormones en el centro oeste aparecen más dominantes en sus regiones en la década de 1980 que a principios del presente siglo. Los grupos que más han crecido son los Cristianos (genéricamente), los evangélicos, y los congregacionales. Entre las religiones no cristianas cabe destacar el aumento de hindúes, budistas y musulmanes.
La Universidad de Notre Dame du Lac, conocida simplemente como Universidad de Notre Dame, es una universidad privada, católica, de la Congregación de Santa Cruz, ubicada en Notre Dame (Indiana).

jueves, 5 de febrero de 2015

Apuntes de Campo: Valle del Ahijadero (Arona).




En el sur de la isla de Tenerife, en la Comarca de Abona, entre los municipios de San Miguel y Arona, se encuentra el Valle de San Lorenzo o del Ahijadero, que se estructura ocupando una vaguada muy ancha, de escasa pendiente, entre las montañas y farallones rocosos de El Roque, Centinela, Lomo Empinado, Montaña Oroteanda y Montaña de las Mesas de Aldea al este y La Albarda, Igara, Vento y Montaña del Espadal al oeste.
Parte alta del Valle del Ahijadero. Al fondo, el Roque del Conde.
El centro de este valle está ocupado por un extenso campo de volcanes, entre lo que citamos Montaña Quemada, Montaña del Puente, Montaña de Las Tabaibas, Montaña Cambada, La Montañeta y Montaña Los Parlamentos. Como restos de antiguas morfoestructuras, encontramos el Roque de Malpaso y el Roque Abejera.
Todo el ámbito está fuertemente antropizado, aunque en distintos niveles. Además de la urbanización para uso residencial y las vías de comunicación, se encuentran invernaderos en explotación, instalaciones ganaderas, canteras y extracciones de áridos, depósitos de escombros y sectores con restos de cultivos al aire libre, hoy abandonados y llenos de maleza.
Panorámica de la parte baja del Valle desde Mesas de Aldea.
Para visitar aquellos espacios poco humanizados, como la zona de Mesas de Aldea, El Roque, o Igara, tenemos algunos caminos de tierra y algunos senderos de cazadores, aunque el Camino Real cruza por la Centinela y desciende por la Montaña de Las Tabaibas, para adentrarse en el núcleo del Valle de San Lorenzo y salir hacia Túnez.
Los sectores sur y este se encuentran muy degradados, cubiertos por un matorral nitrófilo de diversas especies arbustivas donde domina la aulaga (Launaea arborescens), pero incluso hay grandes llanos sin vegetación
La mayor parte del espacio está dominado por la presencia de coladas basálticas, con alteraciones que dependen de la intensidad de los usos del territorio, desde zonas apenas tocadas, donde podemos observar la morfología de las coladas, hasta zonas sorribadas y con acumulación de gangas debido a la transformación del suelo con destino agrario.
Cardonal refugiado en las laderas del Roque de las Mesas de Aldea. 
Pertenecen en su mayoría a los extensos malpaíses que fueron el producto de las erupciones del campo de volcanes estrombolianos, bien conservados, surgidos al sur del Valle. La mayoría de ellos se alinean según una fisura eruptiva de dirección N–S. Están compuestos por escorias, bombas y lapillis de naturalezas basáltica y han generado coladas “aa” de composiciones basálticas y piroclastos basálticos residuales.
Estas coladas buzan en sentido de la pendiente topográfica. Son coladas, por lo general de potencia considerable, pero la superficie se encuentra muy desmenuzada, con rocas fracturadas, sueltas entre los que hay diferentes acumulaciones de finos, transportados por los procesos de arroyada y depositados por procesos de sedimentación de diferente intensidad y espaciados en el tiempo. Esta superficie, alterada y disgregada es propicia para el asentamiento de un ralo matorral y herbáceas.
En medio encontramos coladas basálticas del potente apilamiento lávico de cerca de 1000 m de potencia, cuya máxima expresión topográfica es el Roque del Conde (1080 m). Está formado por coladas de basaltos muy antiguos subhorizontales de potencias variables entre 50 cm y 4 m. (Roque Abejera).
Hornito asociado a la erupción de La Montañeta.
En general, los suelos son de naturaleza mineral poco evolucionados, de escaso o nulo  espesor, con ausencia de  horizontes estructurales, y abundancia de fragmentos líticos. Son pobres en nutrientes y de baja fertilidad. Esto es debido a que nos encontramos con zonas relativamentes recientes, con baja alteración, y penuria de materia orgánica. El clima, con escasez de precipitaciones y gran insolación tampoco ayuda a la edafogénesis.
