martes, 29 de diciembre de 2009

Los viajes de Nikolai Vavilov (Cap. 1).



El geógrafo ruso Nikolai Vavilov realizó una serie de viajes a lo largo y ancho de nuestro planeta, durante más de veinte años, en el convulso período de entreguerras del Siglo XX y llegó a obtener una colección de semillas que sería la mayor del mundo, con unos doscientos mil especímenes.
 
Su influencia sobre los campos de la agricultura y la biodiversidad es tan grande que las zonas fuente de las plantas más usadas en la agricultura llevan su nombre.
En la actualidad, ecologistas, biólogos y agricultores de todas partes del mundo, nos advierten de las amenazas sobre la biodiversidad lo que pone en peligro el futuro de la agricultura y la ecología del planeta.

Nikolai Vavilov ha sido, sin duda uno de los grandes científicos del siglo XX, quien a pesar de ser poco conocido ayudó enormemente a descubrir y catalogar la biodiversidad agrícola del planeta, recolectando semillas de plantas agrícolas, como millo silvestre y cultivado, papas, granos, forrajeras, frutas y hortalizas, al igual que datos sobre la geografía de los lugares que visitó y sobre los idiomas y culturas de sus habitantes.
Su primera expedición de recolección de plantas lo llevó a Irán (llamado entonces Persia), de mayo a agosto de 1916, durante la Primera Guerra Mundial, y con un zar reinando sobre la Madre Rusia. Su travesía, estuvo plagada de dificultades, bajo temperaturas que rozaban los 45 ºC, y acercándose peligrosamente a las trincheras donde combatían los imperios ruso y turco.

Más tarde visitaría las cordilleras del Pamir, Tien Shan, Kara Kumy, Hindu Kush, regresando en varias expediciones posteriores en 1924, 1929 y 1932.
 
Tras el triunfo de la Revolución de Octubre, el gobierno de la recién formada Unión Soviética reconoció el valor e importancia de la obra de Vavilov, que aunque no se manifestaba como bolchevique, pensó que su trabajo con el régimen soviético era en beneficio de sus compatriotas y de toda la Humanidad.

Su segunda expedición fue a Estados Unidos, entre mayo de 1921 y enero de 1922. Fue el primer paso de cooperación científica entre Washington y Moscú, en el que Vavilov abrió una oficina de botánica aplicada en Nueva York, a la cual inmigrantes rusos llevaron numerosas muestras de semillas.

Durante la expedición a Afganistán, iniciada en julio de 1924, Vavilov aprendió a comunicarse en farsi y árabe, para que el lenguaje le sirviera como un método de conocer los orígenes de las plantas. Comparó los nombres de granos y animales en ruso, tazdik, pashtun y kafir para ver si estos idiomas tenían términos agrícolas en común. Durante el otoño, llegó a Nuristán, una de sus regiones más pobres y remotas, nunca antes visitada por un geografo y con recursos botánicos y agronómicos desconocidos para la ciencia.

A su regreso a casa, la Sociedad Geográfica Soviética galardonó a Vavilov con la medalla de oro N.M. Przhevalsky (famoso geográfo y naturalista ruso).

En su siguiente viaje, recorrió el Mediterráneo Oriental, Siria y Palestina, Egipto y Sudán, convertidas en colonias europeas, tras el hundimiento del Imperio Otomano. En Siria tuvo que lidiar con tribus belicosas antifrancesas que lo trataron amablemente y facilitaron su trabajo en cuanto supieron el motivo de su viaje. Vavilov fue el primer ciudadano soviético en entrar a Etiopía, donde conversó con Haile Selassie, el Ras Tafari. A través de intérpretes hablaron del trigo, de la agricultura etíope y de la Revolución Rusa.

Sus siguientes expediciones botánico-geográficas lo conducen en 1929 a China, Japón y Corea, y entre 1930 y 1931 recolectó especímenes en varias localidades de Estados Unidos, incluyendo los estados de Florida y Texas y reservas de los pueblos nativo-americanos. De Arizona cruzó a México y continuó su travesía hasta Guatemala.

Su última expedición internacional fue a Centro y Sudamérica, entre 1932 y 1933, e incluyó escalas en El Salvador, Costa Rica, Honduras, Panamá, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Trinidad y Cuba.



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