lunes, 4 de noviembre de 2013

Castañeros en Arafo.



Este año he cumplido con la tradición de ir a buscar castañas a Gorgo, coincidiendo con los días de Todos Los Santos y Fieles Difuntos. El año pasado me retrasé y me robaron las castañas, así que decidí ser más madrugador. 

La castaña ha sido un fruto tradicional en los otoños de Arafo, asada, guisada, en fritango o con pescado salado, acompañadas de vinos jóvenes. Lo que hoy consideramos como una delicatessen, fue en tiempos pasados un alimento básico que ayudaba a pasar la escasez de alimentos del otoño. Sin embargo, la pertinaz sequía que nos acompaña desde hace un par de años y la progresión del abandono (unido a la proliferación de amigos de lo ajeno), han tenido como consecuencia unas cosechas cada vez más escasas.
El castañero (Castanea sativa) es un árbol caducifolio, de tronco robusto y copa amplia, que puede alcanzar fácilmente los 20 metros de altura. 
De gran longevidad, en algunas zonas de Europa y la Península Ibérica se le atribuyen miles de años a algunos ejemplares.

Castañero. Grogo. Altos de Arafo, sobre los 900 metros de altitud.
Se distribuye de forma natural por la región mediterránea, desde la Península Ibérica hasta el Cáucaso; se extiende por el norte hasta el centro de Europa y por el sur hasta Argelia y los montes mediterráneos de Marruecos. Al parecer procede de Asia Menor, desde donde fue llevado a Grecia en el siglo V antes de Cristo y se cree que fueron los romanos quienes lo dispersan por Italia, Córcega, Cerdeña, Francia y España. 
La palabra “castaña” procede del griego kastanion karyon, que significa “nuez castanaica”, nombre con el que se conocía el fruto de este árbol cultivado desde tiempos remotos en Kastana, una ciudad del antiguo reino de Ponto situada a orillas del Ponto Euxino, el actual Mar Negro. 

Hoya con castañeros. Se suelen mezclar con otros frutales tradicionales, como perales o almendreros.

El castañero ha sido de gran utilidad, con una larga historia acompañando a las civilizaciones europeas, y la castaña ha sido el alimento básico en algunas zonas de la Europa templada, como Galicia o Córcega.
Los bosques de castañeros actuales, mantienen una dinámica seminatural, puesto que cada vez se les prestan menos prácticas culturales y se sitúan en sectores pobres de laderas y pendientes en buena parte de la cuenca mediterránea y zonas montañosas de la Europa templada.

Hojas del castaño, lustrosas, brillantes, recién brotadas durante la primavera.

Su madera es dura pero ligera, resistente y de gran durabilidad, por lo que es muy apreciada en la construcción de muebles finos, ebanistería y carpintería en general. Especial mención merece su empleo en la fabricación de barricas y toneles, siendo casi tan apreciada como la madera del roble, especie emparentada con el castaño (ambas pertenecen a la familia de las Fagáceas). Solamente tiene un pero, y es su gran capacidad de absorción, por lo que se dice que la barrica de castaño “bebe más vino que el amo”.

Flores de castaño. Finales de la primavera.

Su flexibilidad y resistencia la hace muy adecuada en cestería y para fabricar herramientas del campo. En medicina popular, la infusión de las hojas se emplea por sus propiedades expectorantes, antitusígenas, astringentes, antidiarreicas, antipiréticas y antirreumáticas. Antiguamente se recomendaba para tratar la tos ferina. 

Erizos apañados, tanto del árbol, como del suelo.
La corteza es astringente y también se usa para curtir pieles. Con la cáscara de los frutos y las hojas se prepara un champú natural que sirve para teñir los cabellos rubios, y las flores se utilizan para aromatizar el tabaco de pipa. 
Los castañeros llegaron a Canarias en época muy temprana, casi con los primeros conquistadores de La Gomera y El Hierro, aunque hay quien dice que pudieron llegar incluso con los primeros normandos. 

Castañas, después de sacarlas de los erizos. La mezcla de variedades en árboles contiguos da como resultado que sea muy raro recoger cosechas uniformes.
Desde épocas tempranas de la colonización europea,  se tiene conocimiento de su existencia en Gran Canaria y La Palma. La introducción del castaño en Tenerife debió ser algo posterior, y al parecer se utilizó para repoblar las zonas de Monteverde que habían sido taladas por las hachas de los conquistadores. Ocuparon entonces las laderas de las comarcas de Acentejo y Taoro.
En Arafo, las zonas donde aún se encuentran castaños, se sitúan en una franja localizada entre los 500 metros de altitud hasta los 1.500, aunque la zona de óptimo es la banda de los 900 metros de altitud. La variedad más común es la denominada “Arafera”, una castaña muy grande e irregular, dulce y excelente para asar e incluso para comer en crudo.  

Erizos vacíos. Se dejan en la tierra, para que se pudran y mejoren la fertilidad del suelo.
Los que se encuentran a una mayor altitud son los de la Morra de las Piedras y Lomo de los Chochos, a más de mil quinientos metros, sobre Chivisaya y Media Montaña. 
Después los localizamos en formaciones más o menos compactas, en Lomo Redondo, Gorgo Ajafoña y Los Loros. También los encontramos en La Granja, El Pinalete, La Planta, Las Vigas e incluso en zonas ganadas al Volcán de Arafo, en Lo Ramos y Perdomo, en su menor altitud.
Especial atención merecen los castañeros de Las Arenas, sobre los 1300 metros, cultivados en los campos de lapilli (picón oscuro) generados por la erupción del Volcán de Arafo en 1705.

Y este es el fruto final de tanto esfuerzo. Como dice la gente de antes. "Esto no es pago con dinero", pero sí con la satisfacción de mandarse un buen fritango.

No hay comentarios: