domingo, 15 de diciembre de 2013

Libros Secretos





En estos días de fríos y de lluvia intensa, apetece la conversación en casa tomando té o café caliente y el reencuentro con viejos amigos que viven fuera y regresan por Navidad. Uno de ellos está elaborando un trabajo de investigación sobre literatura secreta y maldita y en el transcurso de sus indagaciones encontró datos acerca de un curioso libro.

El libro en cuestión es la obra de un norteamericano (no se sabe muy bien si canadiense o estadounidense), que la escribió posiblemente entre 1965 y 1970, pero que nunca se llegó a publicar, por un pleito entre el autor, su editor y un agente literario.

La leyenda cuenta que el autor, llamado Alfred Leonard Siebourn (posiblemente un seudónimo, puesto que el más absoluto secretismo rodea a este escritor), destruyó todas las copias y solamente conservó un manuscrito escrito a lápiz, que reescribió en una máquina de escribir Olympia DeLuxe SM9, y que luego pasó por una multicopista y distribuyó de manera personalizada, a su círculo de familiares, amistades y conocidos.


La lectura de libros poco sanos puede llevar a la locura y al alejamiento de la realidad. Grabado de Gustavo Doré para una edición del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha.


Al parecer el problema es que, cada vez que copiaba un ejemplar, solía rehacer partes de la novela, por lo que se cree que no hay dos copias iguales. Algunos dicen que no existen más de trescientas copias, y otros que no superan las cien en todo el mundo. No se sabe exactamente cuántas páginas tiene, aunque la horquilla se encuentra entre 200 y 230.

La historia es un feroz alegato anticolonialista y una crítica al eurocentrismo y al imperialismo, muy de su época, con alusiones a las drogas, las guerras de liberación, la eliminación de los antiguos sistemas jerárquicos y de valores, la plena emancipación femenina, el fin de la segregación racial, la crítica a la "buena educación", y la preocupación por los problemas ecológicos. 

La trama se desarrolla en una isla atlántica durante la segunda mitad del siglo XIX, justo en el apogeo de la época victoriana y del dominio británico sobre los mares.


Inglaterra fue la dueña de los mares durante todo el Siglo XIX, no sólo desde el punto de vista militar, sino también comercial. Clipper, utilizado en el comercio, en especial en el Pacifico y mares de China y Japón. Era uno de los barcos preferidos por los contrabandistas de opio.


El argumento es el que sigue:

Un joven y empobrecido caballero inglés, Sir Osbert Briggent, de unos veinticinco años de edad emprende un viaje, acompañado de su madre viuda (Lady Ethel Briggent), una refinada, clasista y pudorosa poetisa a ratos libres y apasionada lectora de novelas rosas.
Su destino es una isla situada en el Atlántico a la que se le da, a lo largo de la novela, al menos cuatro nombres: Spring Island; Temptress Island; Isla de las Mareas y Blissed Island. 

La isla descrita es de orografía complicada y montañosa, con numerosos barrancos y bosques de extrañas especies vegetales


Durante las primeras páginas, Osbert, que cuenta el relato en primera persona, describe su malestar por verse obligado a dejar el tórrido romance que mantenía con una joven de familia burguesa, con la que estuvo a punto de dejar su soltería. También recuerda con nostalgia su estancia en la Universidad de Cambridge, donde estudió ciencias naturales, en el Saint Catharine's College, del que lleva orgulloso su chaqueta y bufanda.

El motivo del viaje es hacerse cargo de la herencia que le había legado su padre, un mayor del Regimiento 24 de Infantería (The Bengal Tigers), que fallece durante la Guerra Zulú, en Sudáfrica, en la Batalla de Isandlwana. 

El mayor y baronet Corentin Briggent había estado desde muy joven en la India, durante la Segunda Guerra Sij y el Motín Indio. El Regimiento había permanecido en varias posesiones insulares británicas como Mauricio, Andamán o Malta. Una de sus compañías de infantería fue destinada en Temptress Island durante cinco años, con Briggent como oficial en jefe. Durante su estancia en la isla, había realizado algunos negocios, que le permitieron convertirse en un acaudalaldo terrateniente.



La derrota de Isandlwana fue un duro golpe para los británicos durante la Guerra Zulú. El 24 Regimiento fue casi aniquilado.

Debido a la declaración de cuarentena por una epidemia de fiebre tifoidea, madre e hijo deben permanecer en la isla durante algo más de un año. Mientras aprovechan para alternar con la alta sociedad insular e intentar vender sus propiedades a buen precio. Durante tan larga estancia, Osbert se enamora de una madura viuda criolla (Lady Elyse).

