miércoles, 28 de enero de 2015

Los procesos de trasformación del suelo.(Parte 2)


El paisaje y su subsuelo funcionan como registros que evidencian los procesos humanos acaecidos en la historia, ya sea en forma de erosión o en forma de construcciones.
Las rocas, el suelo, y los depósitos humanos (procesados o manufacturados) se han manipulado históricamente para crear tierras agrícolas, asentamientos humanos o vías de comunicación.

El resultado pueden ser una estructura construida o un depósito difuso en el territorio. Otros resultados pueden ser  excavaciones, que representan el material natural que ha sido eliminado y extraído para un uso humano, como las minas o las canteras.
El flujo de material asociado a procesos humanos de remoción, transporte y deposición son similares a los procesos geológicos de erosión, transporte y sedimentación.

Desmontes para la construcción del cierre del Anillo Insular de autopistas de Tenerife, a la altura de Guía de Isora.

La construcción de viviendas y de infraestructuras

Los restos de moradas excavadas en cuevas artificiales han sido registrados por los arqueólogos con una cronología histórica bien definida. 
Sin embargo, la necesidad del ser humano de construir lugares donde habitar ha dejado una profunda huella en el territorio y en el subsuelo.
Muchas ciudades establecidas desde hace tiempo tienen considerables espesores de suelo artificial, debido a las sucesivas fases de construcción de la vivienda sobre los restos de construcciones anteriores. 

Esto puede dar lugar potencias de muchos metros de tierra compuesta de escombros de construcción e incluso de residuos o, en las grandes ciudades, subsuelos muy heterogéneos, compuestos de alcantarillado, sótanos, túneles de metro, etc.
Esta complejidad del suelo artificial bajo las ciudades comenzó con el inicio de la centralización urbana en la época romana, cuando se construyeron los edificios, las vías de transporte, el suministro de agua y el riego agrícola y la recogida de desechos y agua residual. Por poner ejemplos, la Cloaca Máxima comenzó a construirse en el 600 A.C. y estuvo en uso hasta hace poco.

El Foro Romano se encuentra a varios metros bajo el nivel de la actual ciudad de Roma. Para su construcción hubo que construir una infraestructura de avenamiento (Cloaca Máxima) para desecar una laguna.

En fases sucesivas de desarrollo, los elementos se suman a los anteriores, o en algunos casos se han reutilizado y reciclado, dejando una compleja estratigrafía de depósitos, como desagües, vertederos, pozos, sótanos, cimientos y trincheras entre otras características. 
Desde muy temprana edad, la infraestructura que soporta las viviendas incluye la construcción de sistemas de riego, seguido de canales, carreteras, vías férreas y túneles para el transporte. 

Estos han sido excavados por debajo de la superficie de la tierra, en trincheras a través de montañas, o sobre taludes encima del terreno natural, formando nuevo suelo. A partir de la Revolución Industrial, la escala de estas actividades se ha incrementado y los volúmenes de material ahora movidos durante la construcción de infraestructuras son considerables. 
En Canarias, los depósitos modernos para construcción de carreteras e infraestructuras se compactan para poder soportar obras de ingeniería cada vez mayores. La mayoría de este material acumulado es de origen local o regional (Puerto de Granadilla), aunque en las zonas costeras pueden haber sido importados (Playa de Las Teresitas). 

Playa de Las Teresitas, construida con arena importada desde el Sahara Occidental.

En los últimos años, el volumen de material desplazado por la expansión urbana, la construcción de canales, tranvías, carreteras, autopistas,  túneles y construcción de edificios es significativo, pudiéndose cifrar en varios millones de toneladas.

La explotación de los recursos naturales.

La necesidad humana de minerales, energía y materiales de construcción se ha traducido en la minería y las canteras. 
La importancia relativa de los factores culturales, socio-económicos, políticos y ambientales como motores del crecimiento de la población han incidido en el cambio del uso de los recursos naturales a través del tiempo. 

Restos de raíles y vagonetas sobre la escombrera de la Galería de La Paloma. Güímar.

La existencia de recursos minerales superficiales han generado excavaciones a cielo abierto en el paisaje y han degradado miles de toneladas de suelo fértil que se ha considerado en ocasiones como gangas sin valor.

