miércoles, 3 de marzo de 2010

Cubitos de hielo flotan en mi vaso.


Me han hecho algunas preguntas sobre el asunto del colapso de la Plataforma de Hielo de Wilkins, en la Antártida y el tema de los icebergs a la deriva. Ni los icebergs van a llegar a Canarias (por Dios, que tienen que navegar por todo el Atlántico Sur, pasar las cálidas aguas subtropicales, vencer la contracorriente marina ecuatorial y el soplo de los alisios, tanto los del Hemisferio Sur, como los del Hemisferio Norte), ni el oceáno se va a convertir en un lago de agua dulce. Es evidente, que a escala local, los cambios de temperatura y salinidad van a afectar a la vida marina, en especial al plancton, pero serán cambios temporales (o no, si continúa el aporte de agua dulce al Océano Austral).
Esta plataforma de hielo, ha acelerado su desintegración desde el invierno austral de 2008, y sufre desde los últimos años una segregación a gran velocidad, y las piezas se separan como grandes icebergs y en una mezcla de pequeñas placas de hielo, además de un marcado adelgazamiento de la misma, lo que la vuelve vulnerable al oleaje de las grandes tormentas del Pacifico y al choque de grandes placas ya desprendidas.
La placa de hielo Wilkins es la más reciente en una larga y creciente lista de placas de hielo de la península Antártica que están respondiendo al rápido calentamiento que ha ocurrido en esta zona a lo largo de los últimos cincuenta años.
Otro parámetro que hemos de tener en cuenta, para no dejarnos llevar por los catastrofistas es que el desmoronamiento de la plataforma de Wilkins no hace elevar el nivel del mar debido a que ya está flotando sobre el agua, y pocos glaciares fluyen hacia ella por allí. Sin embargo, el colapso es una rotunda demostración de que en la región ocupada por la plataforma se ha desencadenado un intenso proceso de derretimiento estacional, que ha dejado a la plataforma de hielo expuesta a la acción de las olas.
Resumiendo: el cambio climático es una realidad, y lo que no podemos negar es el origen humano de las emisiones de dióxido de carbono, vapor de agua, metano y otros gases, que están comprometiendo la dinámica de los equilibrios del Geosistema.
No debemos temer que un iceberg se estrelle contra un puerto deportivo de Canarias y nos arruine el balandro último modelo con motores Evinrude, pero sí debemos pensar que el último temporal del Suroeste o el mar de leva del Norte, según estemos en el Sotavento o Barlovento insular nos ponga el barquillo en el Paseo Marítimo, para que luego la Policia Municipal nos multe por estar mal aparcados.





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