miércoles, 27 de noviembre de 2013

Etnografía del Sureste de Tenerife.

HORNOS DE AGACHE.  Estas muestras del conocimiento empírico de los antiguos maestros pedreros,  abundan en Agache y se usaban  para secar fruta, para extraer pez  de los pinos o para hacer pan. Arrastradero La Medida.


Vagoneta rescatada de una galería y colocada en el Mirador de Los Frailes. Arafo. El trabajo en las galeríaspermitió la extracción de caudales de agua que ayudaron al desarrollo de la agricultura, el turismo de nuestras islas. En pocos sitios se rinde homenaje a los miles de trabajadores que perforaban la tierra en condiciones durísimas, incluso con riesgo de sus vidas.

Colmenas en el Lomo de Abarzo, cerca de la Canal Alta. Arafo. La apicultura es una actividad tradicional que ha experimentado una cierta recuperación en los últimos años, a pesar de las plagas y enfermedades que acosan a nuestras colonias de abejas.

Horno de Pasacola, Igueste de Candelaria. Poblado del que solamente se conservan sus ruinas, que merecen ser restauradas y el lugar, desbrozado y acondicionado para su visita y disfrute de los ciudadanos.

CAMINO DE LA VÍRGEN DE CANDELARIA, CERCA DE PASACOLA. Este secular camino, que une la La Laguna con Candelaria permitió desde los primeros momentos de la conquista castellana, el paso de peregrinos, gentes, e incluso la propia Virgen desde un punto al otro. Los antiguos caminos de herradura fueron obras afrontadas por el primer cabildo colonial castellano, y su trazado aún se conserva en razonable buen estado entre los núcleos rurales.

Cuarto de aperos en archete, abandonado. Piedras Altas, costa de Agache. Estos cuartos fueron muy comunes en todo el municipio de Güímar, llegando ser incluso bodegas. Su construcción es sencilla y sólida.

ACUEDUCTO EN EL BARRANCO DEL RÍO. SAN JUAN. Estrechamente vinculado a la historia local, debido a sus manantiales permanentes de agua, que favorecieron el desarrollo agrícola de la localidad,  es una importante reserva de vegetación endémica (laurisilva xérica). Estos acueductos seculares permiten aún el paso del agua en este territorio desértico.

Las eras son construcciones donde se trilla la mies. Las numerosas eras que encontramos por toda la isla reflejan la importancia que tuvieron los cereales como alimento básico de los canarios durante siglos. Era de La Crucita. Arico.

Cruz de Icor. Numerosos son los calvarios y cruces que hallamos en medio del campo. Algunas están vinculadas a sucesos luctuosos, otros son hitos que marcan descansos en caminos de peregrinación, procesionales o de enterramiento. Algunas, sencillamente, son elementos que hablan de la fe de la gente común.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Valle de Las Higueras



Todos tenemos un territorio en la memoria donde nos sentimos felices y seguros. Es nuestra particular Arcadia, nuestro Sangri-La, donde nunca envejecemos, somos protagonistas de nuestra vida y sentimos que las cosas que hacemos son realmente importantes.

Para algunos es el Instituto, para otros la Universidad, su primera novia, el primer trabajo, o incluso el servicio militar (para los que lo hicieron). 

Para mi abuelo fueron sus años de juventud cuidando cabras en los montes de Arafo, en aquellos convulsos pero esperanzados años de la Segunda República Española, cuando los cabreros aprendían a leer, asistían a las reuniones de los casinos y pensaron, que, por fin habían dejado de ser los parias de la Tierra, los esclavos sin pan.
Luego llegó la pesadilla de la Guerra Civil, y el fantasma que se abatió en forma de los duros años de la Postguerra. Y cuando el ambiente se hizo irrespirable, y el hambre dramática, mi abuelo emigró a Venezuela.
Pero siempre recordó aquellos años de su adolescencia y juventud con gran cariño. Decía que en aquellos años aprendió todo lo que merece aprenderse, en la escuela, con las cabras, en las viñas y en las bodegas.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Aves de Arafo y sus alrededores


 



