martes, 31 de enero de 2017

La Vegetación del Sahara y sus bordes (FINAL).




VEGETACIÓN DEL BORDE ATLÁNTICO.
El borde atlántico del Sahara es una franja costera de diferente anchura y miles de kilómetros, que va desde el sur de la cuenca del Río Massa, (Tiznit) pasando por Ifni, Tan Tan, Sáhara Occidental y Mauritania, hasta el norte de Senegal.
La influencia marítima aumenta la humedad relativa, suaviza las temperaturas y disminuye la amplitud térmica, tanto diaria, como anual. Esto conduce a una mayor densidad de la cobertera vegetal. 
Playas de grandes extensiones de arena y con un oleaje constante son propias de esta zona litoral. Dakhla. Sahara Occidental.

Las afinidades del paisaje vegetal de esta franja con la flora macaronésica son apreciables, muy parecido al de los pisos basales de las islas orientales canarias. En esas zonas, un elevado número de especies vegetales son comunes y se comparten endemismos.
Algunos autores hablan del enclave macaronésico en África para referirse a esta franja costera entre Agadir y Mauritania, por las relaciones florísticas que mantienen con los archipiélagos de la Macaronesia, especialmente Canarias. 
Curso fluvial del Río Massa, cerca de Agadir. En esta zona comienza el enclave macaronésico continental africano.

El clima de este borde es árido, pero con una incuestionable influencia oceánica (Corriente Fría de Canarias) que suaviza, las temperaturas.
Los vientos alisios, frescos y húmedos, influyen y propician la humedad y las escasas precipitaciones necesarias para la supervivencia de estas comunidades biológicas. 
Ejemplar de dagmús Euphorbia officinarum ssp. echinus, un tipo de cardón dominante en las zonas rocosas con menos afección de la maresía.
Estos vientos soplan paralelos a la costa y apenas se introducen en el interior, debido a la barrera que representa la cordillera del Atlas. 
Las plantas de esta zona tienden a la suculencia, incluso las xerófitas comunes como Acacia radiata o Salvadora pérsica, engrosan sus tejidos para adaptarse a las condiciones de mayor humedad ambiental. Se manifiesta un aumento de los índices de endemicidad, sobre todo en los géneros Limonium y Limonastrium.

Mesembryanthemum crystallinum, barrilla, planta propia de sustratos arenosos y fuertemente salinizados, incluso encharcados ocasionalmente por las aguas del mar.


Entre las suculentas más importantes podemos citar Euphorbia echinus, y Euphorbia balsamífera, que permanecen en los lugares donde el efecto del pulverizado marino (spray marino o maresía) es decisivo. Otra crasulácea que juega un papel destacado en el paisaje vegetal de esta franja costera es Senecio anteuphorbium. También hay matorrales esclerófilos, como el espino blanco (Lycium intricatum), o Rhus oxyacantha.
En zonas litorales tenemos sobre todo plantas típicas del cinturón halófilo costero, como Astydamia latifolia (lechuga de mar), o Zigophyllum fontanesii (uva de mar). Esta vegetación es tanto rupícola (primer ejemplo), como psammófila, en el caso del segundo.
Las plantas psammofilas colonizan las dunas litorales y contribuyen a su fijación y mantenimiento. Salsola sp., cerca de Bir Ganduz.
 
Euphorbia balsamifera se encuentra en diversas zonas del borde occidental, acompañada en algunas ocasiones por un tipo de cardón (llamado dagmús por los nativos) Euphorbia officinarum ssp. echinus. Su límite norte es el río Sous, llegando por el Sahara Occidental hasta la región de Zemmour.
Otra subespecie, Euphorbia officinarum subsp. officinarum (Euphorbia beaumierana), está restringida a algunos puntos del enclave  macaronésico de  la  costa  occidental  de  Marruecos, como Agadir.
Salsola kali es otra de las especies que suele colonizar zonas de arenales, penetrando en el interior.

Sobre los escasos y pedregosos suelos de las hamadas, en el Sahara Occidental, los elementos más característicos son la aulaga (Launaea arborescens), el argán (Argania spinosa), y  Acacia gummifera.
Estas llanuras quemadas y estériles, a veces están cubiertas en sus partes deprimidas y erosionadas de una abundante vegetación herbácea que sirve como pastizal para el pastoreo silvestre.
En lugares pedregosos, siempre que los vientos hayan disminuido y existan sedimentos finos con capas de humus raquíticas, nace tuera (Citrullus colocynthis) y chihh (Artemisia pontica) en sustratos volcánicos pedregosos, y Reseda arabica en zonas más arenosas.
Tuera, una cucurbitácea propia de zonas arenosas e incluso salinas que posee numerosas propiedades medicinales.

