martes, 17 de marzo de 2015

Geografía Colonial del siglo XXI.







Los estudios sobre los procesos de descolonización, los análisis del "fin de los imperios," se han multiplicado en los últimos años. Numerosos son los artículos científicos y de divulgación que describen el desarrollo de la descolonización que desmanteló los imperios coloniales europeos en la segunda mitad del siglo XX. 

Una consecuencia de este aumento del conocimiento ha sido la aparición de teorías convencionales que explican las características principales de la desaparición del mundo colonial. 

Las viejas potencias imperiales (España, Gran Bretaña, Francia, Portugal y los Países Bajos), sucumbieron gradualmente a una variedad de presiones que hicieron insoportable continuar su dominio colonial debido al aumento de las dificultades prácticas y los costos financieros.

Banco Nacional de Cayman. Algunas colonias insulares caribeñas se han convertido en paraísos fiscales.

Por ejemplo, los electorados metropolitanos exigieron bienestar frente a los conflictos coloniales y desapareció la idea de dominación militar. Aparecieron complicaciones para invertir allende los mares y escasez de mano de obra para trabajar en las colonias.

Los colaboradores locales eran cada vez más insuficientes para mantener la maquinaria burocrática y militar colonial. La ineficacia administrativa era la tónica dominante en los territorios coloniales y los movimientos nacionalistas, desplegando violencia y política, socavaron el valor y la seguridad de los regímenes coloniales. 

La política internacional, impulsada por las rivalidades entre las grandes potencias de la Guerra Fría y cada vez más influenciada por los gobiernos del Tercer Mundo, entre los que tienen especial peso el Egipto de Nasser, la India de Nerhu y la Indonesia de Sukarno, alienta el desarrollo de un estado de ánimo "anti-colonial" en las relaciones internacionales.

Muchas de las colonias poseen una importancia estratégica no desdeñable. Base aeronaval estadounidense de Diego García, situada en el Territorio Británico del Indico.
 
Cada vez más costosas y de dudosa reputación, las colonias se descartan y la independencia soberana se exigió, bien mediante procesos incruentos (Guinea Ecuatorial, Túnez, Somalia) o tras conflictos llenos de rencor, resistencia y derramamiento de sangre, como ocurrió en Malasia, Kenia, Vietnam, Argelia, Angola o Mozambique.

Sin embargo, en nuestra época, supuestamente "post-colonial", cuando hasta las colonias de Macao y Hong-Kong han sido devueltas a China en 1999, cuando Timor Oriental es una república independiente, las colonias están todavía muy presentes entre nosotros. 

En 2015 hay aún territorios que no han sido descolonizados: Anguila, Aruba, Ascensión, Bermudas, Curazao, Gibraltar, Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Montserrat, Nueva Caledonia, Islas Pitcairn, Polinesia Francesa, Sahara Occidental, Samoa Americana, Santa Elena, Tokelau y Tristán de Acuña. Las potencias que aún controlan territorios no autónomos son: Reino Unido, Holanda, Estados Unidos, Francia, Marruecos y Nueva Zelanda.

Tristán de Acuña, dependencia británica del Atlántico Sur. Peñasco volcánico situado en la dorsal mesoatlántica, a más de 2000 kilómetros de la tierra habitada más cercana. Viven 271 habitantes.

Y sin embargo, a pesar de esto, el impulso hacia una mayor descolonización parece casi haber cesado. 

En un mundo donde el nacionalismo, en diversas manifestaciones, es un fenómeno generalizado y donde se toma por lo general la independencia como punto final de la evolución política, ¿cómo se explica la persistencia de estos territorios dependientes de ultramar? 

Algunos apuntan que el estatus colonial ha continuado en estos territorios, debido a ciertas condiciones básicas: 

Ciertas colonias, territorios antárticos, o posesiones del Pacífico, no tienen habitantes permanentes; muchos otros son muy pequeños, tanto en superficie como en población. Abandonados a su propia suerte, la mayoría tendría un futuro incierto.

Desde el viaje de Paul Gauguin a los Mares del Sur, Tahiti y Bora, Bora, son un destino turístico que vende paraíso y diversión.

También es cierto que muchos de los habitantes de estos territorios (salvo un par de excepciones), han manifestado el deseo de mantener su condición de relación dependiente. 

Su situación alejada sirve para presionar al poder metropolitano sobre sus intereses en el incierto mundo globalizado, donde una bandera de independencia puede significar poco para un pequeño territorio o estado.

