VEGETACIÓN
DE LAS MONTAÑAS DEL SAHARA.
Entre los macizos montañosos del interior del Sahara se
pueden incluir las Montañas de Äir, las Montañas Ahaggar, el Atlas sahariano,
el Macizo de Tibesti, el Adrar de los Iforas y las colinas del mar Rojo. Muchos
de ellos son de origen volcánico.
En las montañas subtropicales la vegetación se presenta
en fajas superpuestas, dispuestas en varios pisos bioclimáticos, con algunas
diferencias más o menos notables según las regiones y según la intensidad de la
actividad humana.
Cordilleras que son más frías y con más humedad que
las llanuras del desierto, por lo que muchas especies de plantas se refugian en
ellas, en especial los relictos mediterráneos (como el brezo o el olivo), o
tropicales, que nos refieren que en momentos paleoclimáticos más benignos
ocupaban grandes extensiones de territorio.
Adrar de los Iforas. Macizo montañoso entre Argelia y Mali, de roca granítica y de poco menos de 900 metros de altiud. |
En estas montañas, dependiendo de su latitud y longitud,
la precipitación por lo general se produce desde mayo hasta septiembre,
originada habitualmente por el ascenso en latitud de la zona de convergencia
intertropical. Estas precipitaciones no son muy comunes y, generalmente,
escasas.
Montañas de Emi Koussi, en el Macizo de Tibesti, entre Chad y Libia, una cordillera de volcanes con las cumbres más altas del Sahara : Emi Koussi (3.415 m), Kegueur Terbi (3.376 m), Tarso Taro (3.325 m), Tarso Tousside (3.265 m) y Tarso Voon (3.100 m). En la parte de Libia se encuentra el monte Bikku Bitti que con 2.267 mts de altitud es el más alto del pais. |
El régimen térmico, está influenciado a partes iguales
por la altitud y la latitud. En Tamanrasset (Macizo del Ahaggar) a 1371 metros sobre
el nivel del mar el mes más caluroso del año con un promedio de 28.5 °C es
julio. El mes más frío del año es enero con 11.7 °C de media.
Valle entre colinas, en la Kabilia argelina, en una zona montañosa cerca ya del sector mediterráneo. |
En Goubon (Tibesti) a 1487 metros sobre el nivel del mar,
el mes más caluroso del año con un promedio de 27.0 °C es junio. El mes más
frío del año es enero con 10.1 °C de media.
En Assekrem a 2728 m se han registrado temperaturas de
hasta -13.5 °C en 1993.
Las cumbres las montañas reciben más lluvia que la llanura, hasta 150 mm anuales, o incluso más. A menudo cae en forma de lluvia fina durante varios días consecutivos y se produce tanto en verano como en invierno. Es frecuente la lluvia orográfica, debido a los procesos de elevación de las nubes, así como neblinas matinales cargadas de humedadn el más alto
Las cumbres las montañas reciben más lluvia que la llanura, hasta 150 mm anuales, o incluso más. A menudo cae en forma de lluvia fina durante varios días consecutivos y se produce tanto en verano como en invierno. Es frecuente la lluvia orográfica, debido a los procesos de elevación de las nubes, así como neblinas matinales cargadas de humedadn el más alto
La nieve, aunque es un fenómeno muy raro y casi
inapreciable, tambien se produce. El 18 de febrero de 1979,
la nieve cayó sobre numerosos lugares del sur de Argelia, incluyendo una
tormenta de nieve de media hora de duración (aunque solamente permaneció unas
horas) que afectó Ghardaïa, a una
altitud media de 572 m s. n. m.
Numerosas cordilleras saharianas, no obstante, reciben
nieve con más regularidad. Aunque la humedad relativa es baja en los entornos
áridos, la humedad absoluta es lo suficientemente elevada para que se condense
en las cumbres montañosas.
En invierno, las temperaturas descienden en la cumbre del
Monte Tahat, (un volcán situado en el Ahaggar, sobre el Macizo de Atakor, que
se eleva hasta los 3003 metros de altitud) hasta provocar nevadas cada tres
años de media.
Oasis de montaña en un macizo sahariano. En los bordes de estas zonas con agua suele manifertarse una exhuberante vegetación, en este caso plameras datileras. |
Las montañas Tibesti reciben nieve en sus picos por
encima de los 2500 metros cada siete años de media.
El 17 de enero de 2012, la nieve cayó en numerosos
lugares del oeste de Argelia, cuando fuertes vientos arrastraron la nieve en la
provincia de Béchar.
Los macizos montañosos del centro del Sahara poseen una
vegetación compuesta por una mezcla mayor de elementos de los Reinos Paleártico
y Afrotrópico. El drenaje desde estas montañas suele dirigirse hacia grandes
cuencas endorreicas, con potentes depósitos sedimentarios, mientras que los
macizos graníticos y volcánicos son una excepción topográfica, formando las
cumbres de las mayores montañas.
Detalle de la flor de Acacia ehrenbergiana. |
Es aquí donde aumenta la variedad de paisajes y de
especies. Su vegetación es más rica que la de las llanuras circundantes (de una
media de 7 a 8 especies pasamos a una media de 20 a 30 en el Ahaggar), hay cursos de agua temporales relacionados
con rezumes de aguas subterráneas (profundos acuíferos fósiles que proceden del
Neógeno o del Pleistoceno) o con la irregular escorrentía pluvial. Las
temperaturas bajan y se produce un escalonamiento de pisos vegetacionales. El
Ahaggar tiene alturas de tres mil metros sobre el nivel del mar, como ya hemos
referido, en el Tibesti el volcán en escudo Emi Koussi alcanza 3415 metros, siendo la mayor altitud del
Sahara, las cumbres del Tassili N'haggar superan los 1900 metros y en el Aïr
1950 metros.
