sábado, 14 de mayo de 2016

La Vegetación del Sahara y sus bordes.(II)











RELIEVE.

Por sus dimensiones, unos 5.000 kilómetros de oeste a este, y por su variedad, el Sahara es el desierto cálido mayor del mundo. Su nombre en árabe: الصحراء الكبرى, aṣ-Ṣaḥrāʾ al-Kubrā , significa el Gran Desierto. Con 9 065 000 km2 de superficie, abarca la mayor parte de África del Norte ocupando una extensión casi tan grande como la de China o los Estados Unidos.

Es un viejo desierto instalado sobre una plataforma antigua, que se encuentra recubierta en discordancias laterales por diferentes capas de arenisca. Los rebordes abruptos de estas coberteras o tassilis son el elemento mayor de los paisajes saharianos.

Jebel Uweinat, macizo de origen volcánico en la frontera de Egipto, Libia y Sudán.
Encontramos pocas montañas en este territorio, solamente algunos bloques graníticos tales como las Montañas Ahaggar, y algunos macizos volcánicos como el Tibesti. El relieve más  importante se localiza el borde noroccidental, la Cordillera del Atlas, aunque en el borde oriental encontramos el Monte Uweinat de casi dos mil metros de altitud.

El Sahara es un verdadero museo de paleoformas a causa de su antigüedad, de los pluviales del cuaternario datan una abundancia de formas modeladas por el agua: redes hidrográficas con profundos cañones, torrenteras, marmitas de gigante, meandros perfectos y terrazas.

A los periodos más áridos se remontan las depresiones hidroeólicas, ciertas gargantas y macizos dunares. 
Yardangs, formas de erosión eólica. Borkou. Chad.

La meteorización es importante en este tipo de territorios, llegando a explicar en parte las formas actuales del lugar, ya que la intensidad de los agentes atmosféricos no se halla atenuada por ningún tipo de suelo, ningún tapíz vegetal. La termoclastia y  crioclastia, e incluso la haloclastia se convierten en factores primordiales en la descohesión de los granos que forman el roquedo.

El viento ejerce en primer término una deflación, este barrido diferencial origina los campos de cantos (Regs), desgasta las bajas mesetas rocosas (Hamadas) y acaba por limpiar las depresiones hidroeólicas (Dayas), con extensiones que van de algunos decámetros hasta cientos kilómetros de diámetro y heredadas de tiempos pasados, como, por ejemplo, las del Sahara egipcio.

El segundo acto es la corrasión de la que derivan los yardangs, especie de lomas rocosas de escasa altura y que se organizan en forma de cadena (por ejemplo Borkou, en el Norte del Chad).
Camellos en el Guelta d'Archei, en el noreste de Chad.

El tercer acto es el depósito. Se sabe que las cuencas desérticas están llenas de dunas de arena, (barjanas, ghourd) que pueden reunirse en cadenas (silk), creándose macizos a partir de las mismas (Ergs).

En cuanto al trabajo de las aguas, es decepcionante. En los interfluvios denudados, la escorrentía areolar y en regueros, tiene como único efecto limpiar los pedimentos y los glacis, pero no los crea. La arroyada concentrada guiada por las redes heredadas es poco importante, ya que  los caudales tienen una extremada turbidez quedándoles escasa competencia para excavar.

La conclusión que se puede extraer del relieve y las formas de este desierto, es que es uno de los peores lugares para el desarrollo de cualquier tipo de biocenosis. 

Oasis de Ubari, en la región de Fezzan, Libia.

SUELOS.

Un suelo es un subsistema natural, complejo (mineral y orgánico) y dinámico, formado en la zona de contacto de la litosfera, biosfera y atmósfera, y que establece unas estrechas interrelaciones con el elemento biótico (especialmente el elemento vegetal) del medio.