Lo mío no es la ornitología, aunque puedo llegar a identificar algunas especies. Hace unos días he tenido la ocasión de conversar con un conocido que controla bastante el tema (el oficio con el que se gana la vida es auxiliar administrativo, pero su pasión es la zoología).
Y me ha contado algo sobre las aves que se pueden encontrar en Arafo y sus alrededores.
Muchas aves se mueven por los sectores de Cumbre, Medianía y Costa con soltura. Las actividades humanas (cultivos principalmente, aunque también los asentamientos urbanos) han perjudicado, en general, a las aves, sobre todo al grupo de rapaces, pero ha beneficiado a los paseriformes y las palomas.
El alcaudón (Lanius meridionalis koenigi), es capaz de vivir desde la Costa, hasta zonas de escobonales y retamares, caracterizada por su color grisáceo y por un antifaz negro. Es una pequeña rapaz, que se alimenta de insectos, lagartos, perenquenes, ratones e incluso otros pájaros. Suele utilizar de despensa las ramas de algunas plantas, donde empala a sus presas. Es capaz incluso, de hacer un reclamo de otros pájaros para engañarlos y poderlos capturar.

Alcaudón. Muy frecuente en el sur más xérico, en Arafo solamente lo he localizado
en las zonas próximas al Roque de La Negrita, en la Cumbre.
La chirrera (Sylvia conspicillata), vive entre tabaibales y cardonales, en zonas bajas de la Costa, especialmente en las zonas de La Hidalga, Chiguerge, y El Cuervo. El caminero (Anthus berthelotii), es frecuente en zonas abiertas de la Pedrera y Barranco de Risco de Tierra, en sectores de cultivos abandonados y desembocaduras de barranco.
En las zonas de monte bajo, zonas de cultivo e incluso en jardines,  es común observar al mosquitero común (Phylloscopus collybita canariensis); mirlo (Turdus mérula), de gran adaptabilidad y alta tasa de reproducción; canario (Serinus canaria), abundante y ubicuo; capirote (Sylvia atricapilla), que precisa de zonas de matorrales altos y arboledas  y el pinzón (Fringilla coelebs), que es mucho más arborícola que los anteriores.

Caminero, entre los herbazales secos de la zona baja.
El búho chico (Asio otus canariensis) es otra de las especies que vuelve a ser común, y es posible observarlo sobre el pueblo de Arafo, haciendo “razzias” nocturnas en busca de roedores en solares y huertas. Sus zonas de nidificación pueden ser antiguos salones y casas abandonadas.
La coruja o lechuza común (Tyto alba ssp. alba), rapaz nocturna, de cara y pecho blancos, sin orejas. Se localiza en la zona baja y medianías, barrancos, acantilados costeros y pueblos y zonas habitadas. Se alimenta de reptiles, insectos, polluelos y roedores.

La coruja vuela en silencio, como un fantasma, con un aleteo pesado. Me solían sorprender cuando en mi juventud tenía que ir caminado a regar de madrugada y las veía atravesando el pueblo. Luego supimos que se alimentaba de los polluelos de los árboles de la plaza.
El cernícalo (Falco tinnunculus canariensis), de hábitos diurnos, es la rapaz con más amplia distribución, gracias a su capacidad para adaptarse a hábitats naturales y humanizados, los múltiples lugares que le brinda la topografía para anidar y la garantía de recursos alimenticios que supone una dieta basada en los lagartos, pero también en grandes insectos (saltamontes), gusanos, ranas, algún roedor y hasta polluelos de otras aves.

El cernícalo es la rapaz más común de nuestro municipio. Es frecuente verla volando y cirniéndose (mantenerse en el aire mediante un aleteo característico) para cazar en cultivos abandonados.
La aguililla o ratonero común (Buteo buteo insularum) es una rapaz diurna relativamente bien representada y una distribución amplia (aunque menor que el cernícalo). Su dieta está basada en el conejo (Oryctolagus cuniculus), aunque no le hace ascos a otros roedores, como el ratón y la rata campestre. Se encuentra bien representado en los altos del Valle (zonas difícilmente accesibles como el Pico del Valle, Las Morras, Barranco de La Laja), delimitando su territorio en diversas zonas del cardonal-tabaibal, laursivilva, fayal-brezal, pinares e incluso áreas de cultivos que posean algún risco donde poder colocar su nido, aunque siente especial predilección por el límite inferior del bosque.

