martes, 21 de octubre de 2014

¿Ciencia del paisaje o geografía del paisaje?



El carácter independiente de la investigación del paisaje como disciplina científica  suscita una fuerte controversia.  
Entre los argumentos para considerarla como una ciencia separada hay caracteres que la separan de los puntos de vista metodológicos de la geografía:

a) El análisis subjetivo, que sostiene que el carácter independiente de la investigación del paisaje está determinado por la forma en que los investigadores llevan a cabo  su trabajo. 
b) El análisis objetivo, que existe en dos variantes: 
La denominada variante sustancial, que insiste en el carácter específico  del paisaje como objeto de conocimiento.
La denominada variante metodológica, haciendo hincapié en el carácter específico de la metodología de la investigación del paisaje. 

El análisis subjetivo tiende a ser aceptado por algunos autores occidentales, que representan diversas orientaciones en la ecología del paisaje contemporáneo, ya que tratan a los supuestos de la investigación del paisaje de manera instrumental, (filosofía del pragmatismo radical). 

Nuevos diseños, respetando y ajustándose a lo preexistente. 

El análisis objetivo, requiere supuestos metodológicos más enérgicos. La más dinámica de sus versiones asume aceptar los supuestos ontológicos que establecen que  el paisaje es una sustancia, cosa, u objeto real.  
Este objeto es entendido como un complejo (Geosistema), jerárquicamente ordenado, capaz de ser investigado, donde las partes están contenidas en el rango de nivel superior.  

La postura más tradicional del análisis objetivo asume que no es el objeto en sí mismo (el Geosistema en su conjunto) el sujeto de la investigación del paisaje, pero sí algunas de sus características y sus relaciones con otros objetos. 
En este caso, la atención de los investigadores se centra en la interactuación  entre los elementos seleccionados, por ejemplo entre los componentes individuales de la naturaleza o entre la naturaleza y la sociedad.  

Los paisajes urbanos en países desarrollados.

La variante metodológica, sostiene que el carácter independiente de la investigación del paisaje geográfico es determinado, sobre todo, por los métodos de investigación, haciendo hincapié en la ordenación de los fenómenos en el espacio. Un ejemplo de tal enfoque es el trabajo dedicado a las zonas paisajísticas del mundo. 

El planteamiento del geosistema como objeto de análisis sustancial es el intento más consistente en la delimitación del campo investigación  de la geografía. 
Sin embargo, aún no ha sido suficientemente especificado, por lo que la noción de geosistema y paisaje sigue siendo definida de varias maneras.

En cuanto a los resultados cognitivos de la geografía del paisaje, dos puntos de vista están surgiendo.  
El primero, más tradicional, está representado por los defensores del llamado descriptivismo, que subrayan el alto valor de la descripción cognitiva que incluye recopilar, ordenar y clasificar los datos. El punto de vista de descriptivismo se expresa mejor con la idea de regionalización como resultado de la investigación.  Esta idea, enfatiza la singularidad de las combinaciones de los elementos naturales, ha estado presente en a geografía siempre, incluso en nuestros días.  

Estudios de evolución del paisaje. Barrio del Carmen. Arafo. 2012.

El otro punto de vista se llama teoreticismo. Si bien se acepta el valor de la descripción cognitiva, sus defensores buscan formular teorías generales que expliquen el funcionamiento del paisaje en el conjunto terrestre. 
La variante restrictiva exige teorías del paisaje que incluyan leyes científicas, como en las ciencias naturales exactas.  

La variante liberal exige teorías con declaraciones de carácter general, basada en hechos y experimentos, para hacer posible diseñar modelos y formular pronósticos.  
La tendencia a elaborar una teoría del paisaje está arraigada entre los investigadores que enfatizan el origen físico-geográfico de la disciplina y sus relaciones con otras ciencias naturales. 

La noción de la zonalidad de los sistemas de paisaje, originaria del S. XIX, en los escritos del ruso Vasili Dokuchayev (geógrafo y padre de la edafología moderna) y todavía desarrollada por los geógrafos físicos, es un ejemplo de una teoría general que satisface los planteamientos del teoreticismo liberal.  

El paisaje, como un mosaico donde sus teselas deben ser analizadas por separado, para volver a ser integradas en el conjunto.

En los intentos más recientes para crear una teoría del paisaje a través de la construcción de modelos empíricos, basados en la aplicación de conceptos tomados de las ciencias físicas. 
Para obtener datos cuantitativos de verificación, que posibiliten la homogeneización de todos los componentes investigados se utilizan indicadores físicos y químicos. Este enfoque analítico ha sido tachado por muchos geógrafos como reduccionista.  

En el caso de la geografía paisaje el análisis es instrumental e integrado, sabiendo que un paisaje es más que la mera suma de sus componentes por separado.
De modo análogo a como un médico utiliza los resultados de radiografías, análisis de  fluidos corporales, investigación genética y otras pruebas, para obtener un diagnóstico del paciente, sin ser necesario reducir el organismo humano a un conjunto de elementos conservados en matraces y probetas. 

La geofísica del paisaje es especialmente útil en los estudios previos a la recuperación de zonas degradadas.

Los defensores de la investigación de las características químicas o físicas del paisaje están a veces considerados como representantes de distintas disciplinas: la geoquímica del paisaje y la geofísica del paisaje, variantes de la geografía del paisaje utilizando una especial metodología de la investigación, con exponentes como el ruso Berutchachvili, o los españoles Josep Panareda, Eloy Molina Ballesteros o Manuel Viladevall.

Comprender el comportamiento físico y químico de los elementos que componen el paisaje en el  nivel básico de organización de la naturaleza, es fundamental para explicar el estado y comportamiento del paisaje a través de las leyes de las ciencias exactas. 

Los defensores de esta forma de definir los fenómenos del paisaje representan la explicación nomológica, es decir, la explicación de los acontecimientos como manifestaciones de leyes científicas.  En la geografía del paisaje este punto de vista es menos radical que en la hidrología, la climatología o la geomorfología dinámica.  

Las zonas áridas son verdaderos laboratorios para el estudio de procesos geoquimicos y geofísicos que intervienen en el paisaje.

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