sábado, 12 de enero de 2013

GEOGRAFÍA SUBJETIVA, DEL COMPORTAMIENTO Y LA PERCEPCIÓN





La geografía de la percepción se esfuerza por descubrir los problemas generados por nuestro modo de uso del territorio y considera las formas activas de resolver estos problemas, mediante la reorganización del uso del espacio. 

Intenta comprender la interactuación entre las personas y el medio, pero mediante el conocimiento de los procesos psicológicos, a través de los cuales el sujeto aprehende el medio en el que vive, estudiando el modo en que estos procesos influyen en el comportamiento resultante. Cada individuo posee una escala propia y específica, que desarrolla mediante su particular praxis diaria. 
 
Mapas mentales: solamente para nuestro cerebro.

 


Esta corriente está relacionada con la psicología, la antropología psicológica y la psicología social, y más concretamente con el enfoque conductista, lo que la opone a la geografía cuantitativa. Al centrarse en la persona, procura hallar en ella las decisiones espaciales, valorando su conducta. Esto significa un regreso a la humanización de la geografía. Se desarrolla en dos períodos diferenciados. 

Durante la primera fase (década de los sesenta del S. XX) se va a define como una corriente renovadora del positivismo, adecuando los instrumentos de análisis a una definición que introduce las decisiones del libre albedrío individual, sin renunciar todavía al método deductivo, descubriendo las pautas del comportamiento espacial, estudiando la técnica del modelo de toma de decisiones, y definiendo las estructuras de mapas mentales. 

Puerto de Santa Cruz de Tenerife. 1927

En el segundo período se consolida una orientación que se identifica más con la geografía de la percepción, bajo un enfoque más humanístico y más subjetivo en la práctica. Se integran las aportaciones de la psicología, la antropología y la etología. 

Las bases esenciales del trabajo de la geografía de la percepción y el comportamiento son dos: 

  • Los comportamientos individuales son el resultado de las voluntades y decisiones personales 
  • Son los comportamientos individuales los que conducen a modelar el espacio. 

En el mundo desarrollado, ya no experimentamos el mundo desde la escala de un caminante. Nos hemos convertido en simples mercancías cargadas en diferentes medios de transporte que transitamos por espacios que no experimentamos, a veces, ni siquiera conocemos, aunque los recorremos cientos de veces al año. 

Detalle del Mapa de Santa Cruz de Tenerife, 1927. Barrios de Los
Llanos, El Cabo, El Monturrio y Cuatro Torres. Mucho ha cambiado
la ciudad.

Nuestros jóvenes se han acostumbrado a ser transportados a todos sitios (escuela, lugares de ocio, parques, instituto) desde la infancia hasta la adolescencia, lo que no les permite adquirir destrezas espaciales, perdiendo su independencia. No son capaces de expandir sus horizontes, para conocer nuevos ambientes, o para obtener libertad de movimiento por su cuenta. 

El mundo real es percibido a través de los baches de las calles, y solamente la pantalla del ordenador o de la televisión (cuando no la representación sesgada de los videojuegos) son su contacto con él. 

Nuestro uso del espacio modela la cultura, la salud y la psicología, por lo que debemos ser conscientes de nuestro medio, no sólo los “especialistas” (geógrafos, arquitectos, planificadores, paisajistas), porque nos vemos afectados por el espacio que nos rodea y la forma en que interactuamos con él. 

Mapas escolares hechos a mano.

Cada cultura tiene una experiencia propia que les permite percibir el espacio. Los occidentales consideramos las montañas como símbolos de poder (Olimpo, Ararat, Sinaí, Carmelo, Tabor, Atlas), por lo que nos retan, como a Prometeo, a escalarlas y conquistarlas, y eso nos conduce al Himalaya año tras año, desafío tras desafío. 

Sin embargo, en las culturas orientales, las montañas son los centros de grandes mandalas que se extienden por el paisaje como flores en una pradera. Acercarse al centro del mandala significa acercarse a la fuente de poder espiritual, por eso en el Tíbet, en el Monte Koya, en Xuan Kong Si, se establecen monasterios y centros de sabiduría. Esta cultura, informada por la religiosidad, llega a considerar que las montañas son sagradas. Muchos peregrinos pasean por las montañas, pero creen que es un sacrilegio ascender a las cumbres. 

La interpretación del paisaje, por lo tanto, depende de nuestra cultura, lo que influye en nuestro uso del espacio.

La percepción del paraíso: playas, arena y palmeras. Estereotipo de
Curro se va al Caribe.

Sin embargo, la interpretación del entorno también es informada por el sistema económico existente en cada momento, por lo que nuestras decisiones se ven a veces mediatizadas por estructuras superiores, y tomar opciones personales supone algo de esfuerzo, desafiando a veces los modelos imperantes. 

Revisar nuestra cultura y modo de vida es un desafío importante, ser conscientes de nuestro entorno, para resolver los problemas que han surgido respecto al cambio climático y el modelo energético vigente, ya que una gran parte de las emisiones de carbono se deben al uso y abuso que hacemos del transporte privado, por ejemplo. 

Aunque reciclemos en casa, si pasamos horas en
nuestro coche, difícilmente construiremos ciudades sostenibles

La posmodernidad asesinó a la historia, y de paso se llevó por delante a su hermana, la geografía. Los posmodernos y neoconservadores plantean que el espacio es irrelevante, pero esta visión pervertida del mundo es una ilusión que se ha venido abajo tras el 11 de septiembre de 2001, y sobre todo tras el estallido de la crisis de 2007-2008. 

La posmodernidad resultó ser un sueño engañoso del que nos estamos despertando con una resaca del demonio. El timo fue posible gracias a que nos hicieron creer en un crecimiento sin límite, en que los combustibles fósiles serían baratos ad eternum, y el espacio era infinito. 

Nos toca redescubrir el espacio a nivel psicológico y mental, y en un nivel práctico, para reorganizar la forma en que utilizamos el espacio. No es una cuestión menor e involucra a todo el mundo. Necesitamos nuevos cimientos que generen un cambio cultural que nos responsabilice de iniciar una nueva relación con el espacio y el lugar.
Mapas que nos llevan al error: Canarias bajo Baleares y asociada al Sur andaluz y las ciudades norteafricanas.
Mapas que nos llevan al error: Canarias bajo Baleares y asociada al Sur andaluz y las ciudades norteafricanas.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Estupendo análisis!