La aguililla es una rapaz de dimensiones medias. Trabaja a nuestro favor, puesto que elimina roedores que se convertirían en una plaga.
El gavilán (Accipiter nisus), es la única rapaz ornitófaga del archipiélago y parte de sus presas son capturadas en las zonas de cultivo limítrofes con el borde inferior del bosque, en especial palomas, pero también paseriformes.
Suele establecer sus territorios en áreas de pinar mixto y laurisilva, aun cuando este tipo de vegetación haya sido parcialmente alterada a consecuencias de repoblaciones con ciertas especies foráneas (Pinus sp., Castanea sativa). De hecho, en ocasiones el nido es construido en alguno de estos árboles.
Otras especies frecuentes y de interés cinegético son: la perdiz moruna (Alectoris barbara), frecuente en todo tipo de ambientes, desde las zonas esteparias hasta los bosques, aunque con querencia a laderas y barrancos abiertos. Es común verla en las zonas de las coladas históricas del Volcán de Arafo. La tórtola común (Streptopelia turtur) es muy frecuente en los últimos años (incluso nidifica en los árboles de las plazas del pueblo).
El cumbrero o pinzón azul (Fringilla teydea) se encuentra con cierta facilidad en los pinares de Arafo, sobre todo en Los Lomitos, Orticosia y en los sectores de cumbre (Ayosa, Ayesa), desde donde puede pasar con facilidad a los retamares, aunque es capaz de descender hasta los mil metros de altitud, siempre y cuando existan pinares o sotobosque de escobones, habiéndose constatado que no se instala en los pinares repoblados hasta los 30 años de la plantación.

Pinzón azul. Una especie bastante más común de lo que se piensa. Suelo verla en los miradores, cerca de las papeleras, buscando algún pedazo de bocadillo abandonado.
El pájaro de monte o pinzón vulgar (Fringuilla coelebs), se ha diferenciado en distintas subespecies, estableciéndose la ssp. tintillon en Tenerife. Los altos de Güimar y Arafo son la única localidad del Sur en las que se ha citado. Aunque su ambiente más característico es la laurisilva y fayal-brezal, coexisten con el pinzón azul en el pinar mixto y ocasionalmente en la vegetación de transición entre el piso basal y montano. Yo no los he visto nunca por los pinares, pero si recuerdo que en las zonas de laurisilva de Anaga es bastante abundante.
El chirrero o herrerillo común (Parus caeruleus teneriffae). Es la especie que más se ha diferenciado de la avifauna insular, distinguiéndose cuatro subespecies. En el Valle está bien distribuida debido a la gran adaptabilidad que posee. Se pueden observar desde las zonas más xéricas de la costa, por donde penetra a través de los cauces de barrancos con balos, hasta el matorral de alta montaña. También son capaces de habitar en los pueblos alojándose en los parques, jardines o arbolados.
El papito o petirrojo (Erithacus rubecula) es más abundante en la parte Norte de la Isla, por lo que en el Sur aparece asociado a área húmedas ocupando zonas de laurisilva, fayal-brezal, pinares y cultivos en el borde del bosque. En los pinares de la zona Sur es bastante escaso, salvo en lugares relativamente húmedos, como barrancos con abundante vegetación. Yo lo he visto en Chamoco, pero también en el Barranco de las Gambuesas y Añavingo.

Petirrojo o papito (el txantxangorri vasco), una especie poco dada a dejarse ver.
El hornero o mosquitero común (Phylloscopus collybita) se encuentra en formaciones boscosas, con brezos y escobones en el sotobosque, aunque no le hace ascos a entrar en jardines y parques.
La banderita o reyezuelo canario (Regulus teneriffae), es muy raro en los bosques del valle, siendo más abundante cerca de la Dorsal y la vertiente norte. Ocupa zonas de fayal-brezal y laurisilva, aunque su hábitat natural lo constituyen el pinar mixto.

