lunes, 14 de octubre de 2013

Revolución Verde






El término Revolución Verde se refiere a la renovación de las prácticas agrícolas a partir la década de los cuarenta del Siglo XX. 
Debido a su éxito, las tecnologías de la Revolución Verde se difunden por todo el mundo durante los años 1950 y 1960, aumentando significativamente las producciones agrícolas de cultivo.
Se atribuyen a Norman Borlaug, (ingeniero agrónomo, genetista, fitopatólogo, humanista estadounidense) las primeras investigaciones en los años cuarenta en México para conseguir trigos que desarrollaran resistencia a las enfermedades (roya), y después nuevas variedades de alto rendimiento. 

El regadío automatizado y masivo ha sido una de las consecuencias de la Revolución Verde.

Mediante la combinación de las variedades de trigo de Borlaug con nuevas tecnologías agrícolas mecanizadas, México fue capaz de producir más trigo del que consumían sus ciudadanos, llegando a exportar trigo en los años sesenta.
Debido al éxito de la Revolución Verde, sus tecnologías cuajan  en los Estados Unidos, que pasó de importar la mitad de su trigo a convertirse en autosuficiente en la década de 1950 y poco después se convirtió en exportador. Después llegarían países como Turquía, Túnez, España, Argentina, China, Australia…
Aprovechando las tecnologías de la Revolución Verde para producir más alimentos para la población mundial creciente, la Fundación Rockefeller y la Fundación Ford, así como muchas agencias gubernamentales de todo el mundo comienzan a financiar la investigación. En 1963, con la ayuda de estos fondos, la Oficina de Estudios Especiales en México se transformó en el CIMMYT, Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo. 

Las semillas de alto rendimiento precisan del uso y abuso de grandes cantidades de fitosanitarios para poder hacer frente a plagas y enfermedades.

Borlaug y la Fundación Ford (CIMMYT) llevan sus esfuerzos en 1961 a Pakistán e India, introduciendo las semillas híbridas en la producción agrícola y provocando un incremento notable de la productividad agrícola en naciones que estaban al borde de la hambruna masiva debido a su creciente población.
Desarrollaron una nueva variedad de arroz, IR8, que produce más granos por planta cuando se cultivan con riego y fertilizantes. En la actualidad, India es uno de los productores de arroz del mundo y líder en el uso de arroz IR8, que extendió por toda Asia en las décadas siguientes.
La invención y desarrollo de esta agricultura incrementó exponencialmente la producción mundial de alimentos, gracias a lo cual algunos consideran que se salvaron más de 100 millones de vidas humanas. Borlaug recibió el Premio Nobel de la Paz en 1970.

Variedades de millo peruanas: muchos sabores, muchos colores, diferentes requerimientos ecológicos, posibilidad de cultivo todo el año.

La ingeniería genética permitió desarrollar durante la Revolución Verde variedades de alto rendimiento. Eran plantas criadas y desarrolladas en laboratorio específicamente para responder a los fertilizantes y producir una mayor cantidad de grano por hectárea plantada.
Las plantas que tenían las semillas más grandes fueron seleccionadas para alcanzar la mayor producción posible. Después de la cría selectiva de estas plantas, han evolucionado hacia especímenes cuyo rasgo común  es la semilla mayor. Estas semillas más grandes aumentan el rendimiento de grano y un mayor peso sobre el suelo.
Este mayor peso sobre el suelo luego dio lugar a una asignación mayor  de fotosíntesis. Al maximizar la semilla (o porción de alimento), la planta tenía que ser  capaz de usar la fotosíntesis de modo más eficiente, debido a que la energía producida durante este proceso va directamente a la porción de alimento.
Por último, mediante una selección de cultivo de plantas que no eran sensibles a la longitud del día, los investigadores fueron capaces de duplicar la producción de un cultivo, porque las plantas deben responder de igual manera en cualquier parte del mundo, sin tener en cuenta la disponibilidad de luz. 

Arroces tradicionales del Delta del Ebro. Aún es posible en territorios relativamente pequeños, encontrar una gran variedad de semillas.
El uso masivo de fertilizantes de síntesis química (la mezcla NPK, es decir nitrógeno, fosfatos y potasio), son en gran parte lo que hizo la Revolución Verde posible, y cambió para siempre las prácticas agrícolas, porque las variedades de alto rendimiento no pueden crecer con éxito sin la ayuda de fertilizantes, cada vez más caros y dependientes de la industria química, que a su vez, depende de la extracción y comercialización de petróleo.

La extensión del regadío también jugó un papel importante cambió para siempre regiones agrícolas donde cultivar las variedades de alto rendimiento. Antes de la Revolución Verde, la agricultura comercial se limitaba a zonas con precipitaciones importantes, pero la generalización del riego permite que el agua “sobrante” pueda ser embalsada y trasvasada a zonas más secas, lo que ha puesto más tierras en producción agraria, aumentando los rendimientos de los cultivos en todo el país. Esto fue lo que ocurrió en España con los trasvases (Tajo-Segura) y la generalización del regadío mediante los Planes Badajoz y Jaén en los años sesenta.