Las canteras están presentes desde la Antigüedad, en primer lugar para la construcción en piedra (Canteras de Asuán, en Egipto), y más tarde para la extracción de arcillas para fabricar ladrillos, y canteras para extraer tierras cementeras (como las de Pozzuoli), han dejado zonas transformadas a gran escala.

Interior de una Mina o cueva de jable, usada en el pasado para extraer zahorra destinada a los campos de cultivo. Sureste de Tenerife.

Canteras de rocas ígneas y metamórficas son visibles en Egipto (Edfu, Wadi Hammamat) España (mármol de Macael), Italia (Travertino en Tívoli) y por supuesto en Canarias, donde existen canteras para extraer diferentes rocas volcánicas, desde basaltos, a pumitas, pasando por ignimbritas o losa chasnera.

La hidrominería o el aprovechamiento de las fuerzas naturales (agua, gravedad) para descubrir, lavar y derrumbar las vetas minerales), es utilizado por primera vez en la época romana (que la llamaban Ruina montium). Para conseguir las grandes cantidades de agua necesarias para este proceso, fue necesario construir grandes acueductos, canales y embalses en lo alto de las montañas, así como una compleja red de galerías por las que pasaba el agua, arrancando la roca y el mineral de oro. 

Este sistema fue utilizado en Las Medulas, mina de oro romana en el El Bierzo, provincia de León, comunidad autónoma de Castilla y León, donde la evidencia arqueológica generalizada de estos procesos ha estimado que se removieron 500 millones de m3.
Otras muestras de la explotación mineral a cielo abierto, sobre todo para el carbón, hierro y cobre, las tenemos en  Asturias y Minas de Riotinto (Huelva).

Hoyos dejados por las canteras y extracciones de áridos de los barrancos de Fregenal y Chamoco, en Güímar.

La minería en galerías subterráneas se ha traducido en derrumbes y rebajes que han creado hundimientos del terreno natural. Este hundimiento es una prueba del suelo artificial 'oculto'. 
Las labores subterráneas de carbón se llevaron a cabo inicialmente utilizando técnicas de extracción con pilares, dejando al azar patrones regulares de galerías con pilares de apoyo. 
Cuando las explotaciones subterráneas han sido rellenadas con gangas y escombros para la estabilización del suelo, o donde el equipo y la infraestructura han quedado bajo tierra, se crea suelo artificial. 

Vertedero insular de Tenerife en Arico. Estas montañas se han construido apilando basura y áridos para su cubrición.

Los impactos industriales en el subsuelo poco profundo están muy extendidos y surgen no sólo de la infraestructura física asociada a la industria minera, sino también de los procesos químicos y biológicos que subyacen a estas actividades. 
El ejemplo más claro de esto es el Rio Tinto, cuyas aguas rojas se caracterizan por su pH entre 1,7 y 2,5 (muy ácido), con alto contenido en metales pesados: hierro, cobre, cadmio, manganeso. 

En Canarias, la minería en el subsuelo ha sido, mayoritariamente para extraer un recurso mineral escaso y fundamental: el agua.
Desde finales del siglo XIX, la minería del agua en galerías se convirtió en una técnica y una actividad económica, que avanzó a medida que se precisaba agua en los diferentes ciclos económicos canarios y se posibilitó por los avances tecnológicos que permiten la perforación neumática, el entibado de los techos, el uso de explosivos potentes y la  ventilación, así como el transporte de materiales por el túnel hasta su vertido en el exterior, donde se generaron escombreras más o menos grandes. 

Extracciones de áridos. Cantera de Achipenque. Arico.

Otro mineral extraído por la humanidad desde tiempos remotos es la sal. Existen vestigios de la extracción de sal gema a cielo abierto desde hace más de 6.000 años, en el Valle Salino de Cardona siendo uno de sus momentos de auge en época romana. Las salinas de Imón son unas salinas actualmente en explotación, situadas en el valle del río Salado en Imón (Sigüenza, Guadalajara, España). Son las mayores salinas de la zona y durante mucho tiempo las de mayor producción en la península Ibérica. 

A través de los puertos del Mediterráneo distribuyeron la sal, convirtiéndose en un negocio muy lucrativo gracias a su elevada demanda. Era costumbre añadirla en las verduras (de ahí el origen del nombre ensalada) y al vino. Su uso se generalizó pudiendo encontrarse en cualquier mercado romano alimentos ya salados, como el garum

Interior de una antigua galería de agua. La Madre de Arriba. Barranco de Añavingo. Arafo, Tenerife.

La función de conservante de la sal era bien conocida (los celtas ya la utilizaban) y así fue con los salazones de carne y pescados, lo que posibilitó largos viajes por el mar. Pero su uso no quedaba restringido a la alimentación sino que también usaban ingentes cantidades de sal para arrasar los campos, vengándose así de sus enemigos. 

Adquirió tanta importancia que se la comparaba con el “oro blanco”, pagando con sal en algunas ocasiones los servicios de los soldados (de ahí el origen de la palabra salario), incluso se puso el nombre de Vía Salaria a la calzada romana de Roma que parte desde la Porta Salaria de la Muralla Serviana. 

En Canarias, la sal se extraía en salinas, y en todas las islas se pueden hallar restos de las mismas, y algunas en funcionamiento, como las Salinas de Fuencaliente en La Palma; Salinas de Bufadero en Bañaderos, Arucas; Salinas de Bocacangrejo, Salinas de la Florida y Salinas de Arinaga en Agüimes,; Salinas de Tenefé en Pozo Izquierdo, Santa Lucía, (todas en Gran Canaria); Salinas del Carmen en Antigua, Fuerteventura; Salinas de los Agujeros en Teguise, y Salinas de Janubio en Yaiza, Lanzarote.

Salinas de El Carmen, en Fuerteventura.

lunes, 12 de enero de 2015

Geografía de las religiones: distribución, difusión y dispersión.


Cuando analizamos un mapa mundial de distribución de las religiones se revelan patrones interesantes, pero, al igual que todos los mapas, debe ser comentado con precaución.

Las interpretaciones de los modelos mostrados deben tener en cuenta las limitaciones inherentes al mapa y los datos en que se basa.
Estos mapas dan la impresión de que la religión dentro de cualquiera de las partes sombreadas es relativamente uniforme, lo que no es el caso.
La mayoría de estos mapas muestran solamente la religión que prevalece, y no da ninguna indicación de la relación entre las religiones principales y otros cultos menores, o la situación del agnosticismo, por ejemplo.
En este sentido, también ocultan la presencia real del ateísmo en la sociedad, no sólo en términos de la distribución de los ateos y los no practicantes, sino cada vez más, en términos del surgimiento y asentamiento de una sociedad secularizada.

Símbolos religiosos de los aborígenes australianos.
Estos mapas también pueden inducir a error en el sentido de que, mientras que en las grandes áreas puede ser demostrada la presencia de una religión dominante, lo que realmente importa es la distribución de los creyentes, que en algunos países no es uniforme.
Así, por ejemplo, el norte de Australia (una zona de unos dos millones y medio de kilómetros cuadrados), se suele clasificar como animista (la religión de los aborígenes), cuando el total de indígenas australianos no llegan al medio millón, y algunos practican otras religiones.
Por el contrario, Nueva York aparece dentro muchas clasificaciones como una ciudad judía, cuando la población de ésta religión solamente supone millón y medio de personas en una ciudad de nueve millones.

Manifestación de judios apoyando el Estado de Israel en Nueva York.

Otro factor bastante difícil de reproducir en los mapas es la vitalidad religiosa o la adhesión a una religión concreta (la práctica de la misma y en qué grado). Sería un error suponer que cada religión es seguida fielmente por igual por todos sus creyentes en todo lugar, ya que el trabajo de campo revela que existen variaciones muy significativas en cómo la religión se expresa, tanto dentro de la misma como entre diferentes religiones.

¿Cómo surgen y evolucionan las religiones?
El mosaico de religiones mundiales plantea preguntas interesantes sobre cómo se llegó a la situación actual, y cuáles son los factores que influyeron. Claramente, algunos componentes de la distribución son en gran parte endémicos.
Los sistemas de creencias tradicionales están basados en el tiempo de los sueños, en objetos con alma, o en cualquier elemento del mundo natural, y por ello son venerados o temidos como dioses.

