jueves, 24 de febrero de 2011

Flora y Vegetación de las medianías bajas del Sur de Tenerife.




La vegetación potencial de las medianias bajas del Sur de Tenerife es la del Piso Basal, con su comunidad típica de cardonal - tabaibal. Sin embargo en algunos lugares, el paisaje vegetal está dominado por las fases de degradación, debido a las actividades agrícolas que se han llevado realizando desde hace décadas, muchas en desuso o a la presencia de otras actividades de mayor grado de transformación territorial (terraplenes vinculados a algunas carreteras, instalaciones, viviendas, y obras menores).

Esta formación vegetal instalada en la vertiente Sur está condicionada en gran medida por condiciones climáticas más extremas (menores precipitaciones, mayor grado de aridez, pobreza edáfica, vientos constantes y desecantes, mayor insolación, etc.) que en la vertiente norte. 
 
Espino blanco (Lycium intricatum).

No obstante gran parte del paisaje vegetal actual es el resultado de la antropización que ha sufrido el territorio donde el sobrepastoreo, la roturación del terreno con fines agrícolas, u otras actividades humanas, (recientemente la urbanización y edificación) han ocasionado el desalojo y destrucción de gran parte de la vegetación natural. 
Se aprecian, empero, procesos de recolonización de las zonas agrícolas abandonadas donde las etapas de sustitución se van reemplazando en el tiempo y en el espacio, siendo más intensos en aquellas huertas que llevan más tiempo abandonadas.

Algunas de las especies que encontramos son nitrófilas y oportunistas de gran distribución y de escaso interés, incluso algunas exóticas de carácter invasor que se establecen en los lugares más degradados.
Entre las principales especies invasoras encontramos malgustos (Ageratina adenophora), pencones, (Opuntia máxima), hinojos (Foeniculum vulgare), cardos (Galactites tomentosa) y piteras (Agave americana).


Vinagrera (Rumex lunaria)


Las formaciones ruderales se colocan cerca de las carreteras y viviendas y se caracteriza por un ralo matorral. 

Las piteras han sido muy utilizadas por parte del campesino canario, como fuente de alimentos, materiales o bordes de finca. Ocupan sectores de ladera, debido a su potente sistema radicular, pero también pueden ser reminiscencias de cuando se usaron como lindes naturales de fincas. 

Las tuneras medran en bordes de risco, pero es una planta muy abundante, y ocupa frecuente lindes de parcela, bordes de barranco, e incluso fincas abandonadas.
Algunas de estas comunidades vegetales son muy agresivas y se introducen en los ambientes alterados, que en este lugar se ubican preferentemente en los bordes de pistas y caminos y antiguas canteras.
Estas comunidades están caracterizadas por especies nitrófilas con una alta capacidad de colonización como la vinagrera (Rumex lunaria), la tunera (Opuntia máxima) y el mato de risco (Lavandula canariensis). También están presentes restos de especies cultivadas como la higuera (Ficus carica).
En el seno de este matorral y como testigo de la acción humana, es frecuente observar especies introducidas asociadas a la presencia de agua, sobre todo cerca de rezumes y salideros de canales y atarjeas, donde encontramos malgustos (Ageratina adenophora), pero tambien zarzas (Rubus s.p.), o torviscas (
Daphne gnidium)
.


Matorral de tabaibal dulce, cornicales y tasaigos

El tabaibal es una formación vegetal cuya estructura y fisonomía se corresponde con un desierto de plantas suculentas, en el que domina la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), imprimiendo un aspecto bastante monótono y homogéneo al paisaje. 
Otras especies que forman parte del cortejo florístico de esta comunidad y se encuentran presentes en el ámbito de estudio son: el balo (Plocama pendula) y la leña buena (Neochamaelea pulverulenta), entre otros.


Es una etapa de transición avanzada hacia la formación climácica de la zona, tan sólo detectada en aquellos lugares poco alterados, como barrancos y laderas inaccesibles: los cardonales (Euphorbia canariensis). 
 
El cardón aparece de manera relíctica, sobreviviendo en los enclaves inaprovechables desde el punto de vista agrícola. Se desarrollan sobre Entisoles y con frecuencia aparecen, como ya se ha mencionado, asociados a afloramientos rocosos. 
 
En ellos ocupan un papel destacado algunas especies lianoides como Rubia fruticosa, Periploca laevigata y Asparagus umbellatus, las cuales crecen dentro de los cardones al abrigo que le ofrecen sus brazos espinosos. 
Su estado de conservación es bueno, estando presente prácticamente por todo el ámbito, especialmente en las laderas de mayor pendiente compuestas por planchas de pumitas y con una gran cantidad de ejemplares jóvenes.
 


Se trata de una asociación endémica del sur de isla de Tenerife, que representa la etapa madura de la vegetación inframediterránea más árida. Se localiza en las zonas abandonadas más tempranamente, con un abandono dilatado.

