El aprovechamiento de la dehesa se desarrolla en sectores de la Península Ibérica de clima mediterráneo continental, pero con tendencia oceánica, sobre suelos minerales débilmente desarrollados, de materiales no consolidados de origen eólico, aluvial o coluvial, casi originales, con ausencia de arcilla y materia orgánica.
Los suelos permiten un amplio rango de posibles usos agrícolas, pero con limitaciones asociadas a la topografía, su débil espesor, alta pedregosidad y elevada acidez.
Cerca de estas riberas encontramos lechos aluviales de inundación, ocupados por pastizales densos, de alta producción y agostamiento más tardío, que es aprovechado por vacas y cerdos.
Los elementos básicos de la dehesa lo constituyen en principio una superficie arbolada o no que sustenta un pastizal en el que conviven especies ganaderas y fauna silvestre, de tal manera que es el manejo del ganado el que mantiene el ecosistema y lo convierte en un sistema sostenible. La acción antropogénica en una actividad milenaria es la que ha ido conformando los sistemas adehesados, pero esta actividad en el devenir del tiempo, no ha sido la misma en todos los territorios, de ahí que la vicisitud histórica conforma distintos tipos de dehesa en los territorios. |
Sin embargo, el sector más relevante es la dehesa propiamente dicha, de encinas y alcornoques; quejigos y algarrobos, donde pastan ovejas, vacas y los cochinos se ceban hozando durante la montanera, aprovechando la abundancia de bellotas. Las cabras ramonean matorrales como la maraña, el cantueso, la jara y los zarzales.
La dehesa tiene una función económica que no debemos perder de vista, al ser un sistema agrosilvopastoril donde se caza, y del que se obtienen múltiples productos forestales (madera, corcho, leña y esencias aromáticas).
- El corcho, tapón de grandes vinos en todo el mundo y aislante eficaz, renovable y antialérgico.
- El carbón de encina se ha encarecido como un combustible de cocina de alta calidad.
- El cerdo ibérico, de menor cantidad de grasa, altas cualidades de gusto y sabor y plato estrella de una nueva gastronomía en auge.
- Los olivos de comarcas montañosas, de escasa producción de aceitunas, pero de gran calidad y materia prima de aceites exquisitos.
- Las esencias aromáticas extraídas de la lavanda, el romero, el tomillo y la retama, que alimentan una agroindustria perfumera con un futuro prometedor.
“naturales”.
Su cometido medioambiental es claro, al ser un espacio que ha conservado su funcionamiento como complejo sistema ecológico. Sirve de albergue a una gran cantidad de fauna salvaje (rapaces como la lechuza, el elanio azul o el águila real; mamíferos como conejos, liebres, linces y ciervos; numerosos reptiles y anfibios), que convive con el ganado y los usos agrarios y silvícolas.
Ha pasado de ser un sistema que era sostenible en lo local y en lo global (no utilizaba recursos exógenos, no generaba residuos en el ecosistema), a verse afectado por una serie de cambios en la economía española, como:
- Decisiones políticas tomadas muy lejos (la Política Agraria Común contempla la dehesa como un valor paisajístico, pero no económico).
- Cambios en el modo de vida de las comunidades cercanas, como el despoblamiento del campo español.
- Escaso apoyo a los sectores agrarios y ganaderos y la pérdida de valor monetario de sus productos
La dehesa alberga un gran patrimonio medioambiental y cultural y constituye la base de actividades económicas diversas que generan gran valor socioeconómico y cultural |