Banderita. Recientemente ha sido determinada como una especie diferenciada del reyezuelo sencillo.
El canario (Serinus canaria), es una especie abundante y bien distribuida. Su hábitat predilecto lo constituyen las zonas de cultivos y el borde del bosque, pudiendo ocupar áreas de pinar abierto, cardonal-tabaibal y matorral de alta montaña. A veces se le puede ver en parques y en laurisilva alterada.

Canario sobre la cepa  de una viña.
El pájaro pollo o gorrión moruno (Passer hispaniolensis), habita en parques y jardines de las ciudades, edificios, cultivos, y es un ave antropófila, introducida en Canarias y que ha desplazado a especies como el gorrión chillón, ocupando sus nichos ecológicos. Se alimenta de granos, semillas, frutos, desperdicios de comida y también insectos y larvas. Construye un nido de hierbas secas que rellena de plumas. Suele emplazarlo bajo aleros de tejados, huecos de paredes y árboles de parques y jardines.
El tabobo o abubilla (Upupa epops), es una especie parcialmente migratoria, permaneciendo una pequeña parte de la población durante todo el año. Típica de ambientes xéricos del Sur y zonas de cultivo, también frecuenta los bosques pero en menor medida y era más abundante en el pasado. En la cabeza,  luce una llamativa cresta de plumas o moño que se abre en forma de abanico cuando está alarmada. Se la puede ver desde el nivel del mar hasta los 1800 metros de altitud. Su dieta se basa fundamentalmente en insectos, gusanos y larvas. Gracias a su largo pico con forma curva, pueden explorar el terreno y materia vegetal en busca de alimento.

La abubilla es una especie insectivora que cumple también una gran labor dentro del ecosistema. Muy escasa en la actualidad, antes era común verlas realizando sus rituales de apareamiento en los cantero y bordes de camino.
La alpispa (Motacilla cinérea canariensis), ha visto mermada sus población por distintas razones al ser una especie dependiente del agua y zonas encharcadas, por lo que la desaparición de sus hábitats preferidos, el agotamiento de los manantiales y aguas en cauces, la instalación de tuberías y la disminución de charcas en el entorno agrícola, la ha perjudicado. Nidifica en agujeros de muros o taludes, grietas de rocas, entradas de cuevas, próximas a zonas húmedas o encharcadas. El nido aparece amplia y delicadamente recubierto de pelos. Es característico el continuo movimiento vertical de su larga cola. 

Alpispa, en un bebedero. Para los campesinos, la aparición de alpispas volando bajo y saltando en las calles era seña de lluvias próximas.
La andoriña o vencejo unicolor (Apus unicolor) es un endemismo macaronésico, en los archipiélagos de Madeira y Canarias. Es  parcialmente migradora, pues parte de sus poblaciones no abandona las islas.  De los que emigran, los cuarteles de invierno, son seguramente africanos. Nidificante en Canarias, en todas las islas e islotes, pero su abundancia varía notablemente de una a otra; así, mientras en Gran Canaria, La Palma La Gomera y Tenerife resulta común, en Fuerteventura y Lanzarote es rara y se encuentra muy localizada.

Es fácil observarlo en todo tipo de ambientes, desde la costa hasta la alta montaña (por encima incluso de los 3.000 m s.n.m., incluyendo bosques de laurisilva, pinares, cultivos y ciudades.
Nidifica en grietas de barrancos y acantilados, así como en edificios en diverso estado de construcción, tanto en la costa como en el interior de las islas.
AVES AMENAZADAS.
Los factores de amenaza más importantes, en general, para la población de aves son diversos y variados, pero, en general se pude decir que la destrucción del hábitat y la proliferación del uso de venenos que eran ingeridos por las aves, unas veces de modo casual, otras veces porque en ciertas capas de la población se consideraba que existían algunas aves dañinas (rapaces, granívoras).
Las actividades económicas desarrolladas en la isla (tales como la ganadería, el sector agrario, la construcción de barcos y casas), causaron la destrucción (bosques termófilos) y la fragmentación de los pinares y zonas de Monteverde.

