jueves, 22 de septiembre de 2011

Tierras de pastos




Los pastizales engloban los pastos y la escasa vegetación arbustiva que se disponen sobre zonas con climas áridos o semiáridos y han sido fundamentales a lo largo de la historia para el pastoreo de nuestras cabañas ganaderas. 
 
En los pastos de Tenerife, sobre todo los que conozco, que son los de la comarca Sureste, podemos encontrar especies anuales como la pimpinela escarlata (Anagallis arvensis), lengua de oveja (Echium plantagineum), amores secos (Bidens pilosa), tembladera (Briza máxima), balango (Avena barbata), tréboles y alfalfa (Medicago spp.), chicoria (Sonchus oleraceus), hierba de gato (Stachys arvensis), grama (Cynodon dactylon), trebol (Trifolium spp.), relinchón (Hirschfeldia incana), o collejas (Silene spp.).


Los amores secos, aunque con una flor muy bonita, son una de las especies que ocupan cultivos,
tierras abandonadas, eriales y pastos y que más difíciles son de erradicar.


Entre las bianuales podemos encontrar el cardo (Galactites tomentosa), y entre las perennes la omnipresente tedera (Bituminaria bituminosa), hinojo (Foeniculum vulgare), alpiste de espiga larga (Phalaris coerulescens) y mecha (Phagnalon saxatile). 

Por supuesto también hay forrajes autóctonos canarios como tagasastes (Chamaecytisus proliferus spp palmensis), vinagrera (Rumex lunaria) o escobones (Chamaecytisus proliferus spp), etc.

Flor de cardo, especie muy apreciada para el ganado, en especial cuando
cabras y ovejas están preñadas. Al parecer aumentan la cantidad y calidad de la leche
En Gran Canaria su flor se usa para cuajar el queso de flor de Guía.

Gran parte de estas tierras no son aptas para cultivos agrícolas, puesto que son zonas donde las precipitaciones son escasas, y la disminución de la materia orgánica conduce a una baja fertilidad del suelo. 

Cuando las precipitaciones son escasas, los pastos y los arbustos no crecen muy altos, pero desarrollan potentes sistemas radiculares, tanto en profundidad como en extensión. 

Por tanto, estos territorios solamente son utilizados para el pastoreo de ganado, la mayoría en régimen extensivo, o mediante la implementación estrategias como la trashumancia, puesto que la ganadería intensiva puede tener un fuerte impacto sobre la vegetación y la estructura del suelo de zonas muy reducidas. Esto implica manejos muy ajustados y cuidadosos para asegurar que los pastizales seguirán siendo sostenibles para el pastoreo de su ganado durante generaciones.

Cabras canarias pastando en los riscos del Andén Verde, en Agaete.



Sobre la acción de los ganados en la vegetación herbácea y arbustiva existen varias posturas, puesto que algunos estudios defienden que los ganados y el pastoreo, en especial de cabras y ovejas en régimen extensivo puede afectar de modo negativo a la vegetación, otros plantean que la acción de un ramoneo combinado de diferentes especies de herbívoros, como ovejas, cabras y vacas, tiende a aumentar la diversidad, tal y como ocurre en las dehesas peninsulares. Precisamente, el manejo ajustado de esos ganados puede ayudar de manera fundamental al mantenimiento de biodiversidad y buena salud de los agroecosistemas pecuarios. 

En el Condado de San Mateo, California, 1.500 hectáreas de hierbas fueron reservadas del pastoreo durante un tiempo de diez años, para ayudar al desarrollo de especies nativas muy raras. 

Después de ese período, y para sorpresa de algunos grupos conservacionistas, se constató que la propiedad vecina (donde pastaban ganados) registraba un inventario muy similar a la tierra preservada, en especial de aquellas especies autóctonas raras. El pastoreo en realidad ayudó a fomentar la vegetación autóctona de modo sostenible, mediante la eliminación de vegetación no autóctona, más apetecible para el ganado. 


Además de promover la vegetación nativa, los pastizales también ayudan a mantener el carbono en sus suelos, ya que son tierras que no se remueven y donde el carbono no se emite a la atmósfera al permanecer fijado, sobre todo en los sistemas radiculares, como se ha demostrado en diversos estudios, que registran un aumento significativo en el almacenamiento anual de carbono en los suelos de los pastizales. 

Los pastizales cubren gran parte de los suelos de la superficie de la tierra, lo que puede ayudar a conservar y proteger la vegetación nativa, lo que es clave para la sostenibilidad a largo plazo.
Zona de pastos en las cumbres de la isla de El Hierro.

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