lunes, 17 de febrero de 2014

Geografía de las religiones: un acercamiento.



La Geografía americana está más interesada en estudiar las religiones y su influencia en el espacio. En sus libros de geografía regional, suele aparecer un mapa o un apartado dedicado a la distribución mundial de las grandes religiones y sistemas de creencias, junto al mapa de las lenguas, o de las etnias. Es decir: razas, lenguas y religiones como factores de la diversidad humana.

Es indiscutible que la religión influye de modo determinante en la formación de las creencias, actitudes y comportamientos. Incluso muchos aspectos culturales y políticos están marcados por la religión ¿por qué entonces es tan poco estudiada por los geógrafos? Tres pueden ser las principales causas:
La religión es el campo de estudio de disciplinas como la filosofía, la teología, la historia o la sociología. No es un campo natural de estudio geográfico. 

A veces resulta difícil encontrar un patrón espacial en los comportamientos religiosos, por lo tanto, si no se pueden hacer mapas, los geógrafos se ven poco entusiasmados en estudiarla. 
La secularización del mundo occidental ha llevado a restar importancia a la religión como una influencia importante en la existencia del día a día de muchos personas. 


La profesora Lily Kong, del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Singapur, miembro del GORABS, interesada en los estudios de la religión y su influencia y relación con el lugar, el paisaje, la comunidad humana y su identidad, ha escrito que los primeros geógrafos griegos siguieron sus creencias religiosas a la hora de representar el orden espacial, puesto que creían en unos principios cosmológicos determinados.

La geografía musulmana estaba fuertemente influida por los principios del islam, pero asimilaron los postulados de la astronomía griega. Por ejemplo, Al-Sufi (903-986), importante astrónomo persa de la corte de Bagdad, escribió El libro de las estrellas fijas, basado principalmente en el Almagesto de Tolomeo. 

Muchos cartógrafos cristianos de la Edad Media trasmitieron su visión de la Tierra plana e inmóvil, destacando dos puntos notables de la geografía bíblica: Jerusalén en el centro, y el paraíso terrenal en la periferia. Siguiendo esas ideas durante la Edad Media, la forma de nuestro planeta fue plasmada en cartas geográficas realmente simples, donde el mundo plano era mostrado como un círculo dividido en tres partes por los ríos Don (Tanais) y Nilo (Nilus) y por el mar Mediterráneo. Cada una de las partes obtenidas con esta división correspondía a un continente: Europa, África y Asia.

Mapamundi medieval del Siglo XI (1086). Catedral de Burgo de Osma. 166 folios. 71 miniaturas. Copista: Petrus. Pintor: Martinus.

La Reforma Luterana y la Contrarreforma católica promulgada en el Concilio de Trento trajeron consigo que muchos libros de geografía fueran obra de teólogos y misioneros, empeñados en describir el mundo que se iba conociendo para favorecer la difusión del cristianismo.

Durante el siglo XVII resurge lo que algunos han denominado la geografía eclesiástica, tipificada por la Geography Delineated Forth in Two Books de Nathaniel Carpenter publicada en 1625 un tratado tanto en la teología como en la geografía (reseñar que Carpenter trabajó junto al obispo James Ussher, aquel que publicó una cronología que pretendía establecer la hora y la fecha de la Creación como la noche anterior al domingo, 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo).

En 1649 Varenius publica su primer libro: Descriptio regni Japoniae (Descripción del reino del Japón), basado en las crónicas de viajeros árabes y holandeses que fue la primera gran descripción geográfica de la distribución de las religiones no cristianas (a excepto de las obras islámicas).

Esta obra de Bernardo Varenius es la base del estudio geográfico de las religiones, pero también de los estudios de geografía regional

Muchos estudiosos creen que el término "la geografía de la religión", fue utilizado por primera vez por Gottlieb Kasche en 1795.

A través de los siglos XVIII y XIX un objeto de estudio importante en muchas Universidades fue la geografía histórica de los tiempos bíblicos, desde el Génesis hasta los viajes de San Pablo, incluyendo los itinerarios seguidos por el pueblo de Israel, desde Abraham a la Diáspora. 

