El arqueólogo y filólogo australiano Vere Gordon Childe, especializado en el estudio de la prehistoria europea y uno de los primeros teóricos de la arqueología histórico-cultural y de la arqueología marxista, plantea que las migraciones en el pasado supusieron el principal motor de cambio histórico y social (aunque también concebía un proceso evolutivo en el desarrollo de las civilizaciones).
Posteriormente hubo una tendencia a explicar esos cambios como consecuencia de los diferentes movimientos sociales y económicos internos de cada cultura.
La difusión y dispersión de las ideas religiosas
Las ideas humanas no son estáticas, sino dinámicas, y en particular, las ideas religiosas crecen y se desarrollan en determinados territorios, pero después se difunden entre otros territorios. El fenómeno de difusión religiosa ocurre bajo una serie de procesos que implican patrones diferenciados.
Por ejemplo, el Islam o el Cristianismo, tienen entre sus pilares básicos el concepto de conversión mediante la yihad, la evangelización, la misión, pero los hebreos han difundido su fe debido a su carácter de pueblo errante marcado por la Diáspora, sin necesidad de hacer proselitismo o de mezclarse con otros pueblos.
Resulta útil, por lo tanto, la reflexión sobre los procesos que gobiernan la difusión religiosa y buscar patrones comunes en esos procesos de difusión de la fe.
La religión es, en muchos aspectos, como cualquier otro conjunto de ideas o valores que se pueden propagar entre diferentes grupos de personas, a menudo separadas por distancias considerables.
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Mircea Elíade (1907-1986). |
Según dice Mircea Elíade en su libro Historia de las creencias y las ideas religiosas (edición española de PAIDÓS de 1978), hay mitos cuasi universales, por ejemplo, el Diluvio:
“Como se viene diciendo desde que R. Andree, H. Usener y J. G. Frazer hicieron sus compendios, el mito del diluvio aparece casi universalmente difundido; está atestiguado en todos los continentes (si bien resulta muy raro en África) y en distintos niveles culturales. Cierto número de variantes parece ser producto de su difusión, primero a partir de Mesopotamia y luego de la India. Es igualmente posible que una o varias catástrofes diluviales dieran origen a otros tantos relatos fabulosos. Pero sería imprudente explicar un mito tan difundido a partir de unos fenómenos de los que no han aparecido rastros geológicos. La mayor parte de los mitos del diluvio parece integrarse de algún modo en el ritmo cósmico: el «mundo envejecido», poblado por una humanidad en decadencia, es sumergido en las aguas para, poco tiempo después, resurgir como «mundo nuevo» del «caos» acuático”.
Para esto se deben producir procesos de difusión, que se apoyan en dos principios fundamentales:
- El primer principio: las acciones humanas responden siempre a distintas motivaciones, por lo que hay que comprender el proceso que conduce a la difusión de una religión, la velocidad de difusión y la dinámica de este movimiento, si queremos tener la posibilidad de comprender cómo y porqué se produce la difusión. No es suficiente ser conscientes de los resultados (por lo general los patrones espaciales) de la difusión.
- El segundo principio: la velocidad a la que los elementos se mueven en el espacio geográfico está relacionado con un concepto geográfico desarrollado a finales del pasado siglo por el geógrafo brasileño Milton Santos: las rugosidades, es decir, los obstáculos preexistentes que interponen en el camino de la difusión o de un proceso de cambio.
Como resultado de ello, hay que reconocer la existencia de una dialéctica entre la fuerza de la enseñanza y propagación de la doctrina en aquellos lugares en que las personas la desconocen o no la practican (que promueve la difusión) y las barreras (que frenan la difusión).
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El Camino Real Español en la Alta California, jalonado de misiones católicas, que sirvieron para difundir el cristianismo en América. |
La expansión y difusión de las ideas religiosas, se produce cuando el número de personas que adoptan la innovación crece por contacto directo, por lo general in situ. Las ideas se comunican desde una persona que conoce la idea religiosa hasta una que no la conoce. Cada nuevo converso se encarga a su vez de difundir la idea, por lo que existe una transmisión exponencial, y el tiempo total transcurrido, aumenta el número de conocedores (caso del cristianismo primitivo, con los apóstoles y los viajes de San Pablo). Los misioneros que deliberadamente introducen la religión en nuevas áreas están también en esta categoría.
También existe la difusión por reubicación, lo que implica un primer grupo de creyentes que se mueven por el territorio, por lo que difunden la religión a través del tiempo y del espacio, en cada uno de los lugares en los que se ubican (caso de las invasiones árabes del Siglo VII, de la diáspora hebrea, o del puritanismo llegado al Nuevo Mundo a bordo del Mayflower).
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Basílica del Buen Jesús de Goa, donde se encuentra la tumba de San Francisco Javier, incansable misionero jesuita, por África y Asia durante el Siglo XVI. |
Las migraciones son un mecanismo de difusión por reubicación clásica. Los emigrantes, no siempre por causas religiosas, llevan consigo sus creencias, valores, actitudes y comportamientos con ellos a los nuevos lugares.
Las poblaciones emigrantes, al tener contacto directo con las poblaciones ya asentadas en un territorio, provocan un efecto de contagio, propagando las nuevas creencias.
La velocidad de expansión está influenciada por el efecto de fricción a lo largo de la distancia, en ondas concéntricas, como las que se mueven en la superficie de una charca después de lanzar una piedra.
Los lugares que adoptan la innovación de modo más claro son los más cercanos a la zona cero donde se asienta la nueva población, y los lugares más distantes adoptan la nueva idea después de un lapso de tiempo que puede ser más o menos largo (incluso pueden no llegar a adoptar la nueva religión).
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Óleo de José Martí y Monsó, titulado "III Concilio de Toledo" y conservado en la colección del Museo del Prado. Representa el momento de la Conversión de Recaredo. |
En términos humanos, las ideas religiosas se transmiten a personas cercanas y conocidas, y se lleva a cabo mediante la conversión por contacto como un producto de roce diario entre creyentes y no creyentes.
Otro proceso de difusión es el jerárquico, cuando la idea o innovación se implanta en la parte superior de una sociedad y parece saltar por encima de las personas y de los lugares. Las innovaciones son adoptadas o recibidas de la parte superior de la jerarquía hacía abajo.
La difusión jerárquica de la religión se ha producido a través de la Historia, cuando los misioneros deliberadamente han buscado convertir reyes o líderes tribales, con la esperanza de que su gente le seguiría.
Quizá el caso más claro fue el del emperador Constantino (el primer emperador en dar libertad de culto al cristianismo, junto con todas las demás religiones en el Imperio romano, haciendo cumplir el Edicto de tolerancia de Serdica de 311 del emperador Galerio, que puso fin a la persecución a los cristianos en el Imperio romano, y que completó con el Edicto de Milán de 313). También tenemos el caso del rey godo Recaredo, que abjuró del arrianismo en 589 y se convirtió al cristianismo católico. Otro caso es la Iglesia de Inglaterra, que surge al separarse de la Iglesia Romana en 1534, a conveniencia de Enrique VIII, que se convierte en su Jefe Supremo.
El tipo más común de proceso de difusión de innovaciones, incluyendo la mayoría de las ideas y prácticas religiosas, es la difusión de expansión contagiosa. Tradicionalmente esto ha sido producto de migraciones de personas portadoras de la nueva religión.
El avance de las telecomunicaciones modernas ha abierto la posibilidad de utilizar radio y televisión para difundir mensajes religiosos a través de áreas mucho más grandes más rápidamente. Tales procesos subyacen en la evolución de tele evangelismo en los Estados Unidos, pero no debemos olvidar que Radio Vaticano emite sin límites geográficos desde 1936.
Muchas de las nuevas ideas religiosas han sido adoptadas de modo voluntario, difundidas por las religiones universales, lo que explica en gran medida su mayor expansión geográfica y gran número de seguidores. En el lado contrario están las religiones étnicas, circunscritas al territorio habitado por la comunidad que las practica.
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Antenas de Radio Vaticano. 94 años lanzando al aire la frase: «Laudetur Iesus Christus» («¡Alabado sea Jesucristo!»). |
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