Ornamentos litúrgicos preparados para una ceremonia minimista.

Estas religiones son comunes entre las sociedades indígenas y la evidencia arqueológica sugiere que estuvo presente en la mayoría de las culturas antes de las formas más modernas de religión aparecieran.
Otros componentes reflejan la persistencia religiosa en o cerca de áreas donde las religiones aparecieron por primera vez.
El hinduismo ha dominado la India desde su nacimiento, y el budismo conserva su posición en la zona en la que primero se extendió y se transformó en importante.
Un tercer conjunto de componentes refleja la propagación de las principales religiones desde las zonas originales con el paso del tiempo.
El cristianismo es un buen ejemplo, desde su origen en Oriente Medio, hasta la actualidad, abarcando todo el mundo.

Monasterios de Mar Saba, desierto de Judá, israel.

Orígenes, difusión y dispersión de las religiones
Hoy en día la distribución de las religiones no son más que fotogramas de una continua película en movimiento. A escala mundial, dos factores son particularmente importantes para explicar la distribución de las principales religiones en cualquier punto en el tiempo: los lugares donde se originaron las religiones, y los procesos por los que se dispersaron y difundieron sus creencias.
Un aspecto particularmente sorprendente de la geografía de religiones es que todas las principales religiones del mundo se originaron en un área relativamente pequeña en lo que hoy es el suroeste meridional del continente asiático, entre Siria y la India.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, los intentos de explicar tan desconcertante pauta geográfica se basaron en gran medida en el determinismo geográfico, puesto de relevancia por Fiedrich Ratzel y relacionado con la biología evolutiva, el darwinismo social, el organicismo y el vitalismo.

El cristianismo ha equiparado a Jesucristo con el León de Judá, tribu del Rey David, del que Jesús era descendiente.
Esta corriente geográfica  se basa en la suposición de que las actividades humanas están controladas o determinadas por el entorno geográfico. El argumento fundamental es que los aspectos de la geografía física, especialmente el clima, tienen influencia psicológica en la mentalidad de las personas, que a su vez define el comportamiento y la cultura de la sociedad.
A la geógrafa (profesora de las universidades de Clark y de Chicago) Ellen Churchill Semple se le atribuye la introducción de la teoría de los Estados Unidos después de estudiar con Ratzel en Alemania.
Semple, en Influences of Geographic Environment: On the Basis of Ratzel's System of Anthropo-Geography (1911) argumentó que los primitivos habitantes nómadas del desierto de Oriente Medio podían ver el movimiento de las estrellas y los planetas a través de cielos claros. Esto generó en ellos la idea de un orden y una progresión cósmica y pensaron en una sola mano guiando lo creado por este universo ordenado (de ahí el origen del monoteísmo en el Oriente Medio).
También subrayó que la imaginería y el simbolismo de una religión están significativamente afectados por su lugar de nacimiento, por lo que el infierno de los esquimales es un lugar de oscuridad, tormenta e intenso frío, la del judío es un lugar de fuego eterno.

Ellen Churchill Semple

Ellsworth Huntington en sus Principios de Geografía Humana, publicado póstumamente en 1951 sugiere que toda religión está influenciada por su entorno, especialmente el entorno de su lugar de nacimiento.
Como Ellen Semple, también argumentó que los objetos de culto son a menudo determinados por factores geográficos. Así, el dios de la lluvia (Indra), es particularmente importante en la India, donde las lluvias son inciertas, y a menudo catastróficas, y en el Antiguo Egipto, se adoraba al Nilo (Hapy), por razones similares.

Indra, dios de la lluvia hindú.

De acuerdo con esta perspectiva el cristianismo se originó en una región seca, donde el pastoreo era una de las principales ocupaciones y esto llevó a las numerosas parábolas pastoriles de Jesús, como la parábola del Buen Pastor.
El determinismo ya no se considera como creíble por los geógrafos modernos porque pone demasiado énfasis en el factor del medio ambiente y porque hace caso omiso de otros factores, como la forma en que las ideas religiosas cambian a lo largo de su evolución espacio-temporal desde las zonas de origen.
Pero estas primeras ideas eran interesantes e influyentes, y persistió por lo menos hasta la década de 1940.


 
El Buen Pastor.