El uso masivo de insecticidas en los años cincuenta para combatir las diferentes plagas de langostas (Schirtocerca gregaria) que llegaron a Tenerife (una especialmente virulenta en el Valle de Güímar fue la de octubre-noviembre de 1958), tuvo consecuencias negativas para la población de aves.
En la actualidad, la escasa extensión del  hábitat,  la fragmentación de los espacios naturales debidas a la construcción de infraestructuras (autopistas) y los volados de los tendidos de alta tensión (rapaces y grandes aves), suponen factores constantes de amenaza para las aves
Los incendios forestales son una gran causa de mortandad, en especial para aquellas especies que dependen del bosque (gavilanes, pico picapinos, reyezuelo, pinzones, herrerillo). Aunque los pinares canarios tienen la capacidad de recuperarse de los efectos del fuego en un tiempo relativamente corto, un incendio de grandes dimensiones compromete enormemente la supervivencia de las poblaciones residentes aves (sobre todo si se produce en momentos de nidificación o con polluelos), dañando los efectivos poblaciones y reduciendo la calidad del hábitat.

El uso y abuso de venenos cada vez más complejos y potentes conduce al envenenamiento, casual o intencionado de numerosas aves.
El pequeño tamaño de algunos contingentes (por ejemplo el reyezuelo o el pájaro moro), y su carácter fragmentario es un importante factor de amenaza, ya que cualquier cambio aleatorio, tanto intrínsecas (demográficas o genéticas) como extrínsecas (cambios ambientales) pude llevar a la desaparición de los grupos poblacionales.
Los efectos que la depredación ha tenido sobre diferentes especies de aves, en especial algunas palomas y los paseriformes, han sido notables.
Particularmente  nocivos han sido los gatos asilvestrados, siendo un importante factor en el declive de la población  de algunos paseriformes, como los pinzones, el reyezuelo, y de otras especies que nidifican en el suelo como el las palomas de la laurisilva, las pardelas, el caminero o el tabobo. Sin embargo, el principal alimento del gato, obviando los invertebrados que aportan poco alimento (pero que también pueden ser depredados), lo constituyen los mamíferos (conejos principalmente, algunos ratones e incluso musarañas), seguidos de los reptiles.

Los incendios forestales arrasan con todo a su paso y transforman las condiciones ecológicas durante periodos de tiempo más o menos largos.

Nota: Las fotos que acompañan este artículo las he sacado por entero de la Red.



lunes, 4 de noviembre de 2013

Castañeros en Arafo.



Este año he cumplido con la tradición de ir a buscar castañas a Gorgo, coincidiendo con los días de Todos Los Santos y Fieles Difuntos. El año pasado me retrasé y me robaron las castañas, así que decidí ser más madrugador. 

La castaña ha sido un fruto tradicional en los otoños de Arafo, asada, guisada, en fritango o con pescado salado, acompañadas de vinos jóvenes. Lo que hoy consideramos como una delicatessen, fue en tiempos pasados un alimento básico que ayudaba a pasar la escasez de alimentos del otoño. Sin embargo, la pertinaz sequía que nos acompaña desde hace un par de años y la progresión del abandono (unido a la proliferación de amigos de lo ajeno), han tenido como consecuencia unas cosechas cada vez más escasas.
El castañero (Castanea sativa) es un árbol caducifolio, de tronco robusto y copa amplia, que puede alcanzar fácilmente los 20 metros de altura. 
De gran longevidad, en algunas zonas de Europa y la Península Ibérica se le atribuyen miles de años a algunos ejemplares.

Castañero. Grogo. Altos de Arafo, sobre los 900 metros de altitud.
Se distribuye de forma natural por la región mediterránea, desde la Península Ibérica hasta el Cáucaso; se extiende por el norte hasta el centro de Europa y por el sur hasta Argelia y los montes mediterráneos de Marruecos. Al parecer procede de Asia Menor, desde donde fue llevado a Grecia en el siglo V antes de Cristo y se cree que fueron los romanos quienes lo dispersan por Italia, Córcega, Cerdeña, Francia y España. 
La palabra “castaña” procede del griego kastanion karyon, que significa “nuez castanaica”, nombre con el que se conocía el fruto de este árbol cultivado desde tiempos remotos en Kastana, una ciudad del antiguo reino de Ponto situada a orillas del Ponto Euxino, el actual Mar Negro. 

