lunes, 17 de diciembre de 2012

La geografía de género o feminista.





Este enfoque en la geografía se empieza a desarrollar a partir de los años sesenta, dentro de los movimientos políticos y sociales de rebeldía antisistema, en paralelo a la progresiva incorporación de la mujer a la esfera pública y laboral, así como a la actividad docente e investigadora. En la investigación social, el género del investigador puede influir en el resultado.
Surge como una crítica a las disciplinas tradicionales, por la presencia dominante del hombre y que cuestiona los supuestos patriarcales y jerárquicos en los que se basa la geografía, haciendo énfasis en la opresión de las mujeres y la desigualdad social por motivo de género. Critica la interpretación masculina espacial de los fenómenos sociales y define a la mujer como agente activa en la organización del territorio. 

La pobreza tiene rostro de mujer
La geografía feminista habla de un espacio segregado por cuestiones de género, con un dominio masculino en las esferas de producción, desde los campos de cultivo, las minas o las fundiciones, hasta las grandes corporaciones financieras. Sin embargo existen espacios feminizados, como son el hogar, las escuelas primarias, los talleres de ropa, o los asilos de ancianos.

La ciudad capitalista está diseñada desde presupuestos masculinos: parques con numerosos recovecos y sendas aisladas donde los agresores sexuales pueden ocultarse, o centros comerciales con grandes aparcamientos donde las mujeres solas suelen ser atracadas. 
El enfoque feminista argumenta que las ciudades deben ser reestructuradas, con el fin de reducir las desigualdades de género, ya que el acceso de las mujeres a una serie de bienes y servicios es más restringido que el del hombre. 

Resurgimiento del feminismo en muchos países del mundo: “lo personal es político” dijo Kate Millet y revolucionó la manera de pensar el feminismo. La opresión llegaba a la vida más íntima y eso también se podía cuestionar.


La percepción del medio ambiente y la representación del espacio varían con el género, y para este enfoque. el lenguaje mismo de la geografía es sexista.

La geografía feminista, de género o de la mujer es una geografía social que estudia, entre otros, los siguientes asuntos: cómo las leyes del aborto influyen en las mujeres pobres de los guetos urbanos en países desarrollados; el rol de las mujeres como asalariadas; la dificultad para el acceso de las mujeres a la educación; la renta de la salud; la mujer y la emigración; la mujer y la atención de los niños y las personas dependientes de edad avanzada; así como los espacios de la mujer en la esfera de la producción, los espacios de la mujer en la esfera de la reproducción y el papel de la mujer en el espacio de la marginación. 

La educación de niños y niñas por igual es una factor determinante en el avance social.


Una tarea importante ha sido la redacción de monografías que abordan la manera en que las experiencias de las mujeres y sus percepciones, (incluso sus movimientos espaciales) difieren de las de los hombres.
En algunas regiones del mundo, la relación de la mujer con su entorno se manifiesta en un deliberado control social, incluso para los movimientos personales, ya sea en la esfera doméstica o en el espacio público. 

Rosie la remachadora, considerada un icono de la lucha de las mujeres trabajadoras por sus derechos.

Otros tratados revelan el papel jugado por las viajeras del siglo XIX y principios del XX en la expansión del conocimiento geográfico, el vital protagonismo de la mujer en la reproducción social, sobre todo en el hogar, que favoreció el ascenso del capitalismo industrial, y el trabajo de las hijas, hermanas y esposas de los emigrantes en la construcción de espacios y de nuevas identidades nacionales.

La geografía feminista crítica focaliza sus estudios en el modo en el que el espacio se estructura para mantener los roles tradicionales de género y sus relaciones.
Las variaciones espaciales en las relaciones de género pueden afectar a la localización industrial, debido a que la disponibilidad de mano de obra femenina barata es una gran atracción para los empleadores, y la cantidad de este tipo de mano de obra varía según las regiones y las naciones. 

Mujeres ocupando puestos hasta ahora considerados "cosa de hombres"
Se han realizado algunos estudios, especialmente en el Tercer Mundo, que abordan como los cambios tecnológicos afectan, en ocasiones, de manera favorable a la emancipación de la mujer. Es el caso de la difusión del uso de la bicicleta entre las mujeres en algunos países de América Latina y Asia, lo que ha llevado a una mayor movilidad de las mujeres, animándolas a ampliar su esfera e incluso a aprender cómo leer mapas.
Algunas representantes destacadas de esta corriente son Doreen Massey, Cindi Katz, Gillian Rose, Mireia Baylina, o María Prats Ferré.


Doreen Massey. (1944-2016). En los ensayos que dieron forma a Space, Place and Gender (1994) adoptó una perspectiva feminista para repensar las relaciones de poder. Su concepto de las “geometrías de poder” prestó atención a las maneras en que distintas poblaciones y lugares experimentan procesos como el de la globalización .


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