martes, 25 de marzo de 2014

La vegetación de los barrancos de Arafo (final).




Barrancos y Matorrales.
El sotobosque de estos barrancos araferos es muy rico, formado sobre todo por especies como poleo (Bystropogon canariensis), algaritofe (Cedronella canariensis), geranio (Geranium canariense), reina del monte (Ixanthus viscosus), y cresta de gallo (Isoplexis canariensis), comunes en Los Huecos, Pilones de La Granja y San Pedro, así como la hierba efímera primaveral Romulea columnae, en Las Gambuesas.
Entre los endemismos notables tenemos que citar el bicácaro (Canarina canariensis), y la tacorontilla (Dracunculus canariensis), especialmente abundantes en Las Gambuesas y Los Pilones, donde también la tacorontilla forma tapices continuos y cerrados en las cercanías de Los Frailes, en zonas soleadas y abiertas, en especial aquellos años pródigos en lluvias.
Las enredaderas adquieren un protagonismo propio, como la hiedra (Hedera canariensis), gibalbera (Semele androgyna), corregüelon (Convolvulus canariensis) y tasaigo de monte (Rubia fruticosa ssp. peryclimenum), que crece como una liana trepadora. La hiedra es capaza de tapizar riscos enteros, pero solamente en los lugres donde el aporte de humedad es constante, y en continua lucha con las zarzas.

Tasaigo de monte (Rubia fruticosa ssp. peryclimenum). Barranco de Cosme.

Estas zonas, debido, principalmente a la acción humana, pero también a otros factores, como la topografía, el desnivel, la orientación o las diferencias de precipitación, poseen amplios espacios de transición o ecotonos, donde se mezclan elementos del piso basal, pinar, monteverde, bosques termófilos, comunidades higrófilas y rupícolas, especies de gran valencia ecológica, e incluso elementos introducidos por los seres humanos.
Es el caso del bosquete de “Pinos de Riga” (Pinus sp.) en el Barranco de las Gambuesas, junto al canal de la Galería de Los Zarzales; las omnipresentes zarzas (Rubus ulmifolius), en los fondos de barranco; algunos cañaverales (Arundo donax) y juncos (Juncus acutus) junto a canales y tanquillas de agua. Tenemos que reseñar también numerosos frutales, como castañeros, almendreros, guinderos, nispereros, que son la huella de un pasado donde la comunidad campesina cultivó alimento en todos los lugares disponibles.
Estos matorrales de sustitución, en los que se advierten facies de recuperación de la vegetación potencial de la zona, están más definidos en los bordes de las zonas boscosas. Usan los cauces de los barrancos como corredores ecológicos y ocupan rápidamente campos de cultivo abandonados, escombreras de galerías y hasta viejos caminos poco transitados.

Hediondo o hierba mora (Bosea yerbamora), arbusto más abundante en el pasado, que suele crecer en los márgenes de cauce donde existe cierta humedad. Barranco de Yóquina.

Es posible, en lugares determinados como El Paso, La Canal Alta, Viñas Viejas, encontrar acebuches (Olea cerasiformis), en un matorral dominado por la leña negra (Rhamnus crenulata), lengua de pájaro (Globularia salicina), jazmín de monte (Jasminum odoratissimum) y elementos más nitrófilos como vinagreras (Rumex lunaria) y torvisca (Daphne gnidium), siendo esta última muy abundante en la Chapa del Drago y Lomo los Pérez. Es también en las inmediaciones de Los Frailes donde encontramos algunos ejemplares de rosal del guanche (Bencomia caudata).

Vinagreras (Rumex lunaria), planta nitrófila, muy apreciada por el ganado, especialmente abundante en años lluviosos.

La sabina (Juniperus turbinata ssp. canariensis) se restringe a unos cuantos ejemplares aislados en el Barranco de Añavingo, en Chajayoncha y Barranco de Afoña, cerca del Llano del Narajo.
Otros elementos muy comunes son, el mato risco (Lavandula canariensis), esparragueras (Asparagus umbellatus), en zonas de media ladera. Encontramos granadillos (Hypericum canariense) y codesos (Adenocarpus foliolosus) en los bordes de monte, en zonas soleadas y expuestas. Los granadillos constituyen formaciones cerradas en Lo Carta y Lomo La Montañeta.
Barrancos y Comunidades Azonales.
Los cauces y fondos de los barrancos, los terrenos afectados por las coladas recientes del Volcán de Las Arenas o de la Media Montaña, las antiguas huertas y los riscos están colonizados por comunidades azonales, fuertemente condicionadas por los requerimientos del sustrato.
En los cauces destacar las magarzas (Argyranthemum foeniculaceum), el tajinaste (Echium virescens), la hierbamora (Bosea yervamora), cardocristo (Carlina salicifolia), maljurada (Hypericum grandifolium), rosalitos (Pterocephalus dumetorum) y la chahorra (Sideritis soluta).

Tajinaste (Echium virescens). Barranco de Risco Azul, cerca de Las Arenas.

Los grandes escarpes y fugas están ocupados por especies rupícolas y glerícolas, también llamados casmófitos, que son capaces de vivir en zonas de grietas rocosas, acumulaciones de gravas y laderas inestables compuestas por cantos y bloques.
Entre esta vegetación de riscos podemos destacar algunos sayones como  Greenovia aizoon, Greenovia aurea y Aeonium spathulatum, más abundante sobre los mil quinientos metros, en las cuencas superiores de los barrancos de San Pedro, La Laja, y Media Montaña.

Aeonium spathulatum. Barranco del Charquillo.
Muy común es el gongarillo (Aichryson laxum), que encontramos en zonas de rocas basálticas, desde ambientes cercanos al mar, hasta los montes y cumbres.
En las zonas medias de los barrancos, incluyendo paredes de huertas, destaca el protagonismo del sayón (Aeonium arboreum ssp. holochrysum).

Batatilla (Davallia canariensis), creciendo entre los pinos y sobre las coladas del volcán de Las Arenas (1705).

Entre los helechos más comunes, además de las helecheras (Pteridium aquilinum), encontramos en zonas muy húmedas culantrillos (Adiantum capillus-veneris) y tostonera (Adiantum reniforme) junto a Asplenium trichomanes.
En las coladas históricas del Volcán de Arafo localizamos los helechos  doradilla velluda (Cosentinia vellea), batatilla (Davallia canariensis), además de liquen característico Stereocaulon vesuvianum. También es frecuente el puntero (Aeonium urbicum).

Lavas del Volcán de Las Arenas, en Lo de Ramos. Liquen Stereocaulon vesuvianum. 

Junto a las cerrajas (Sonchus acaulis, Sonchus gummifer), aparecen también la palomera (Pericallis lanata), la cruzadilla (Hypericum reflexum) y el ortigón (Urtica morifolia). La ratonera (Parietaria filamentosa), se instala en cantiles umbrosos muy húmedos y en la entrada de cuevas, sobre materiales muy débiles, como las pumitas, pero también arenas compactadas.

Palomera (Pericallis lanata). Articosia.
El Barranco de Añavingo es muy rico en endemismos, y un verdadero laboratorio ambiental que debería ser mejor conocido por todos los araferos.  De allí merece la pena mencionar Silene berthelotiana, un endemismo del sur de Tenerife y El Hierro; el perejil cabruno, (Pimpinella dendrotragium) endemismo canario, con un fuerte olor característico; la pajonera de Ayosa (Descurainia lemsii) endemismo tinerfeño; y el cabezón de Añavingo (Cheirolophus metlesicsii),  endemismo tinerfeño en peligro de extinción. También destacar el bejeque peludo (Aeonium smithii), un endemismo muy abundante en Añavingo y riscos adyacentes.

Barranco de Añavingo. Cueva de San Agustín.
La flora de los barrancos de Arafo, es rica y variada, con una gran cantidad d endemismos insulares y locales, incluso en sectores que fueron sometidos a fuerte presión humana, pero que en la actualidad, debido al cambio de ciclo económico, se han convertido en huertas y pastos abandonados.

Sin embargo, en general, observamos un aumento de la vegetación de sustitución, e incluso de exóticas (hediondo, tartaguero, venenero, rabo de gato, amapola californiana), que amenazan seriamente a algunas especies endémicas o autóctonas.

Barranco de Añavingo. Sifón de Amanse.

lunes, 17 de marzo de 2014

La vegetación de los barrancos de Arafo.



Buena parte de las zonas más interesantes desde el punto de vista de la vegetación en el municipio de Arafo, se encuentra en sus barrancos. Algunos de ellos, los más profundos, son capaces de albergar relictos de laurisilva, como los de Amance, Añavingo, Gambuesas, Afoña, Los Pilones, o San Pedro, que son bastante hondos en algunos tramos y que conforman la cuenca hidrográfica de Arafo, encuadrada entre los malpaíses de Media Montaña y del Volcán de Las Arenas.
Los pinos ocupan las laderas y lomos orientados al sur, aunque su poder pionero y su gran valencia ecológica lo convierten en un potente colonizador de huertas abandonadas, bordes de caminos y riscos pelados.


Curso alto del Barranco de Las Gambuesas, sobre los mil metros de altitud.
De estos barrancos se obtenían en el pasado múltiples recursos. Se llevaban las cabras a pastar hierbas y ramos; se utilizaban los recursos acuíferos, primero tradicionalmente, aprovechando manantiales, rezumes, eres, pilones, pocetas, y más tarde se picaron galerías; se recogía pinocha, piñas y leña; también se cortaba madera para construir desde canales a edificios; con la madera del follao, acebiño y palo blanco se elaboraban bastones, palos, estacas y mangos para herramientas; del madroño se recolectaban sus frutos; el brezo y el escobón eran básicos para la práctica del carboneo; eran múltiples los usos medicinales de muchas de las plantas que describiremos…hasta se sacaba arena y piedras que fueron utilizadas en la construcción de muchas casas.


Detalle de la corteza del madroño. Añavingo.
En los últimos años, debido al abandono de las actividades agropecuarias, el escobonal, el pinar, el brezal y diversos matorrales (jarales, codesares, granadillares) han colonizado numerosas terrazas de cultivo, dependiendo de la altitud, o de factores locales, como la orientación, la umbría o las condiciones del suelo. Esto es visible en Gorgo, Afoña, Chivisaya, La Granja, Jualdián, Las Vigas y El Cerrillar.
Barrancos y Monteverde.
El monteverde es la formación vegetal que se corresponde con la franja altitudinal de mayor incidencia del mar de nubes, como ya hemos explicado en entradas anteriores (Brumas y vegetación).
Las formaciones vegetales que en Arafo aparecen asociadas a este fenómeno son el fayal-brazal y los reductos de laurisilva de barranco.


Imagen de satélite que capta el tiempo de alisios en Canarias. Mar de nubes en la vertiente norte de Tenerife, afectando ligeramente al Valle de Güímar.
Los brezales (Fayal-Brezal) son comunidades de bosques del piso montano que medran en lugares donde las condiciones ambientales no permiten el desarrollo de la laurisilva.
El condicionante ambiental esencial es una mayor sequía, aunque se  mantiene una cierta incidencia del alisio a lo largo de todo el año. Las precipitaciones son intermedias, de unos 600 mm anuales, concentradas entre los meses de finales del otoño, invierno y comienzo de la primavera.
Otro condicionante palpable es el aumento de la amplitud térmica, anual y diaria, por lo que solamente permanecen aquellas especies más resistentes, como el brezo (Erica arborea) y en menor medida la haya (Myrica faya) que son las especies dominantes en algunos márgenes de barrancos, compartiendo espacio con pinos y escobones. Están muy presentes en los bordes de los Lomos del Pinalete, Abarzo, Jualdián, La Granja.


Mocanes, creciendo sobre los 600 metros de altitud. Chajayonche.
La llamada “laurisilva xérica del sur”  es un bosque en el que participan distintos árboles del Monteverde, como el mocán (Visnea mocanera),  follao (Viburnum rigidum), acebiño (Ilex canariensis), peralillo (Maytenus canariensis)  y palo blanco (Picconia  excelsa).
Mención particular merece el madroño (Arbutus canariensis), un árbol pequeño de hojas grandes, dentadas y con tendencia agruparse en rosetas terminales. Su corteza es extraordinariamente lisa, de color salmón. Esporádicamente puede crecer hasta 15 metros. Suele encontrarse en los bordes de la laurisilva y del pinar mixto, apeteciendo laderas y lomos rocosos.


Madroño creciendo en las laderas orientadas al norte del Barranco de La Piedra Cumplida.
Su distribución ecológica se atribuye a una escasa competitividad, por poseer semillas de muy pequeño tamaño y plántulas de desarrollo lento. Su forma vital le facilita resistencia a la insolación y la escasez de precipitaciones, en lugares que reciben la influencia del alisio.
Esta característica explicaría la localización de los madroñales más importantes de Tenerife en el Valle de Güimar.
En el Barranco de Añavingo, tanto palo blanco como madroño ocupan las laderas orientadas al norte, al noreste y al este, siendo especialmente abundantes junto al Canal de la Galería de Amanse. Los mocanes, escasos y dispersos, se disponen en el fondo, junto a los follaos. En los Pilones de La Granja, los madroños forman bosquetes colgados de los riscos, aún en el dominio del pinar.


Follao. Barranco de Añavingo.
Los acebiños y algunos peralillos se establecen en las laderas de Las Gambuesas y de la Piedra Cumplida, mezclándose en ocasiones con pinos, hayas y brezos, estando también presentes en Amance.
El hábitat especial de las vaguadas más guarecidas y fondos de barrancos más húmedos, umbríos y protegidos, se enriquece con especies propias de la laurisilva.
El aderno (Heberdenia excelsa), es uno de los árboles que se encuentran en los lugares abrigados, que casi siempre se establece aprovechando las grietas húmedas de los riscos situados entre los 600 a 700 m.s.n.m. Eran mucho más abundantes en el pasado y reducido a pocos ejemplares en la actualidad.

Los laureles (Laurus azorica) se encuentran en lugares altos, sobre los mil metros, a media ladera, en zonas de media umbría y orientados al norte, en especial del Barranco de Las Gambuesas y Amance. 


Barranco de Chucarco.