El joven pretende escribir un tratado natural sobre la isla, siguiendo el ejemplo de sus admirados Humboldt, Darwin y Wallace, por lo que realiza continuas excursiones al interior de Temptress Island, acompañado de guías locales. Los resultados de sus expediciones son plasmadas en un cuaderno, junto con otras vivencias e impresiones, a modo de diario.

La novela describe paisajes que se parecen mucho a los de la isla de Tenerife, incluso al parecer, hay un capítulo dedicado a sus escarceos amorosos con la susodicha viuda en que se describe con todo lujo de detalles una playa que bien podría ser la de El Médano, Montaña Roja incluida (Redmound se llama en la novela). Otros topónimos que nos suenan familiares son Christian Bay, Holy Cross, Pooltown. Se dice que el autor vivió en los años sesenta en Tenerife y que trabajó como guía para una agencia de viajes.



La experimentación con drogas se convirtió en habitual para muchos creadores, desde Poe hasta Kerouac, pasando por Huxley, Valle Inclán o Philip K. Dick.

La obra no deja de tener pasajes escandalosos, como el camino que sigue Osbert, desde su inocencia victoriana a un estado de abandono libertino al alcohol, drogas y perversidades sexuales de todo pelaje, conducido por Lady Elyse Birdwhistle. Otra escena particularmente dura es la matanza de varios jóvenes nativos a manos de un pelotón de soldados británicos. 

Por supuesto me interesé instintivamente por el texto, y pregunté a mi interlocutor cómo conseguirla. Entonces viene lo más tenebroso del asunto.

Nadie sabe cómo se accede a un ejemplar del libro. Se rumorea que alguno de los poseedores invita personalmente a un lector y le entrega su manuscrito, en un lugar seguro, sin teléfonos, cámaras, fotocopiadoras, ordenadores, micrófonos, lápices o blocs de notas y, en varias sesiones, el libro es leído por el iniciado.


Las ruinas de una vieja abadía de la época española son el escenario de una de las más escabrosas escenas de la novela.



El nuevo invitado pasa a formar parte de un selecto club de lectores de un libro que no volverá a leer jamás. Solamente los poseedores pueden releerlo cuantas veces quieran. Circulan algunos resúmenes que se nutren de la memoria de algunos lectores, que los distribuyen de manera anónima.

Otro enigma es el título del libro. Algunos dicen que es Historia Natural de la Mágica Isla de Las Mareas, otros que se llama solamente Eléboro (el nombre de una planta tóxica que desencadena el final), aunque este amigo me ha contado que él cree firmemente en que su título es El Cuaderno Olvidado de Elyse Birdwhistle

Siebourn, en el prólogo, relata que, durante la II Guerra Mundial, en el desescombro de una casa bombardeada durante el Blitz de febrero de 1941, en el distrito de South Bank, se encuentra un baúl intacto, que permanece cerrado años en un almacén de Baker Street, a la espera de ser rescatado por alguien. En 1947 es subastado y el comprador, vende todos los objetos que contenía (eran numerosos libros y revistas antiguas), incluidos 12 cuadernos de tapa dura, llenos de una escritura serena y apretada y con algunos dibujos de árboles, flores y animales. Siebourn adquiere estos cuadernos en un tenderete de libros viejos y usados en Cecil Court, durante el verano de 1961 por 42 libras. De inmediato los lee y empieza a reelaborar el texto usando la historia de los cuadernos.




Vitral de la Capilla de Saint CatharinE College, en Cambridge.


Siebourn utiliza un artificio que no es nuevo. Lo usó Umberto Eco en El Nombre de La Rosa e incluso Miguel de Cervantes, que atribuye a Cide Hamete Benengeli la escritura de gran parte de El Quijote (del capítulo IX en adelante). Según el Manco de Lepanto, El Ingenioso Hidalgo… es una traducción al castellano de un texto más antiguo escrito en árabe que cuenta una historia verdadera. 

También se usa en los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer, en El Aleph de Jorge Luis Borges, en algunas obras de Stanislaw Lem y, más recientemente, en Soldados de Salamina, de Javier Cercas.

Esta historia puede ser solamente un rumor más, una leyenda urbana como tantas otras que se transmite de boca en boca y de blog en blog, pero he disfrutado mucho escuchándola, y más contada con erudición y amenidad. 

En próximas entradas, seguiremos profundizando en el asunto de los libros ficticios, secretos, malditos y prohibidos.


El eléboro es una planta tóxica, cuyo consumo es altamente peligroso por sus consecuencias nefastas para el corazón.

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