jueves, 19 de noviembre de 2009

Hambre.



La Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria finalizó ayer tres días de reuniones tras lograr el compromiso de la comunidad internacional de realizar más inversiones en agricultura y erradicar el hambre en el plazo más breve posible.
El Director General de la FAO, Jacques Diouf, aseguró que la Cumbre ha significado "un paso importante para alcanzar nuestro objetivo común: un mundo libre del hambre". "Actuemos para lograr un mundo más próspero, justo, equitativo y pacífico. Pero sobre todo, actuemos rápido porque los pobres y los hambrientos no pueden esperar", dijo también.
Diouf, probablemente, ha demostrado ser uno de los dirigentes internacionales con mayor claridad de ideas, de cómo conseguir los cambios y de las causas por las que no se consiguen.

La Cumbre acordó igualmente "enfrentarse de forma proactiva a los desafíos que el cambio climático plantea a la seguridad alimentaria y a la necesidad de adaptación y de mitigación en la agricultura.... con particular atención a los pequeños productores agrícolas y las poblaciones vulnerables".

Además de representantes de organizaciones internacionales y regionales, sesenta Jefes de Estado y de Gobierno y 191 ministros de entre los 182 Estados Miembros de la FAO.

Quizá especialmente emblemáticas fueron las palabras del Santo Padre, Benedicto XVI, que afirmó “La tierra puede nutrir suficientemente a todos sus habitantes” porque “si bien en algunas regiones se mantienen bajos niveles de producción agrícola a causa también de cambios climáticos, dicha producción es globalmente suficiente para satisfacer tanto la demanda actual, como la que se puede prever en el futuro”. Exactamente los mismo decían muchos técnicos que trabajaron en África en los años setenta, cuando se decía que el problema era el exceso de seres humanos... y no veas lo que hemos crecido en cuarenta años.
También pidió no olvidar “los derechos fundamentales de la personas, entre los que destaca el derecho a una alimentación suficiente, sana y nutritiva, y el derecho al agua”.
Para lograr esos objetivos, “rescatar las reglas del comercio internacional de la lógica del provecho como un fin en sí mismo, orientándolas en favor de la iniciativa económica de los Países más necesitados de desarrollo, que, disponiendo de mayores entradas, podrán caminar hacia la autosuficiencia, que es el preludio de la seguridad alimentaria”.


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