La extensión del invernadero, donde todos los factores que intervienen en los cultivos se controlan al máximo (riego, suelos, insolación, vientos, fertilización) ha sido otra de las consecuencias de la Revolución Verde.
Cultivo de flores ornamentales en China

El desarrollo de variedades de alto rendimiento significa que sólo unas pocas especies son susceptibles de ser cultivadas lo que ha generado una gran pérdida de biodiversidad genética agraria dentro de las principales especies alimenticias. Cientos de miles de variedades heterogéneas de plantas cultivadas y adaptadas a multitud de ambientes, han sido sustituidas por un reducido número de variedades comerciales de laboratorio y muy uniformes. 
La uniformidad en los cultivos condujo a que estas variedades fueran más propensas a enfermedades y plagas, ya que no estaban adaptadas. Con el fin de protegerlas se generalizó el uso de pesticidas.
En India, por ejemplo, hubo miles de variedades de arroz antes de la Revolución Verde y en la actualidad hay alrededor de diez (todas variedades de alto rendimiento).

Una de las consecuencias de la extensión de invernaderos es la uniformidad del paisaje.
El Ejido, Almería: El Mar de Plástico.

Se estima que, a lo largo de la historia, el ser humano se ha alimentado de unas diez mil especies gracias a la agricultura. Hoy, no más de 120 especies cultivadas de plantas nos proporcionan un 90% de los alimentos, y tan sólo 12 especies vegetales y 5 especies animales nos proporcionan más de un 70% de ellos. 
Cuatro especies vegetales (papas, arroz, millo y trigo) y tres especies animales (vacas, cochinos y pollos) nos proporcionan más de la mitad. Las variedades o razas dentro  de cada una de estas especies también se reducen.
En Estados Unidos sólo queda menos de un 10% de árboles frutales y especies hortícolas que eran de uso común por los granjeros a finales del Siglo XIX. Los Bancos de genes han logrado conservar muy pocas. En Méjico se ha perdido el 80% de las variedades documentadas en 1920. En Corea, sólo el 26 % de las variedades locales cultivadas en huertos familiares en 1985 seguían utilizándose en 1993. 

Paisaje tradicional rural del interior de la Península Ibérica: convivencia de bosques con caseríos y cultivos, adaptación a las curvas del terreno, prados ganaderos. La diversidad es sana.

A nivel mundial entre el 80 y 95 % de las variedades conocidas para los cultivos más importantes a principios del siglo XX se han perdido para siempre. 
La pérdida de diversidad biológica agrícola ha provocado una reducción de la capacidad de las generaciones presentes y futuras para afrontar imprevisibles cambios medioambientales y necesidades humanas. 

Otros aspectos negativos comenzaron a hacer acto de presencia:
  • Excesivo costo de las semillas, cuya producción fue acaparada por unos cuantos laboratorios a nivel mundial.
  • Carísima tecnología complementaria (en especial de regadío), que estaba patentada por unas pocas compañías multinacionales, lo que creaba dependencia hacia esas empresas.
  • África, el continente más azotado por el hambre, la desnutrición y las enfermedades derivadas, no se ha beneficiado de la Revolución Verde. Se ha achacado a la falta de infraestructuras, la corrupción gubernamental, y la inseguridad sociopolítica, pero también se dice que la causa es que no existía posibilidad de negocio, así que no se ocuparon de los problemas agrícolas africanos. A la larga ha resultado beneficioso, puesto que los campesinos africanos han seguido conservando variedades locales de mijo, sorgo, maní o cebada.
  • La constatación de que los cultivos tradicionales eliminados estaban mejor adaptados a los ambientes locales, a sus características climáticas, edáficas y de resistencia a plagas y enfermedades. 
  • La homogeneidad de las nuevas variedades causó la aparición de plagas, combatidas mediante el uso masivo de costosos fitosanitarios.
Mercado de alimentos entre Angola y Congo: naranjas, piñas tropicales, calabazas, mandioca, plátano...todas han escapado a la uniformidad de las semillas de alto rendimiento.

A consecuencia de esto nacen movimientos que luchan por la disminución del uso de agroquímicos, basando sus argumentos en la agroecología, que sería definida como:
Aquellos sistemas agrícolas que promueven la producción sana y segura de alimentos y fibras textiles desde el punto de vista ambiental, social y económico. 

Coles y hortalizas en un campo donde crecen otras hierbas, flanqueadas por setos vivos y arboleda. 

La fertilidad del suelo es la base para una buena producción, respetando el medio ambiente en todos sus aspectos. La agricultura orgánica reduce considerablemente las necesidades de aportes externos al no utilizar abonos, sustancias químicas, ni plaguicidas u otros productos de síntesis. En su lugar permite que sean las leyes de la naturaleza las que incrementen tanto los rendimientos como la resistencia de los cultivos.
La agricultura industrial, por el contrario,  se apoya en cinco grandes pilares: la maquinaria agrícola moderna; el transporte de alimentos a largas distancias; los agroquímicos; la biotecnología y los sistemas de riego.
Los tres primeros están relacionados directamente con la producción y consumo de petróleo. Así pues, de la misma manera que la agricultura industrial ha sido un factor importante para la transición demográfica, su crisis al agotarse el petróleo puede suponer futuras hambrunas, crisis alimentarias y un aumento drástico de la mortalidad a nivel mundial.

¿Mapa de los paisajes agrarios de España?.

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