En las sebhkas, que son depresiones costeras asociadas a procesos de marismas e infiltraciones de agua salada, encontramos suelos con un gran contenido en cloruros y sodio, que suelen estar colonizados por hierbas espinosas y halófilas del género Suaeda (S.baccata, S.marítima y S.monoica), y Salicornia herbácea. Tenemos algún arbusto ocasional como Halocnemum strobilaceum
La parte más meridional del borde occidental del Sahara, se extiende desde el extremo norte de Mauritania hasta la isoyeta de 150 mm.
Tras los cordones litorales de dunas es posible localizar cursos estacionales de agua en el fondo de los wadis que son capaces de mantener una variada vegetacion. Saquia el Hamra. Sahara Occidental.

Alberga  una  vegetación  frágil  y  poco frondosa. Las lluvias son escasas y muy espaciadas. Aparte de la cubierta herbácea efímera de color verde conocida como  acheb, la vegetación depende principalmente de la influencia oceánica en la zona cercana al litoral, ya que el rocío y las brumas atenúan  el  efecto  de  una  evapotranspiración  muy  intensa. El acheb constituye un pasto de calidad tanto para los dromedarios como para la escasa fauna salvaje.
Aspecto de la zona intermareal en el Parque Nacional del Banco de Arguin, Mauritania.

Entre las especies más adaptadas a este clima se encuentran el sbatt (Stipagrostis   pungens), que forma matorrales;  hâd (Cornulaca  monacantha) y askaf (Nucularia  perrini), quenopodiáceas muy apreciadas por los dromedarios; junto a Calligonum comosum y algunas efemerófitas, plantas cuyo desarrollo completo se realiza en poco tiempo. Las hierbas que acompañan a estos matorrales son Cyperus conglomeratus, una especie lactógena muy apreciada, Farsetia stylosa y diversas fabáceas (Crotalaria  saharae, Indigofera argentea).
En algunos sectores consteros, más alejados del litoral se puede encontrar una vegetación herbácea y arbustiva de cierta importancia. Mauritania.

El gran desarrollo longitudinal de la franja occidental del Sahara, con un  gradiente Norte-Sur que va desde zonas  templadas hasta zonas tropicales provoca una yuxtaposición de especies saharianas y sahelianas.
En algunos lugares puede encontrarse Euphorbia balsamífera, Acacia  tortilis,  Capparis  decidua, Maerua  crassifolia, y Ziziphus lotus. Acacia  tortilis posee una forma característica de sombrilla y su distribución se extiende desde el Sahel hasta el sur de Marruecos.
Azufaifo, uno de los pocos árboles que es capaz de resistir las duras condicones climáticas y edáficas de esta zona.

Por añadidura, la presencia del océano crea un gradiente oeste-este. Las precipitaciones ocultas (brumas y  rocíos) relativamente frecuentes  e  importantes  favorecen  el crecimiento de determinadas especies vegetales en la franja litoral (incluidos líquenes y setas).
En las montañas litorales se puede observar matorral bajo y de hojas carnosas y, sobre todo, herbáceas, la mayoría rastreras y con un sistema de raíces que penetra profundamente en el suelo. 
Saladares de Bir Gandouz en el Sahara Occidental. Afectados por el flujo de la marea; el agua del mar queda retenida o acumulada y va formando lagunas o lagunitas paralelas al litoral que permiten el asentamiento de especies vegetales y una rica avifauna.

La herbácea característica de esta zona es Ipomoea pes-caprae, acompañada con frecuencia de Cyperus maritimus, Traganum moquinii, Sporobolus spicatus, Cistanche phelypaea, Polycarpaea nívea y Cressa cretica.
También  es  posible  encontrar  arbustos  de  hojas  suculentas (Salvadora pérsica), escamosas (Tamarix senegalensis, Tamarix passerinoides) o reducidas (Nitraria retusa).
Algunos wadis, cerca de la desembcadura, forman gueltas en su cauce, charcos donde el agua dulce queda atrapada y que permiten su utilización por animales y personas.

En  las  lagunas  y  en  la  orilla  de  las  albuferas  o  sebkas,  se encuentran especies propias de medios salinos, principalmente quenopodiáceas como Arthrocnemum macrostachyum, Salicornia senegalensis, Salsola baryosma,  Suaeda  vermiculata, Aeluropus lagopoides y Zygophyllum waterlotii.
Conviene destacar que algunas especies vegetales encuentran aquí el límite de su área de distribución, tanto septentrional  (como  es  el  caso  de Avicennia germinans) como meridional: Spartina marítima, una poácea de origen templado. Esto pone de relieve el interés como «cruce biogeográfico de caminos». 
Humedales y zonas inundadas en Saquia el Hamra, en el Sahara Occidental.

La zona marítima alberga  grandes  áreas con  presencia  de hierbas fanerógamas marinas (Zostera noltii, Cymodocea nodosa, Halodule wrightii) que desempeñan  un  papel  vital  en  la  economía  pesquera  y  en  la preservación  de  la  biodiversidad  costera  y  marina  en  general (fauna bentónica, peces, mamíferos y aves).
Costa de Mauritania, cerca del Banco de Arguin.