miércoles, 21 de julio de 2010

Sobre Masca



Hace 20 años que bajé el Barranco de Masca. Desde entonces no he vuelto a hacerlo, si bien es cierto que he realizado otras rutas por Teno, por otros barrancos y otras mesetas.
Ya en aquella época, era uno de los lugares más visitados de la isla ( me refiero a lugares ubicados en el medio natural), y no era una perita en dulce, pero que, en aquel verano tan caluroso de 1990, se agradecía.

Para los que no lo sepan, Masca se encuentra en Teno, en el extremo Noroeste insular, limitado por el mar, excepto en su sector oriental, donde se encuentra con coladas lávicas procedentes del complejo Teide-Pico Viejo y de la Dorsal de Abeque. Al igual que en el Macizo de Anaga, se trata de una zona de estructuras desmanteladas y profundos barrancos que se han originado por erosión, sólo que en materiales aún más antiguos, de hasta 12 millones de años y no menos de 6 millones. Era un gran edificio estratovolcánico, formado por apilamientos sucesivos de grandes paquetes de coladas tabulares, subhorizontales, atravesados por una intensa red de diques de naturaleza basáltica.
Destacan algunas altitudes como Montaña de Gala (1.342 m.s.n.m.) o Pico Baracán (1.000 m.s.n.m.); y barrancos como Mancha de los Díaz, Juan López, Cuevas Negras, Seco o del Natero y el Barranco de Masca.

Debido a lo accidentado del terreno existen pocas playas, muy cortas, situadas en las desembocaduras de barrancos o asociadas a la plataforma costera, como las de Barranco Seco, Masca, La Galera, Juan López o la playa de Punta de Teno.
El paisaje más característico e impresionante de este Macizo se encuentra en su costa Sur. Se trata de los Acantilados de Los Gigantes, que llegan a alcanzar en algunos puntos los 500 m de altitud. La costa Norte y Oeste no es tan escarpada, estando suavizada por derrames de lava posteriores a la formación de los cantiles, procedentes de los volcanes de Teno Alto, El Palmar o de la Montaña de Taco. De esta manera, se creó la plataforma lávica o Isla Baja del Noroeste, que une los escarpes fosilizados de La Culata con el mar.
El Barranco de Masca lleva agua prácticamente todo el año, y en los momentos de muchas lluvias es un verdadero espectáculo ver el agua derramándose en grandes cascadas de decenas de metros, como me pasó en marzo de 2005, pasando bajo el agua que caía por los saltaderos de El Barro y del Turrón.

El incendio que arrasó el noroeste insular en agosto de 2007, también afectó a este sector, quemando muchas palmeras y vegetación asociada, algunas casas y el puente que ayudaba a cruzar el cauce del barranco algo más abajo del pueblo. El año que yo fui, había que cruzar sobre unas tablas y unos raíles de galería, cogiendo de la mano un cable de acero que se movía más de lo necesario. En esa época era común todavía escuchar los berridos de los machos cabríos que se encontraban guaniles por aquellos lomos y barranqueras.
Años después, recorrí la Meseta de Guergues buscando la amargosa (Vieraea laevigata), una planta que es endémica de esos parajes.
Al parecer, como todo en nuestra tierra, las labores de reconstrucción no han finalizado, lo que ha afectado seriamente a los habitantes del caserío.
A ver si regreso un día de estos, antes de que empiecen a cobrar.

No hay comentarios: