miércoles, 22 de mayo de 2013

Tenerife y el agua: un primer acercamiento.

Sifón de La Laja, Barranco de Añavingo, Arafo. Los sifones permitan al agua cruzar grandes barrancos sin necesidad de acueductos de grandes pilares gracias a la Ley Hidrostática de los Vasos Comunicantes que permite al agua "subir" laderas de montañas y continuar su camino.




Conjunto de estanques comunicados. El agua entra por el más alto hasta el inferior. Se llenan consecutivamente.
 Tirada de Arriba. El Escobonal.

Galería de Los Huecos, Arafo. El caudal llegó a ser tan importante que contaba con
dos acueductos para evacuar el agua desde la tanquilla contador. Al fondo se observa
el cuarto de máquinas.

Salida de agua de la Galería de Tajo, en Arico. La desviación para el aprovechamiento del agua ha conducido a que los lavaderos estén siempre secos. Se han efectuado obras que desvirtúan el conjunto y que conducen el agua por el medio del barranco a través de una tubería de PVC.

Escombrera de la galería Izaña. Barranco de Badajoz o Chamoco. Güímar. Las escombreras se ven sometidas a intensos procesos de arroyada con ocasión de las grandes lluvias que removilizan los sedimentos por todo el cauce del barranco.

Entrada de agua en los antiguos lavaderos de El Sauzal. El entorno ha sido rehabilitado y convertido en un parque.
En este caso, como en otros muchos en Canarias, el agua proviene de una fuente cercana.



Canal Intermedio, a su paso por las medianías de Arico. La construcción  de estas obras de ingeniería que permitían evacuar miles de litros de agua a la hora propició el reparto de caudales por toda la isla y el regadío de extensas comarcas del Sur de Tenerife.

Fuente de la Madre del Agua. Las Lagunetas. Candelaria. Estos pequeños manantiales son testimonios etnográficos y ambientales de gran importancia, que deben ser cuidados y mimados por todos los ciudadanos.



Antiguo canal y abrevadero en El Perdigón, Candelaria.

viernes, 3 de mayo de 2013

Cardones





El cardón (Euphorbia canariensis) es una especie vegetal endémica que se desarrolla en suelos pedregosos y áridos de la Costa y Medianía Baja de nuestras islas. 
El aspecto es inconfundible, con sus brazos en forma de candelabro, la suculencia, la falta de hojas, y  las espinas. Las grandes estructuras sirven de refugio para otras plantas y animales, siendo aprovechado como soporte por diversas especies lianoides, como el balillo (Atalanthus pinnatus), tasaigo (Rubia fruticosa), cornical (Periploca laevigata), la esparraguera (Asparagus umbellatus), e incluso verodes (Kleinia neriifolia). Algunos ejemplares pueden ser muy grandes y desarrollados, de hasta cuatro metros de altura, ocupando superficies de decenas de metros cuadrados..
Constituyen una formación vegetal, en general bien conservada, pero también muy alterada por los procesos de urbanización del litoral y el desarrollo de la agricultura de exportación. Pertenece al hábitat natural de interés comunitario matorrales termomediterráneos y preestépicos.


Los cardones  abundan en las laderas y bordes de los barrancos en los sectores cimeros y abruptos, menos afectados por la actividad humana  Su látex es muy corrosivo y tóxico y fue utilizado en el pasado, por nuestros aborígenes para pescar, mediante la técnica de embarbascar, esto es, derramar la leche de cardón en los charcos dejados por la marea, adormecer a los peces y pescarlos con la mano. También se usó por sus propiedades corrosivas y cáusticas para eliminar verrugas y callosidades, y en pequeñas cantidades, mezclado con aguas guisadas, como purgante, aunque es un uso bastante peligroso, debido a su alta toxicidad. Tenía usos veterinarios, ya que servía para combatir ciertas enfermedades de las ubres de las cabras.
En los momentos de escasez, sus tallos secos se usaban como leña para el fuego, e incluso se utilizaba en los alfares tradicionales para cocer la cerámica.

Florece en primavera y verano. Las flores  se concentran en grupos situados en la punta de los tallos, de color verdoso a gris,  muy pequeñas y poco llamativas. Dan lugar a unas cápsulas canelas donde se encuentran las semillas. Estas capsulas son dehiscentes (estallan de forma súbita, sobre todo debido al aumento de las temperaturas y dispersando las semillas). En la naturaleza se reproducen preferentemente por semillas, pero en vivero se suelen usar tallos que se enraízan y luego se trasplantan.

La adaptación de la especie a los sustratos pedregosos y a las condiciones de escasa humedad ambiental y edáfica conlleva la existencia de un sistema radicular muy desarrollado a fin de afianzarse y alcanzar los sectores más húmedos. 



Cardones de gran entidad superficial cerca de la Montaña de Amogio. Güímar.


Detalle de las flores y los frutos del cardón. Costa de Arafo.




Cardón de pequeño tamaño arrancado de cuajo por la Tormenta Tropical Delta
en 2005. Montaña Grande. Güímar.

Lámina del cardón. Se pueden apreciar las diferentes especies acompañantes.

Cardones sobre basaltos, muy cerca de una plantación de plataneras, entre salados
y balos. Santiago del Teide.

Cardones de pequeño tamaño,bastante secos, junto a tabaibas dulces
y balos, sobre suelos pedregosos, en verano. Costa de Arico


Cardonal en un fondo de barranco formado por grandes bloques desmoronados
de pumitas. Costa de San Miguel.