viernes, 30 de agosto de 2024

ENSEÑAR E INVESTIGAR


 

 

ENSEÑAR E INVESTIGAR.

La importancia básica de enseñar cómo investigar radica en tener la capacidad, no solo de transmitir métodos de investigación y prudencia con respecto a las diversas fuentes de información que usaremos en nuestros trabajos (bibliografía, documentos, información oral, estadísticas, encuestas), sino también radica en convertir al alumno en un actor de su propio proceso de aprendizaje, capaz de contribuir eficazmente a su construcción personal.

En este punto es donde descansa el vínculo fundamental entre docencia e  investigación en Historia y Geografía a nivel de secundaria y bachillerato.

En el momento en que la enseñanza de estas ciencias se relaciona con el proceso de desarrollar una relación crítica con el mundo, con la sociedad y con el conocimiento, queda claro que la edad, los conocimientos previos y la experiencia de nuestros estudiantes tienen poca importancia en este proceso.

Cualquier estudiante, aunque tenga doce años o veinte, es capaz de hacer preguntas sobre cualquier problema social o un fenómeno territorial, tal y como hacemos los científicos sociales continuamente (aunque de un modo distinto y a otra escala).

El trabajo del docente es conducir a los estudiantes hacia este proceso de interrogación, incluso si esto significa dejar espacio para improvisar, ya que la respuesta final es menos importante que el trabajo que hace el estudiante en la construcción del problema, porque la clave es fomentar el deseo de buscar respuestas.

Media Montaña. Arafo.


Enseñar el escepticismo, desarrollar un espíritu de pensamiento crítico, alentar a los jóvenes a construir su propia cultura histórica, a cimentar su propia relación con el pasado y el presente…la mayoría del profesorado estaría de acuerdo con que estos objetivos son el núcleo de su tarea.

Sin embargo, la elección del camino hasta alcanzar este núcleo, y el uso de diferentes herramientas pedagógicas es lo que produce desacuerdos entre los docentes.

Aprender hechos, fechas, y lugares, es básico en nuestras materias y veo casi imposible conocer nuestras ciencias sin estos elementos. La cuestión es que esta información debe presentarse como el resultado de un trabajo tangible, fruto de un proceso de análisis, porque no podemos seguir pensando que los estudiantes aún no tienen los conocimientos adecuados para afrontar un proyecto de investigación.

Madrid oeste

 

Transmitir conocimientos exclusivamente desde una exposición oral no suele ser muy eficaz, excepto en aquellos estudiantes que poseen las herramientas precisas para poder construir su propio aprendizaje.

La piedra angular de la enseñanza es convertir a los estudiantes en actores en su propio proceso de aprendizaje, pero a veces, el marco rígido de las lecciones tradicionales, los posiciona con demasiada facilidad como consumidores pasivos.

Tendríamos que primar los procesos frente a los resultados. Cuando el alumnado está muy comprometido con la construcción de su aprendizaje, conoce el temario y se encuentra lo suficientemente maduro académicamente para plantear revisiones y adaptaciones del mismo. Tiene además la suficiente sensatez y cercanía para plantearlo libremente y pueden solicitar concreción, capacidad de síntesis, un discurso más eficiente, acorde con su capacidad de atención.

Las clases-conferencia impulsan al alumnado a iniciar estrategias de dilación o de escape. Eso nos lleva a los docentes a intentar que los contenidos sean más atractivos, reducidos, anecdóticos, intrascendentes o más fáciles, demostrando falta de criterio a la hora de afrontar el proceso de aprendizaje de nuestros discentes. 

Pico del Valle, desde Las Arenas.


En el caso de la adaptación de estos contenidos a las diferentes realidades de nuestras aulas, habrá que determinar hasta qué punto afectaría a la programación anual de la materia, y considerar si esas adaptaciones podrían resultar un problema insalvable, pero también debemos estar dispuestos a aprender a escuchar a los sujetos y objetos de nuestra tarea como docente.

Sin embargo, algo que no debemos dejar pasar por alto es el respeto a nuestros derechos como educadores, y hasta qué punto, nos puede molestar, disgustar o crear insatisfacción ceder ante solicitudes de nuestros discentes, ya que eso sería un factor perturbador de el equilibrio emocional necesario para entrar todas las mañanas en el aula.

La comprensión llega cuando los estudiantes hacen suyo un tema. Una clase que comienza con una pregunta central, avanza como un proceso de investigación colectiva y concluye con una respuesta, moviliza a los estudiantes en un grado mucho mayor que una conferencia, incluso si esta pregunta se presenta en forma de una hipótesis planteada por el profesor con una respuesta ya conocida. 

Pino solitario en los malpaíses cerca de Chío, Guía de Isora.
Pino solitario en los malpaíses cerca de Chío, Guía de Isora.

 

Una vez más, la clave está en concretar el vínculo entre la investigación y la docencia. Esto no significa necesariamente tratar a los estudiantes como si fueran investigadores meritorios, sino más bien alentarlos, en su posición de principiantes, a utilizar mecanismos de construcción del conocimiento que exijan un grado de saber hacer, como lo haría un historiador o un geógrafo en su trabajo.

Para ello, la pregunta que impulsa al grupo puede incluso ser examinada y planteada por los propios alumnos. No es una pérdida de tiempo permitir que los estudiantes articulen sus propias preguntas sobre un tema que ha sido planteado previamente.

¿Por qué el profesor debe presentar siempre el material desde una posición de conocimiento, incluso relativamente simplificada, cuando hay muchas posibilidades de que esto parezca alienante para los estudiantes y, por lo tanto, inútil y poco interesante?