En los años noventa del Siglo XX, los estudios de los fondos marinos confirman la hipótesis de los deslizamientos en masa para explicar la génesis de los valles de La Orotava y Güímar. Posteriormente también se explicaría mediante un deslizamiento la formación del Circo de Las Cañadas
La teoría de deslizamientos en masa en Canarias fue planteada por primera vez por el geólogo Telesforo Bravo, hace más de cincuenta años. Se basó en pruebas materiales encontradas en el interior de las galerías de agua, pero fue muy criticada por la ciencia durante décadas.
La formación del Valle de Güímar siempre ha estado sujeta a controversia científica, pero recientes estudios, emanados de la observación “in situ” de grandes fenómenos catastróficos, como la erupción del volcán Santa Helena en 1980, o las exploraciones de los fondos marinos de Canarias mediante el scanner de barrido lateral, como la campaña de Watts y Masson en 1995 o las del buque oceanográfico Hespérides (Teide Group, 1997), han variado el paradigma.
Fondo del Valle de Güímar desde la Ladera de Agache. |
Hoy se sabe que los grandes deslizamientos han cambiado por completo la fisonomía de las Islas Canarias en los últimos miles de años, ya que El Golfo y Las Playas en el Hierro, el Noroeste gomero, el Valle de Aridane de La Palma, las Cañadas del Teide, y los valles de La Orotava y Güímar al parecer se originaron por grandes deslizamientos gravitacionales.
En algunos fondos de barranco la erosión ha dejado en evidencia diferentes capas de piroclastos de diferente naturaleza que se superponen unas sobre otras. Barranco de la Piedra Cumplida. Arafo. |
¿Cuál fue su origen?
La formación del valle de Güímar estuvo precedida por la formación de un gran estratovolcán, llamado a posteriori Cho Marcial, cuyos materiales se disponían como un tejado a dos aguas, a ambos lados de la cumbrera de la Dorsal Noreste de Tenerife, más o menos en el lugar en el que se alza el actual Pico del Valle (Cho Marcial) y la Caldera de Pedro Gil.
Era un edificio volcánico similar en su génesis al actual Teide-Pico Viejo, y se elevó rápidamente (hablando de tiempo geológico) hace un millón de años, cesando sus procesos constructivos hace medio millón de años. La continua actividad eruptiva hizo crecer en altura a este gran aparato hasta que el excesivo crecimiento generó una inestabilidad gravitacional, produciendo el desplome de esa parte de la Isla.
Laja de Chafa, grandioso dique que se levanta sobre el abismo en la Ladera del mismo nombre. Candelaria. |
¿Cómo sabemos que su construcción fue muy rápida?
Debido a que en la zona encontramos pocos paleosuelos (llamados almagres, suelos fértiles rubefactados, o sea, enrojecidos por las coladas de lava que fluyen sobre ellos) y casi no hay discontinuidades erosivas entre unas coladas y otras, por lo que los agentes erosivos no tuvieron tiempo de actuar entre erupción y erupción.
¿Cómo ocurrió el deslizamiento y la avalancha?
Súbitamente y de forma catastrófica, las tensiones gravitacionales produjeron un deslizamiento en masa que decapitó la cabecera del Valle y parte del Volcán Cho Marcial. Esta enorme avalancha de materiales desmoronados dejó tras de si una depresión en forma de herradura, abierta hacia el mar y limitada por paredes muy escarpadas (Ladera de Chafa al Norte y Ladera de Anocheza al Sur), con distancias entre los dos escarpes de 9 km en las proximidades del mar y 12 km en su cabecera.
Roca volcánica de tipo basáltico. Altos de Arafo. |
El desmoronamiento dio lugar a la formación de una brecha de materiales rotos y triturados que quedaron recubriendo la depresión, sobre los materiales anteriores al deslizamiento. La brecha está formada por fragmentos, de muy diverso tamaño y composición, inmersos en una matriz granulosa que engloba incluso restos vegetales. A esta singular brecha se la conoce popularmente por cabuqueros y gente de las galerías como mortalón. La gran avalancha está localizada y cartografiada en los fondos marinos. Se estima que ocupa unos 1600 km cuadrados de superficie y 120 kilómetros cúbicos de volumen
¿Qué ocurrió después?
La súbita descompresión provocó, inmediatamente, el ascenso del magma acumulado en las cámaras someras y una fase de intenso volcanismo que emitió un gran volumen de lavas que rellenaron el fondo de la depresión. Otra de las consecuencias del deslizamiento fue el inmediato vaciado de gran parte del acuífero subterráneo y una modificación sustancial de la circulación de las aguas subterráneas.
Dique semitumbado y muy castigado por la erosión en los alrededores de Montaña Colorada. Arafo |
El volcanismo posterior se caracterizó por una actividad dispersa en la cabecera, dentro del ámbito del eje estructural, y originó, en lugar de un solo estratovolcán, un extenso campo de conos de escorias imbricados y superpuestos, con sus correspondientes coladas lávicas y campos de piroclastos: montañas de Izmaña, Colorada, El Guanche, La Laja, Ayesa, Itote, Aricama, Articosia, Cuello, Del Corral; todos ellos conos piroclásticos más o menos desmantelados por la erosión y casi todos coetáneos. Los derrames lávicos recubren y tapizan toda la ladera hasta alcanzar el mar.
El valle se fue llenando de materiales lávicos, sobre todo basaltos muy fluidos y poco viscosos, que recibe diferentes nombres locales, como piedra viva, piedra molinera, matacán, piedra muerta, dependiendo de su consistencia y coherencia.
La erosión ha sido tan intensa en las cabeceras del Valle que ha dejado barrancos tan profundos como el de Añavingo en Arafo. |
Durante esos años se produjeron cientos de erupciones que se fueron amontonando sobre el mortalón, sin apenas solución de continuidad entre unas y otras. La actividad filoniana es mucho menor y solamente encontramos diques en el Valle de las Higueras en las zonas de cumbres (Laja de Cheque, Laja de Chafa, La Lajita, La Pared).
El vulcanismo ha continuado hasta tiempos muy recientes. Hace 306 años se produjo la triple erupción de los volcanes de Siete Fuentes, Fasnia, y Montaña de Las Arenas. Estas erupciones fueron de tipo basáltico y los conos formados durante el episodio eruptivo se alinean a lo largo de una fisura.
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