sábado, 4 de abril de 2015

Geopolítica



La geopolítica es una disciplina que ha estado presente desde tiempos inmemoriales en los ámbitos militares, estratégicos y politicos. Sus primeros testimonios se remontan a la antigua China y está presente en la obra de Sun Tzu, pero también en Estrabón y Herodoto.


Sun Tzu

La forma moderna de la geopolítica, sin embargo, sólo existe desde que el mundo ha sido completamente cartografiado, es decir, desde finales del Siglo XIX.
El término geopolítica fue acuñado en 1899 por el politólogo sueco Rudolf Kjellén, como un pensamiento que busca en la ubicación geográfica de los países y continentes una interpretación política. 


Batalla de Amoy, en China, durante la I Guerra del Opio. Las intervenciones extranjeras en China fueron constantes hasta 1949, año en que nace la República Popular.

Debido a que el término en sí mismo es el resultado de superponer geografía y la política, desde el principio, es una mixtura extraña de ciencia y filosofía.
El propio Rudolf Kjellén desarrolla las bases epistemológicas de la geopolítica (Geopolitik en alemán). Como apartado de la geografía política, la geopolítica se centró en formular una teoría sobre el desarrollo y las necesidades del Estado como ente espacial y justificar las políticas expansionistas de los países europeos.

Kjellen combinó la teoría de Friedrich Ratzel de la naturaleza orgánica del Estado, junto con las ideas del geógrafo británico Sir Halford Mackinder John, que escribió un artículo en 1904 llamado El Pivote Geográfico de la Historia,  donde afirma que el control de Europa del Este era vital para el control del mundo. 


Teoría del "Área Pivote" de Mackinder John. Según esto, la clave está en dominar el Caucaso y regiones adyacentes, para dominar el mundo.

Su hipótesis venía a decir que quién gobierna Europa Oriental dirige el Heartland (también conocido como el Área Pivote). El que gobierna el Heartland comanda la Isla-Mundo y el que gobierna la Isla-Mundo ordena el mundo. 
El área de pivote es el área central de Eurasia, y el mundo-isla es toda Eurasia (Europa y Asia). 


Imperio Japonés en su mayor extensión (1942). La teoría del espacio vital alemán fue copiada al ciento por ciento por los estrategas japoneses.

Las bases teóricas de la geopolítica son en general muy flexibles. Considerando sólo los principales análisis geopolíticos del siglo XX, es evidente que a menudo hay una complicidad entre un determinado análisis geopolítico y una ideología política. 

Homer Lea, aventurero y asesor estratégico en la convulsa China de principios del siglo XX, escribió en su libro de 1912, El Día de los Sajones, una justificación completa de la dominación colonial británica, diciendo que era necesaria e inevitable en un hipotético enfrentamiento mundial contra eslavos y teutones. 


Homer Lea, con uniforme de oficial chino. Su discapacidad física no impidió que hiciera una gran carrera como asesor militar en China, y como estratega y geopolítico.

En la década de 1920, el geógrafo alemán Karl Haushofer utiliza la Geopolítica para apoyar la expansión alemana. 
Haushofer consideró que a los países densamente poblados como Alemania se les deben permitir por derecho, ampliar y adquirir el territorio de los países menos poblados (como Checoslovaquia y Polonia). 

Este concepto, conocido como Lebensraum (espacio vital) fue desarrollado en realidad por Ratzel, que es a menudo llamado el fundador de la geografía política. 

Haushofer retorció las teorías de Ratzel para desarrollar la pseudo-ciencia de la  Geopolitik. El Lebensraum de Haushofer justifica la expulsión de los pueblos "menores" para promover los objetivos del Estado en crecimiento.


Lebensraum alemán, al que hay que sumar los estados que decidieron apoyar sin fisuras la política del Tercer Reich. Los nazis creían que tenían un derecho "natural" para sojuzgar y exterminar a los pueblos englobados dentro de su "espacio vital".
Haushofer fundó y editó la revista Zeitschrift für Geopolitik en 1924 y luego se convirtió en profesor de geopolítica una vez que los nazis llegaron al poder en Alemania en 1933. La revista, y la carrera de Haushofer, sólo duró hasta 1944 pero tuvo un impacto significativo en los objetivos de política exterior de la Alemania nazi. Proporcionó el apoyo académico y científico para la expansión del Tercer Reich.

