martes, 28 de junio de 2016

El uso del ganado para controlar vegetación invasora y evitar incendios forestales.




En los últimos años, han aparecido en prensa numerosos artículos sobre el uso del ganado para reducir las masas vegetales y disminuir el riesgo de los incendios forestales, en especial en la interfaz urbano-forestal. Se han desarrollado experiencias exitosas en Cataluña, Galicia, o Gran Canaria

El control de vegetación herbácea y arbustiva por los herbívoros parece dar buenos resultados. En Gran CAnaria han tenido cierto éxito en el control de los cañaverales o cañeras (Arundo donax), y en el rabo de gato (Pennisetum setaceum) en algunos barrancos. Evidentemente, el momento de dejar pastar a los animales es crítico, puesto que son más eficientes cuando las plantas presentan brotes tiernos, tienen mayor cantidad de azúcares y son más apetitosas y fáciles de pastar.

Son muchas las zonas de las islas donde viviendas, infraestrucuturas, cultivos, balutos y eriales se sitúan muy cerca de los bordes forestales. Altos de Adeje, entre Taucho y La Quinta.

Aunque se usen métodos de abonado orgánico, como realizar compost con restos de la cocina y vegetales (hierbas, restos de cosecha, pencas picadas), aprovechar la gallinaza, estiércol de palomas y de conejos, los suelos agrarios se  degradan muy rápido, debido los cultivos continuados y a un bajo aporte de nutrientes poderosos. El estércol, no sólo es un abono potente, sino también funciona en algunos casos como una enmienda.

Los canarios sabemos que la ganadería caprina y ovina (en menor medida el vacuno) constituyen un punto clave en el control de las arbustivas y herbáceas de cualquier finca. Un pequeño rebaño de estos animales devora grandes cantidades de arbustos y de hierbas duras (vinagreras, malpicas, escobones, hinojos, tederas, cañeras, pamplinas, cenizos, malvas) que son podadas de modo natural, limpian bordes de pistas y caminos y son un sistema fácil y barato de controlar el exceso de combustible en fincas abandonadas o balutas de la interfaz urbano-forestal, así como en fondos de barrancos y hoyas de dificil acceso para maquinarias y cuadrillas.

En los últimos años se han abandonado en toda Canarias, miles de hectáreas de zonas agrícolas que han sido ocupadas por plantas herbáceas y matorrales cuyo denominador común es su alto grado de inflamabilidad en caso de incendio forestal. Barlovento. La Palma.

Además, la necesidad de suministrar regularmente cama en forma de pinocha a estos ganados semiestabulados genera un estiércol de alta calidad, que, una vez maduro, supone un abono excelente a la tierra, que mejora sensiblemente su fertilidad. Del mismo modo, también se le da salida al exceso de pinocha de los pinares insulares.

Llevamos casi 30 años con los Espacios Naturales Protegidos canarios declarados, y se han hecho dos reformas importantes de los mismos. Además la gestión de estos espacios está en manos de los Cabildos, y todos los veranos asistimos a las mismas lloreras: no hay dinero para contratar cuadrillas que limpien los cortafuegos y los bordes de pista, el pinocho y las ramas que se acumulan aumentan la vulnerabilidad de los bosques frente a un incendio forestal... 

Cabras pastando en cañaverales, como parte de un proyecto de control de especies invasoras. Barranco del Pintor, San Lorenzo. Gran Canaria. Foto y Fuente: La invasión en el Blog
Muchos amigos de Arafo han intentado llevar a sus hijos por los viejos caminos que recorríamos en nuestra adolescencia y les ha sido imposible porque los senderos se encuentran impracticables por la vegetación y el mal estado de conservación.

Si de algo hemos sabido los canarios es de ganado caprino. Nos encanta el queso de cabra y hay mucha gente que tiene que comprar leche de cabra francesa en Tetra Brik, porque cada vez es más difícil encontrar leche fresca.

Pienso que muchos de los conflictos que se plantean en ciertos espacios naturales, sobre todo en zonas de borde (interfaz) con zonas agrarias se solucionarían si se llegasen a acuerdos de gestión entre las administraciones y los ganaderos.

La proliferación de vegetación arbustiva y herbácea junto a bosquetes de pinos, convierten las medianías de Arafo en lugares propensos para la propagación de incendios forestales.
Pienso que con buena coordinación y buena voluntad estos acuerdos serían fructíferos y no dañarían a nuestra biodiversidad.
No estoy hablando de soltar miles de cabras por nuestros montes y medianías perdidas, sino de una gestión muy medida y supervisada, tal y como se plantea por técnicos y expertos que saben más de cabras y de montes que yo mismo.

Sin embargo, los gestores de nuestros espacios naturales no parecen tener una mentalidad abierta hacia el asunto: o demonizamos a las cabras o caemos en una suerte de supermitificación que también es negativa.
Nos cuesta aprender y nos cuesta llegar a acuerdos hablando. Es más fácil el martillazo y sanseacabó. O a lo mejor interesa que se queme el monte de vez en cuando, para adjudicar a los amiguetes las labores de "limpieza" y "restauración ambiental".

La lucha contra los incendios forestales es una prioridad, no ya de tipo ambiental, sino desde el punto de vista social o economico.

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