Entre otras cosas, los geógrafos se interesaron ​en la identificación de lugares y toponimia en la Biblia, y su localización, como ciencia auxiliar de la creciente arqueología bíblica (Edward Robinson, M-J. Lagrange y L. H. Vincent). Este período también vio un marcado interés en la teología natural, o sea, la búsqueda de signos de la Obra de Dios en la naturaleza, destacando, sobre todos, Pierre Teilhard de Chardin.


La religión no es un tema central para la geografía contemporánea, pero no ha sido un tema pasado por alto. Existen una gran variedad de temeas, publicados en revistas especializadas, fuera de las grandes corrientes geográficas, y más allá de las bibliografías típicas de los estudios de teología.

Podemos citar el libro de Pierre Deffontaine Geographie et religions (1948) y el artículo del mismo autor, de 1953, The religious factor in human geography publicado en la revista Diógenes.

David Sopher en 1967 publica en Nueva Jersey Geography of religions, y en 1981 el artículo Geography and religions en Progress in Human Geography.

Mapas de geografía y religión de un antiguo atlas escrito en francés, desde la dispersión de los hijos de Noé, las doce tribus, el reino de Salomón o Israel y Palestina físicos.

Ambos libros han sido muy leídos, y, por supuesto, muy citados, y son los cimientos epistemológicos para los geógrafos interesados en la interfaz de la geografía y la religión. 

En 1994, Chris Park, profesor de geografía de la Universidad de Lancaster publica Sacred Worlds: Introduction to Geography and Religion (Mundos Sagrados: Introducción a la geografía y la religión). Renueva un campo de estudios empobrecido durante veinte años y es una síntesis de la investigación de la geografía mundial de la religión, especialmente desde los años 1960. 

A su favor cuenta con una amplia perspectiva interdisciplinar, en forma de estudios de casos y comparaciones, abarcando las principales religiones del mundo. Toca temas como la distribución de la religión y los procesos por los que la religión y las ideas religiosas se propagan a través del espacio y el tiempo; vínculos entre religión y población; manifestaciones visibles de la religión en el paisaje cultural, incluyendo paisajes de la adoración y de la muerte, y todo espacios sagrados y peregrinación religiosa. 

No podemos olvidar de Lily Kong, el artículo Mapping ‘new’ geographies of religion: politics and poetics in modernity publicado en Progress in Human Geography en 2001, una revisión de la investigación geográfica sobre la religión en la década de 1990, con un amplio enfoque interdisciplinar, y que defiende la pertinencia de este campo de estudio, explorando la política, la poética del lugar religioso, identidad y comunidad.

Es indudable que el urbanismo de muchas ciudades está totalmente influenciado por la religión. Plaza del Obradoiro, Santiago de Compostela, lugar de encuentro de peregrinos y celebraciones sacras.

Plantea nuevos temas de estudio y describe cómo las nuevas geografías rompen con lo establecido: geografía sagrada y sensualidad; otras religiones en diferentes contextos históricos y contextos espaciales específicos; diferentes escalas geográficas de análisis; experiencia religiosa comunitaria y su influencia en los lugares religiosos, la identidad y la comunidad; diferentes dialécticas (socioespaciales, política-poética, público-privadas), y diferentes morales.

En lengua española tenemos el libro de 2009, publicado en Buenos Aires: Cultura, territorios y prácticas religiosas, coordinado por Cristina Teresa Carballo. Una publicación que suma los trabajos de las investigadoras e investigadores de la Red Cultura, Territorios y Prácticas Religiosas (CTPR), de la que forman parte varios centros universitarios latinoamericanos y europeos, ofreciendo estudios sobre la dimensión espacial de lo sagrado, indicando posibles y diversos caminos que se pueden recorrer desde el campo de la Geografía para la comprensión de estos hechos tanto sociales como culturales.

Pierre Teilhard de Chardin, jesuita, geòlogo, explorador, paleontologo dijo: Estoy tratando de escribir una Cristología suficientemente amplia que incluya al Cristo total,porque Cristo no es solamente un salvador divino enviado a salvar a la gente; Cristo es también una estructura dentro del universo físico, un camino de salvación para la tierra misma.





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