Haushofer conocía a Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler, pero sus ideas tenían una influencia limitada sobre el Führer. Hitler tenía su propio concepto de la geografía y de la expansión del Estado. En su autobiografía Mein Kampf, Hitler explicó que Alemania tenía el "derecho moral de adquirir la tierra y territorio extranjero" de razas "inferiores". 
Fuera de Alemania, solo la comunidad geográfica de Japón apoyó el trabajo de Haushofer y las ideas de la geopolítica como arma de conquista.

El hijo de Haushofer, Albrecht fue acusado en el 20 de julio 1944 del complot para asesinar a Hitler, por lo que el anciano geopolítico fue encarcelado en un campo de concentración.
Después de la guerra, Haushofer fue interrogado por los aliados y en 1946, consternado por la muerte de su hijo, se suicidó.


Esquema que explica la Teoría del Dominó. Este concepto geopolítico llevó a los Estados Unidos a intervenir en Corea, Vietnam, Laos, y Camboya. Carente de sentido tras la caida del Muro de Berlín, ha sido resucitada para justificar las intervenciones en Oriente Próximo, contra el yihadismo

Tras la Segunda Guerra Mundial, la naturaleza del pensamiento geopolítico en general, se alinea con el poder, del que emanan grandes estrategas autoproclamados que formulan teorías sobre zonas del mundo donde intervenir para una mayor seguridad del “Mundo Libre” o de los “Paraísos Socialistas”. Desde la Teoría del Efecto Dominó, hasta la de las Armas de Destrucción Masiva Almacenadas en Palacios, pasando por la intervención soviética en Hungría, Checoslovaquia y Afganistán, el mantenimiento del expansionismo sionista en Oriente Medio, el apoyo al régimen de apartheid en Sudáfrica, la permisividad con la ocupación ilegal del Sahara Occidental por Marruecos, todos estos actos están refrendados por sesudos estudios geopolíticos que los justifican.

Aceptemos como premisa que la forma específica y disposición de los diferentes continentes y países pueden tener un significado político. 
Sin embargo, tan pronto como la geopolítica se involucra en la interpretación, del espacio político, tienden a buscar una lógica única y exclusiva, que no se apoya en presupuestos epistemológicos geográficos, sino en un determinado concepto político. 


Soldados estadounidenses en Vietnam.

Muchos análisis geopolíticos ignoran las peculiaridades nacionales, las culturas, los pueblos y su historia, que desaparecen bajo los dictados de una lógica expansionista orientada hacia el poder, ocultando otras perspectivas críticas y alternativas. 


Soldados soviéticos en Afganistán durante la guerra de 1980-1988. Los británicos intervinieron en 1839, 1878 y 1919. Los soviéticos en 1979. Los estadounidenses y sus aliados en 2001.
 
El pensamiento geopolítico se ajusta siempre a la uniformidad. Reduce los diversos espacios geográficos, históricos y culturales a unas pocas líneas de trazo grueso en un mapa. 
Proclaman la inmutabilidad geográfica, invocada por los geoestrategas a través de dibujos y símbolos cartográficos: flechas, círculos y líneas, creando así una apariencia de objetividad para su análisis. Crean la impresión de que los contextos no espaciales son estimados y tenidos en cuenta, cuando, la verdad, es que las conclusiones están decididas de antemano.




Por lo tanto, hay muchos indicios de que el resultado de un análisis geopolítico es mucho muy dependiente de la visión del mundo de su autor.
Sueñan con lograr el ascenso político de un país determinado, y para ello elaboran rápidamente los argumentos geopolíticos adecuados a este objetivo, permitiendo aparentar conclusiones necesarias y sin alternativa. 
La geografía es entonces una herramienta útil para presentar un argumento filosófico bajo la apariencia de objetividad científica. 


Invasión de Hungría en 1956. Los tanques soviéticos en Budapest, enfrentados a la población magyar que se sublevó frente a la hegemonía del Pacto de Varsovia. El Bloque Occidental decide no intervenir, para mantener el Status quo territorial surgido de los acuerdos en Postdam, al final de la 2 Guerra Mundial.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho tu blog!!!!!!!!!!!!! te quiero mucho .besos daylo.

Fermín Gigante Carballo (Nueva Geografía Canaria) dijo...

Yo también te quiero. Besos y abrazos.