sábado, 31 de diciembre de 2011

Sopas de basura II




La presencia del plástico en las islas de basura está teniendo un impacto significativo en la vida marina. 

Las ballenas, aves marinas y otros animales pueden ser fácilmente atrapados en las redes de nylon y los anillos de plástico frecuentes en las islas de basura. Pueden asfixiarse por restos de preservativos, bolsas de plástico, globos, pajitas, y film de cocina. 

El pescado, las aves marinas, tortugas, cetáceos, medusas, por error pueden ingerir bolitas de plástico de colores brillantes, confundidos con huevos de peces y plancton. 
Microplásticos.

La investigación también ha demostrado que, con el tiempo, los gránulos de plástico se deterioran, generando toxinas que se transmiten a los animales del mar cuando los ingieren, creando envenenamientos y problemas genéticos en un primer momento, pero el veneno se aloja en los tejidos adiposos y se transmite a lo largo de la cadena alimentaria hasta llegar, incluso, a las personas. 

La basura flotante es un vector que ayuda a la propagación de especies hacia nuevos hábitats. Algunas medusas, crustáceos o moluscos se adhieren a los trozos de plástico flotante, crecen y se dejan transportar hacia nuevas áreas, cruzando, por ejemplo, el Atlántico o el Pacífico. Su llegada a nuevos ecosistemas, generará, sin duda, problemas a las especies nativas. 

En Canarias, aunque no por las islas de basura, ha llegado desde el Caribe, el Erizo de Lima (Diadema antillarum), que ha contribuido a crear el blanquizal que rodea nuestros litorales. 

Erizo de Lima o Picudo. Una de las especies más perjudiciales para nuestro mar canario.
Reduce la cantidad de peces y elimina las algas, debido a su gran voracidad y
la escasez de depredadores. Sus enemigos principales son el tamboril espinoso, el gallo cochino
las samas, el pejeperro, los busios y las estrellas de mar.

Las investigaciones realizadas por Christian Moore, la NOAA y otras agencias demuestran que las islas de basura siguen creciendo. Se ha intentado limpiarlas, pero es muy difícil, porque los componentes de esas sopas están difusos en áreas muy grandes, por lo que los trabajos de limpieza no han sido efectivos. 

La solución, pues, nace de la prevención. Hay que evitar que las sopas de basura se espesen, aplicando políticas de reciclaje, de eliminación de residuos, como envases, botellas y bolsas de plástico; limpiar playas y zonas litorales; prohibir la implantación de vertederos en zonas costeras y aplicar políticas de depuración y filtraje de aguas residuales, para reducir así la cantidad de basura que entra en los océanos del mundo. 




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