lunes, 17 de marzo de 2014

La vegetación de los barrancos de Arafo.



Buena parte de las zonas más interesantes desde el punto de vista de la vegetación en el municipio de Arafo, se encuentra en sus barrancos. Algunos de ellos, los más profundos, son capaces de albergar relictos de laurisilva, como los de Amance, Añavingo, Gambuesas, Afoña, Los Pilones, o San Pedro, que son bastante hondos en algunos tramos y que conforman la cuenca hidrográfica de Arafo, encuadrada entre los malpaíses de Media Montaña y del Volcán de Las Arenas.
Los pinos ocupan las laderas y lomos orientados al sur, aunque su poder pionero y su gran valencia ecológica lo convierten en un potente colonizador de huertas abandonadas, bordes de caminos y riscos pelados.


Curso alto del Barranco de Las Gambuesas, sobre los mil metros de altitud.
De estos barrancos se obtenían en el pasado múltiples recursos. Se llevaban las cabras a pastar hierbas y ramos; se utilizaban los recursos acuíferos, primero tradicionalmente, aprovechando manantiales, rezumes, eres, pilones, pocetas, y más tarde se picaron galerías; se recogía pinocha, piñas y leña; también se cortaba madera para construir desde canales a edificios; con la madera del follao, acebiño y palo blanco se elaboraban bastones, palos, estacas y mangos para herramientas; del madroño se recolectaban sus frutos; el brezo y el escobón eran básicos para la práctica del carboneo; eran múltiples los usos medicinales de muchas de las plantas que describiremos…hasta se sacaba arena y piedras que fueron utilizadas en la construcción de muchas casas.


Detalle de la corteza del madroño. Añavingo.
En los últimos años, debido al abandono de las actividades agropecuarias, el escobonal, el pinar, el brezal y diversos matorrales (jarales, codesares, granadillares) han colonizado numerosas terrazas de cultivo, dependiendo de la altitud, o de factores locales, como la orientación, la umbría o las condiciones del suelo. Esto es visible en Gorgo, Afoña, Chivisaya, La Granja, Jualdián, Las Vigas y El Cerrillar.
Barrancos y Monteverde.
El monteverde es la formación vegetal que se corresponde con la franja altitudinal de mayor incidencia del mar de nubes, como ya hemos explicado en entradas anteriores (Brumas y vegetación).
Las formaciones vegetales que en Arafo aparecen asociadas a este fenómeno son el fayal-brazal y los reductos de laurisilva de barranco.


Imagen de satélite que capta el tiempo de alisios en Canarias. Mar de nubes en la vertiente norte de Tenerife, afectando ligeramente al Valle de Güímar.
Los brezales (Fayal-Brezal) son comunidades de bosques del piso montano que medran en lugares donde las condiciones ambientales no permiten el desarrollo de la laurisilva.
El condicionante ambiental esencial es una mayor sequía, aunque se  mantiene una cierta incidencia del alisio a lo largo de todo el año. Las precipitaciones son intermedias, de unos 600 mm anuales, concentradas entre los meses de finales del otoño, invierno y comienzo de la primavera.
Otro condicionante palpable es el aumento de la amplitud térmica, anual y diaria, por lo que solamente permanecen aquellas especies más resistentes, como el brezo (Erica arborea) y en menor medida la haya (Myrica faya) que son las especies dominantes en algunos márgenes de barrancos, compartiendo espacio con pinos y escobones. Están muy presentes en los bordes de los Lomos del Pinalete, Abarzo, Jualdián, La Granja.


Mocanes, creciendo sobre los 600 metros de altitud. Chajayonche.
La llamada “laurisilva xérica del sur”  es un bosque en el que participan distintos árboles del Monteverde, como el mocán (Visnea mocanera),  follao (Viburnum rigidum), acebiño (Ilex canariensis), peralillo (Maytenus canariensis)  y palo blanco (Picconia  excelsa).
Mención particular merece el madroño (Arbutus canariensis), un árbol pequeño de hojas grandes, dentadas y con tendencia agruparse en rosetas terminales. Su corteza es extraordinariamente lisa, de color salmón. Esporádicamente puede crecer hasta 15 metros. Suele encontrarse en los bordes de la laurisilva y del pinar mixto, apeteciendo laderas y lomos rocosos.


Madroño creciendo en las laderas orientadas al norte del Barranco de La Piedra Cumplida.
Su distribución ecológica se atribuye a una escasa competitividad, por poseer semillas de muy pequeño tamaño y plántulas de desarrollo lento. Su forma vital le facilita resistencia a la insolación y la escasez de precipitaciones, en lugares que reciben la influencia del alisio.
Esta característica explicaría la localización de los madroñales más importantes de Tenerife en el Valle de Güimar.
En el Barranco de Añavingo, tanto palo blanco como madroño ocupan las laderas orientadas al norte, al noreste y al este, siendo especialmente abundantes junto al Canal de la Galería de Amanse. Los mocanes, escasos y dispersos, se disponen en el fondo, junto a los follaos. En los Pilones de La Granja, los madroños forman bosquetes colgados de los riscos, aún en el dominio del pinar.


Follao. Barranco de Añavingo.
Los acebiños y algunos peralillos se establecen en las laderas de Las Gambuesas y de la Piedra Cumplida, mezclándose en ocasiones con pinos, hayas y brezos, estando también presentes en Amance.
El hábitat especial de las vaguadas más guarecidas y fondos de barrancos más húmedos, umbríos y protegidos, se enriquece con especies propias de la laurisilva.
El aderno (Heberdenia excelsa), es uno de los árboles que se encuentran en los lugares abrigados, que casi siempre se establece aprovechando las grietas húmedas de los riscos situados entre los 600 a 700 m.s.n.m. Eran mucho más abundantes en el pasado y reducido a pocos ejemplares en la actualidad.

Los laureles (Laurus azorica) se encuentran en lugares altos, sobre los mil metros, a media ladera, en zonas de media umbría y orientados al norte, en especial del Barranco de Las Gambuesas y Amance. 


Barranco de Chucarco.

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