 
En cuanto a la flora más interesante se refiere en las laderas hay magarzas (Argyranthemum frutescens y Argyranthemum gracile), sobre antiguos pastizales y huertas abandonadas con un menor grado de ruderalización, en los canteros de bano abandonados.
 
En estas huertas abandonadas se establece un conjunto de plantas características del infracanario, donde destaca por su papel dominante el cornical (Periploca laevigata), vinculado, sin duda acondiciones de mayor humedad o a la naturaleza de un sustrato más arenoso y disgregado, por lo que se dispone en fondos de barranco y en los bordes de caminos. 
 
Desde el punto de vista de la dinámica vegetal podemos decir que son matorrales con un grado importante de madurez donde se asientan especies como las esparragueras (Asparagus scoparius, A. umbellatus), el tasaigo (Rubia fruticosa), y el propio cornical. 
En los terrenos más expuestos al sol y con sustratos tanto arenosos como rocosos, destaca la presencia del espliego canario (Lavandula canariensis).

Verode (Kleinia Neriifolia)

Pastizales.

En los suelos más o menos profundos y estabilizados se desarrolla un pastizal vivaz caracterizado por la presencia del cerrillo (Hyparrhenia sinaica) y los hinojos (Foeniculum vulgare), los primeros en zonas más secas y los segundos bajo condiciones de mayor humedad. 

Estos pastizales ocupan un nivel superior en la sucesión vegetal de las comunidades climatófilas, por encima de los matorrales nitrófilos antes mencionados. Se localizan fundamentalmente en parcelas de sustratos arenosos localizadas en los bordes de la parcelas, orientada al Noreste y acompañado de otras hierbas de tendencias cosmopolitas como tederas, tomillos, altabacas, zanahoria salvaje, cardos, malvas, lengua de oveja, etc. 

Se incluyen aquí las comunidades de carácter nitrófilo o subnitrófilo que presentan el aspecto de pastos de gran biomasa, dominados por gramíneas. Por lo general colonizan eriales y campos de cultivo abandonados, y donde el sustrato es arenoso, las especies dominantes son el cerrillo (Hyparrhenia hirta) y el panasco (Cenchrus ciliaris). 

Esta formación se encuentra con frecuencia mezclada en mosaico como tabaibas amargas (Euphorbia lamarckii), sobre todo en eriales. Presenta un buen estado de conservación debido a que la fuerte antropización que ha sufrido el territorio favorece la instalación de estas comunidades.

Tabaibales amargos y vegetación de sustitución

Estos matorrales se corresponden con las etapas de sustitución del cardonal y del tabaibal dulce. Cuando la vegetación natural es alterada por actividades humanas de diversa índole, la tabaiba amarga, se erige como la especie que lidera los procesos de recolonización. 
En ocasiones, en estos matorrales de sustitución la tabaiba amarga pierde protagonismo a favor de otras especies como la magarza.
En muchos casos hay una combinación de tabaibal dulce con tabaibal amargo.

Vegetación rupícola.

Estas medianías bajas están salpicadas por zonas cultivadas sobre todo de hortalizas, papas, millo, viña y frutales, incluidos los tropicales, pero también es común el abandono de tierras de cultivo.

En muchas de estas zonas abandonadas, sobre paredes de antiguos bancales, o en zonas de risco, localizamos una interesante vegetación rupícola, con apetencias xerófilas, debido a la escasa humedad ambiental y a la alta insolación que se registra en la zona. 
Entre las especies a destacar, citaremos varias especies de bejeques (Aeonium holochrysum, Aeonium urbicum), y al helecho (Davallia canariensis).

Conclusión.

Las formaciones vegetales instaladas en la vertiente sur de la isla están condicionadas en gran medida por unas condiciones climáticas propias (menores precipitaciones, mayor aridez, pobreza edáfica, mayor insolación, etc.).
 
El uso y la incidencia en el territorio de las actividades antrópicas llevadas a cabo desde el pasado hasta la actualidad son omnipresentes, puesto que las acciones desarrolladas en el mismo han influido en el desigual estado de conservación, aunque hay en algunos lugares vegetación potencial, así como procesos de recolonización vegetal.
 
El Sur de Tenerife es uno de los sectores más áridos de la isla. La vegetación potencial fundamental es climatófila y, por tanto, manifiesta un marcado carácter zonal, con una clara disposición en bandas altitudinales; pero también es importante la vegetación potencial edafófila, condicionada por características particulares del suelo, sobre todo su exceso o falta de agua, así como las comunidades ligadas a la presencia de sal en el sustrato (halófilas), a la humedad (higrófilas), al dominio de arena (psammófílas) o a la ausencia de suelo (rupícolas).                 
 
La condición de xericidad (altas temperaturas, escasas lluvias, condiciones de insolación extremas) es la principal característica del conjunto de las formaciones, por lo que las especies han tenido que adaptarse a ella.

Cardo camellero.


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