Ante la posibilidad de elegir entre la independencia y el empeoramiento de la pobreza o la seguridad y alguna esperanza de mejora material, aunque sean objeto de una gran dependencia de la Metrópoli, muchos pueblos del Atlántico, Caribe y Pacífico han optado por esta última. Las condiciones globales de principios del siglo XXI son tales que la elección de continuar en situación colonial ha significado un mal menor.

Francia utilizo sus colonias en el Pacífico Sur para pruebas de armas atómicas, desde la independencia de Argelia y hasta los años ochenta del Siglo XX. Atolón de Mururoa.

En términos gubernamentales, la propia condición colonial se ha convertido en mucho más flexible y variada. Todo tipo de alternativas entre la integración y la independencia han sido exploradas. 

La inventiva constitucional y la variedad administrativa han acomodado con frecuencia grados sustanciales de autogobierno democrático, satisfaciendo muchas aspiraciones por el control de los asuntos locales y minando el dinamismo de los posibles movimientos nacionalistas. 

Existen así Estados Libres Asociados (Puerto Rico), País Autónomo (Aruba, Curazao), Territorios de Ultramar (Gibraltar), Colectividad Especial sui generis (Nueva Caledonia), Dependencia (Santa Elena) y un largo etcétera de condiciones forjadas ad hoc para perpetuar el vínculo entre colonia y metrópoli.

Al mismo tiempo, el crecimiento generalizado del sector terciario internacional ha llevado a un aumento de las ventajas económicas de la dependencia colonial en muchos lugares: las Islas Caimán son sólo un ejemplo de los que han labrado nichos financieros como paraísos fiscales para sí mismos en la economía global.

Desde Kourou, en la Guayana Francesa, en América del Sur, se ponen en órbita todas las misiones de la Agencia Espacial Europea.

Incluso los más pobres se han beneficiado del cambio de actitudes hacia el papel del gobierno colonial, el gasto público y el bienestar, y la ayuda al desarrollo internacional, como la Guayana Francesa, Reunión, Martinica o Nueva Caledonia. Aunque el desarrollo del turismo ha traído consecuencias negativas inesperadas, como la delincuencia y los problemas ambientales graves (San Martín, Islas Vígenes, Bermudas, Tahiti), en otros, ha tenido un efecto beneficioso. 

Las administraciones y las relaciones con el poder soberano, son, como hemos visto muchas y variadas, pero también los patrones de transición económica que van desde los paraísos fiscales, economías de migración y transferencia, refuerzo de la agricultura o el turismo. 

La búsqueda de independencia, deseada por algunos grupos en determinados territorios y de vez en cuando con el apoyo de las Naciones Unidas, ha sido detestada por otros grupos (principalmente colonos, funcionarios metropolitanos, terratenientes, comerciantes), e incluso poblaciones enteras, como se ha demostrado en diferentes referéndums que se han celebrado.

Martinica y Guadalupe, posesiones francesas en el Caribe, basan parte de su economía en el cultivo del plátano.

Otras cuestiones interesantes acerca de estas colonias son las estratégicas y militares, desde la estrategia nuclear a la necesidad de proyección de poder internacional por parte de países que aspiran a seguir manteniendo su estatus de potencia, que se ejemplifica en el mantenimiento de bases navales y aéreas en muchos de estos territorios. La defensa de estas colonias ha originado en los últimos años conflictos internacionales en Sahara Occidental, Timor Oriental, Malvinas y Gibraltar. 

Lo que está claro es que en el statu quo actual, (con gran inestabilidad política y territorial en zonas más céntricas, como los Balcanes, el Cáucaso, Ucrania y Crimea, la secesión de Sudán del Sur o el conflicto en Mali por Azawad, la existencia de importantes zonas controladas por el Estado Islámico en Siria, Iraq o Libia), existe un desinterés global hacia los procesos de descolonización. 

Incluso parece que la O.N.U., impulsora de la descolonización de la segunda mitad del Siglo XX, tiene cosas mejores de qué preocuparse.

Europa también posee colonias. Gibraltar ha sido fuente permanente de roces entre España y el Reino Unido desde el momento de la firma del Tratado de Utrecht.

1 comentario:

peter dijo...

Estupenda la ionformacion que nos entregas, fue muy entretenida leerla y muy buenas fotografias. Te felicito.
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