Hoya con castañeros. Se suelen mezclar con otros frutales tradicionales, como perales o almendreros.

El castañero ha sido de gran utilidad, con una larga historia acompañando a las civilizaciones europeas, y la castaña ha sido el alimento básico en algunas zonas de la Europa templada, como Galicia o Córcega.
Los bosques de castañeros actuales, mantienen una dinámica seminatural, puesto que cada vez se les prestan menos prácticas culturales y se sitúan en sectores pobres de laderas y pendientes en buena parte de la cuenca mediterránea y zonas montañosas de la Europa templada.

Hojas del castaño, lustrosas, brillantes, recién brotadas durante la primavera.

Su madera es dura pero ligera, resistente y de gran durabilidad, por lo que es muy apreciada en la construcción de muebles finos, ebanistería y carpintería en general. Especial mención merece su empleo en la fabricación de barricas y toneles, siendo casi tan apreciada como la madera del roble, especie emparentada con el castaño (ambas pertenecen a la familia de las Fagáceas). Solamente tiene un pero, y es su gran capacidad de absorción, por lo que se dice que la barrica de castaño “bebe más vino que el amo”.

Flores de castaño. Finales de la primavera.

Su flexibilidad y resistencia la hace muy adecuada en cestería y para fabricar herramientas del campo. En medicina popular, la infusión de las hojas se emplea por sus propiedades expectorantes, antitusígenas, astringentes, antidiarreicas, antipiréticas y antirreumáticas. Antiguamente se recomendaba para tratar la tos ferina. 

Erizos apañados, tanto del árbol, como del suelo.
La corteza es astringente y también se usa para curtir pieles. Con la cáscara de los frutos y las hojas se prepara un champú natural que sirve para teñir los cabellos rubios, y las flores se utilizan para aromatizar el tabaco de pipa. 
Los castañeros llegaron a Canarias en época muy temprana, casi con los primeros conquistadores de La Gomera y El Hierro, aunque hay quien dice que pudieron llegar incluso con los primeros normandos. 

Castañas, después de sacarlas de los erizos. La mezcla de variedades en árboles contiguos da como resultado que sea muy raro recoger cosechas uniformes.
Desde épocas tempranas de la colonización europea,  se tiene conocimiento de su existencia en Gran Canaria y La Palma. La introducción del castaño en Tenerife debió ser algo posterior, y al parecer se utilizó para repoblar las zonas de Monteverde que habían sido taladas por las hachas de los conquistadores. Ocuparon entonces las laderas de las comarcas de Acentejo y Taoro.
En Arafo, las zonas donde aún se encuentran castaños, se sitúan en una franja localizada entre los 500 metros de altitud hasta los 1.500, aunque la zona de óptimo es la banda de los 900 metros de altitud. La variedad más común es la denominada “Arafera”, una castaña muy grande e irregular, dulce y excelente para asar e incluso para comer en crudo.  

Erizos vacíos. Se dejan en la tierra, para que se pudran y mejoren la fertilidad del suelo.
Los que se encuentran a una mayor altitud son los de la Morra de las Piedras y Lomo de los Chochos, a más de mil quinientos metros, sobre Chivisaya y Media Montaña. 
Después los localizamos en formaciones más o menos compactas, en Lomo Redondo, Gorgo Ajafoña y Los Loros. También los encontramos en La Granja, El Pinalete, La Planta, Las Vigas e incluso en zonas ganadas al Volcán de Arafo, en Lo Ramos y Perdomo, en su menor altitud.
Especial atención merecen los castañeros de Las Arenas, sobre los 1300 metros, cultivados en los campos de lapilli (picón oscuro) generados por la erupción del Volcán de Arafo en 1705.

Y este es el fruto final de tanto esfuerzo. Como dice la gente de antes. "Esto no es pago con dinero", pero sí con la satisfacción de mandarse un buen fritango.