Los suelos se distribuyen en el territorio en función de las condiciones del medio natural, y los factores que influyen directamente en su formación son: el clima, la vegetación, el material de origen, el tiempo y la topografía. Los suelos son el soporte natural para la vegetación, por lo que están íntimamente interrelacionados y cualquier cambio en el suelo supone cambios en la vegetación.
Campo de dunas moviles. Arenosoles arídicos con granos de color rojo, debido a los procesos de oxidación mineral. Región de Tradart. Argelia

El suelo es el soporte físico de las plantas. Las raíces son el vínculo, pero también el elemento que ayuda al intercambio de materia y energía entre suelo y plantas. El sustrato edáfico aporta la mayoría de los elementos de los que se nutren las plantas y también satisface las necesidades de agua de las plantas. Por último, aporta una parte del oxígeno para la respiración celular de las planta.

Los suelos proceden de la disgregación mecánica y química de las rocas, varía mucho en sus propiedades (físicas y químicas), a pesar de que llueve poco y hay una alta evapotranspiración potencial.
Pavimento desértico recubriendo un reg.

Las arenas móviles sin vegetación no tienen suelo ya que la inexistencia de humus entorpece la absorción y lixiviación. Sin embargo, la alta evaporación favorece el ascenso de agua por capilaridad, agua que trae en disolución gran cantidad de sales (carbonatos, cloruros, nitratos, sulfatos). Estas sales forman eflorescencias y costras de sellado que impiden la migración de agua y sales.

La formación de suelos salinos en las tierras de interior se debe a ciclos de movilización, redistribución y acumulación de cloruros, sulfatos, carbonatos y bicarbonato sódico. Son fenómenos que vienen condicionados por el clima, el régimen de humedad del suelo, posición geomorfológica y la clase de drenaje que exista en la zona.
Rocas con forma de seta, debido a la erosión eólica diferencial, ya que su erosividad es mayor en la base de la roca.
 

  1. En los márgenes del Sahara hay suelos pardos esteparios (Kastanozems), especialmente en el Norte.
  2. En la zona hiperárida suelos grises desérticos (Sierozems) con costras de sales.
  3. En las depresiones con eflorescencias alcalinas grisáceas y terrenos llanos sobre loess o sedimentos francos o arcillosos, en zonas con aridez  moderada, encontramos Solonetz, suelos minerales de regiones áridas con elevado  contenido en sodio.
  4. Sin embargo allí donde el agua es abundante existen suelos hidromorfos o Gleys, propios de zonas encharcadas en áreas deprimidas o zonas bajas del paisaje, con mantos freáticos someros, como es el caso de los oasis.
  5. En zonas de borde existen suelos fértiles llamados tirs. Son suelos de arcilla-marga oscura que, cuando la precipitación es suficiente puede retener la humedad suficiente para hacer crecer pastos de verano.
  6. El hamri, es un suelo silíceo rojizo claro que se encuentra en las llanuras entre los montes Atlas y en los bordes del desierto con la región mediterránea.
  7.  En la mayor parte del desierto cubierto de dunas se encuentran suelos arenosos (Arenosoles) compuestos por una textura granular de más de 50 cm de profundidad y, en consecuencia, retienen pocos nutrientes. 

Los fondos de valle acumulan finos y humedad que son precursores de ciertos arenosoles.
La aridez climática vincula estos suelos a dunas móviles, por lo que las condiciones para la formación de un suelo no aparecen, hasta que la duna es fijada por la vegetación (médano). Dicha vegetación comienza un proceso de liberación de materia orgánica. Estos Arenosoles arídicos poseen ínfimas cantidades de carbono y han sido removilizados recientemente por el viento. La composición química de los granos de arena varía, desde mezclas con arcillas pardas, carbonatos, o yesos, hasta arenas de origen férrico oxidadas y, por ello, de un intenso color rojo. Los Arenosoles también pueden ser calcáricos, aunque su gran porosidad, escasa  capacidad de retención hídrica y su reducida actividad orgánica origina la pérdida de calcio en los horizontes superficiales de estos suelos en zonas de escasas lluvias y temperaturas medias altas.
Desembocadura de un wadi en el Sahara Occidental.

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