Sin embargo, en las vertientes de aquellas zonas más antiguas, los suelos aumentan su espesor y calidad, aunque el primer productor de suelo en esta zona ha sido la sociedad humana, que con sus sorribas y abancalamientos ha contribuido a formar suelos agrícolas que hoy corren el riesgo de degradarse hasta desaparecer, por culpa del abandono.
La vegetación potencial de este espacio está condicionada por su disposición en el área sur de la isla, en la medianía, con unas condiciones climáticas y edáficas ya explicadas con anterioridad.
Matorral de tabaibas amargas y verodes, cerca de Montaña Quemada
La vegetación también ha dependido en gran medida de la eficacia de los usos humanos del pasado de este espacio. El peso durante décadas de la ganadería (existen restos de corrales de ganadería caprina y ovina de suelta por todos los ámbitos que no han sido reutilizados para otros usos), ha condicionado la presencia de algunas formaciones vegetales. La abundancia relativa en la actualidad nos informa de  que los procesos de recolonización vegetal han sido intensos.
Existe un cardonal disperso por todo el ámbito (en especial en aquellas laderas más inaccesibles) que cuenta con algunos ejemplares de  cardón (Euphorbia canariensis), de considerable tamaño, al que acompañan las especies típicas, como balillo (Atalanthus pinnatus), el romero marino (Campylanthus salsoloides) y madama (Allagopappus dichotomus). Dentro de la Unidad Cardón (viviendo en el interior de los ejemplares de mayor tamaño) hay tasaigo (Rubia fruticosa), cornical (Periploca laevigata), duraznillo (Ceballosia fruticosa) y  esparraguera (Asparagus s.p.), aulagas (Launaea arborescens), y, sobre todo balos (Plocama pendula), que, junto con el cardón son la especie que se encuentra presente en aquellos lugares de mayor calidad ambiental, en especial los fondos de barranco como el de Malpaso y el de Igara.
La penca bruja o tunera india es una planta exótica bastante extendida por el sur de Tenerife.
El tabaibal dulce tinerfeño está presente en la Montaña de Oroteanda, donde hay un enclave de tabaibas dulces (Euphorbia balsamífera) mezcladas con otras especies, en especial la tabaiba amarga, balos y magarzas. Las tabaibas dulces están en aquellos lugares donde el abandono ha sido más prolongado. En sus puntos óptimos aparecen especies como el tasaigo (Rubia fruticosa).
En las zonas más fuertemente antropizadas existe un importante verodal (Kleinia neriifolia), hegemónico, que se extiende por los pasillos espaciales donde la transformación ha sido más  sensible, mediante huertas, caminos y otras actuaciones. El acompañante más corriente del verode suele ser la tabaiba amarga (Euphorbia lamarckii) sobre todo en los lugares de peor calidad.
 En las zonas más pedregosas aparece el matorrisco (Lavandula canariensis) y la magarza (Argyranthemum frutescens). También encontramos la ratonera, en paredes, muros, y grietas (Forsskaelea angustifolia), la esparraguerra, (Asparagus umbellatus)  sobre todo en vaguadas protegidas y la gamona (Asphodelus aestivus) en zonas expuestas, y laderas orientadas al sur y al este.
Los antiguos campos de cultivo están ocupados por una mezcla de gramíneas y, sobre todo pencones que ocupan los linderos de parcela. Aún sobreviven algunas higueras.
Al reducirse la vegetación potencial, por intervención humana, el territorio ha ido siendo ocupado por la  vegetación de sustitución, de gran importancia por su complejidad y diversidad, en función de su localización, del grado de alteración del territorio y del tiempo transcurrido desde ésta.
En general, son comunidades arbustivas y herbáceas. En estos matorrales intervienen muchas plantas introducidas por el hombre, como ocurre con la xenófita invasora y competitiva tunera bruja (Opuntia dilenii), en bordes de parcelas y el pencón (Opuntia máxima), que aparece solamente en aquellos lugares en los que se cultivó en el pasado.
Roque de Malpaso, desde su cara sur.
El norte y espacio central del Valle está cubierto por piteras (Agave americana), y por la menos frecuente sisal o henequen (Agave fourcroydes), planta de las que se extraían fibras.
Entre estas especies invasoras que han cobrado un gran protagonismo en los últimos años, hasta el punto de conformar paisajes propios y comunidades de sustitución compuestas por especies exóticas, destacamos el tabaco moro (Nicotiana glauca) y rabogato (Pennisetum setaceum) en solares y bordes de camino y el tartaguero  (Ricinus comunnis)  y el té del diablo (Datura stramonium) aparecen en zonas de rezumes y derrames de agua de riego.
Población del Valle de San Lorenzo. Todavía es posible ver una gran cantidad de estanques en uso. En primer término, la Montaña de Las Tabaibas.