Las Montañas de Aïr, en Níger, en el desierto del Sahara, donde las dunas llegan hasta las bases de varios volcanes que se mezclan con macizos de origen metamórfico. |
La vegetación de la alta montaña del Sahara es marcadamente diferente de la de zonas más bajas. En las frecuentes gargantas y valles podemos encontrar una comunidad arbustiva de afinidad mediterránea, caracterizada por especies de Lavandula y Salvia.
El estudio de la flora y la vegetación muestra la existencia de especies propias del Sahara, como tarajales, en especial Tamarix articulata, y en menor medida Tamarix gallica, que ocupan las terrazas laterales en los valles donde el agua es poco profunda. En muchos de estos puntos también se hallan palmeras, y especies mediterráneas, como olivos, mirtos, adelfas (Nerium oleander) y lavandas, así como elementos tropicales, tales como Acacia, Calotropis y Balanites.
El estudio de la flora y la vegetación muestra la existencia de especies propias del Sahara, como tarajales, en especial Tamarix articulata, y en menor medida Tamarix gallica, que ocupan las terrazas laterales en los valles donde el agua es poco profunda. En muchos de estos puntos también se hallan palmeras, y especies mediterráneas, como olivos, mirtos, adelfas (Nerium oleander) y lavandas, así como elementos tropicales, tales como Acacia, Calotropis y Balanites.
Según los estudios de Paul Ozenda en 1983, la tasa de
endemicidad aumenta, y con ella la proporción de relictos del Mediterráneo.
Olivo. Olea laperrini |
En la actualidad, la vegetación observada en los paisajes
vegetales de montaña saharianos está altamente naturalizada y es más abundante
en las ramblas y en las zonas rocosas. La mayor parte de las asociaciones
vegetales se rigen por factores climáticos, en especial la temperatura y la pluviometría,
pero no son desdeñables las asociaciones vegetales que responden a criterios azonales,
tales como la presencia de agua en la superficie (especies higrófilas e
hidrófilas); los factores edáficos, la fisonomía o, incluso, el clima local.
Aunque ya hemos citado la presencia de pisos
bioclimáticos en estos macizos y cordilleras,
haciendo una gran generalización y basándonos en la obra de Pierre Quezel
de 1957. Peuplement végétal des hautes
montagnes de l'Afrique du Nord: essai de synthèse biogéographique et
phytosociologique, se pueden establecer dos pisos principales.
Balanites aegyptiaca (datilero del desierto). |
- Un piso inferior que llegaría hasta los 1800 metros de altitud, que tiene un grado excepcional de recuperación y compuesto esencialmente de hierba alta, por lo general varias hierbas perennes como Dichotumum s.p. Pennisetum s.p. y Panicum turgidum. También participan de este estrato herbáceo, Aristida acutifolia, Eragrostis pilosa y Sporolobus s.p.También encontramos un matorral espinoso disperso que alcanzan portes arbóreos, sobre todo cerca de regatos de agua y por arbustos altos o pequeños arboles espinosos que confieren carácter a este paisaje estepario, compuesto por especies de origen tropical y donde el género Acacia es dominante, con especies como Acacia raddiana, A. ehrenbergiana, A. seyal, A. arabica A. albida y A. leata. De todas ellas, las más abundantes son las dos primeras. El género Acacia incluye más de 500 especies de regiones tropicales y subtropicales, especialmente en África y Australia. Entre los arbustos-pequeños árboles mencionar Ziziphus lotus (azufaifo) y Balanites aegyptiaca (datilero del desierto) y arbustos de la familia de las Asclepiadaceae (Calotropis procera, Leptadenia pyrotechnica, Pergularia tomentosa).
Atil (Maerua crassifolia). Detalle de sus flores y sus hojas. |
- Otro piso, por encima de los 1800 metros, donde la vegetación cambia poco a poco la apariencia. Los árboles disminuyen su altura, excepto en depresiones y cauces. Estamos en presencia de monte bajo, que consiste esencialmente en caméfitos y hemicriptófitos perennes, como el olivo arbustivo (Olea laperrini), los espliegos (Lavandula stricta), y matorrales de Astragalus alopecuroides, Artemisia herba-alba, Pentzia monodiana, Artemisia tilhoana y Ephedra tilhoana.
Rhus tripartita (aschdari). |
En algunos sectores de los montes, acompañando a los
otros árboles está una especie de mirto:
Myrtus nivellei, cerca de la región mediterránea.
Erica arbórea, (brezo) es una
especie que está presente de forma relíctica en
las montañas del
Sahara (Tibesti, Ahaggar). Su presencia
en África oriental y en el
Mediterráneo occidental y la Macaronesia, unido con la presencia de fósiles en
localidades del Neógeno del Sahara sugiere que fue un importante componente de la flora predesértica de
aquella región y suministra uno de los más completos componentes de conexión
entre el África austral y la región Afromontana del Este de África con la
Macaronesia y la región Mediterránea, según plantea David Bramwell en 1985 en
su artículo Contribución a la
biogeografía de las Islas Canarias, publicado en el número 14 de Botánica
Macaronésica.
Acacias acompañadas de matorrales y de hierbas bajas ocupando el fondo de un wadi en las montañas de la Meseta de Adrar, en Mauritania, que, aunque no superan los 500 metros de altitud, suponen una cambio vegetacional importante respecto al desierto circundante. |
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