lunes, 31 de mayo de 2010

Nuestro Futuro Común


Barrio de chabolas. España.
(Foto El País).
En España hay unos 2.150.000 hogares que viven en la pobreza.
Son más del 20% de la población.
La pobreza severa (menos del 25% de Renta Disponible Neta) afecta a más de 300.000 hogares. Los que padecen una pobreza extrema son más de 500.000 personas.




En Octubre de 1984 se reunió por primera vez la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (World Commission on Environment and Development) atendiendo un urgente llamado formulado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el sentido de establecer una agenda global para el cambio (A global agenda for change). La Comisión partió de la convicción de que es posible para la Humanidad construir un futuro más próspero, más justo y más seguro.
Con ese enfoque optimista publicó en abril de 1987 su informe denominado "Nuestro Futuro Común" (Our Common Future). El informe plantea la posibilidad de obtener un crecimiento económico basado en políticas de sostenibilidad de los recursos ambientales.
Su esperanza de un futuro mejor, es sin embargo, condicional. Depende de acciones políticas decididas que permitan desde ya el adecuado manejo de los recursos ambientales para garantizar el progreso humano sostenible y la supervivencia del hombre en el planeta.
En palabras de la misma Comisión, el informe no pretende ser una predicción futurista sino un llamado urgente en el sentido de que ha llegado el momento de adoptar las decisiones que permitan asegurar los recursos para sostener a ésta generación y a las siguientes.
Cuando se conformó la Comisión en 1983 como un cuerpo independiente de los Gobiernos y del sistema mismo de las Naciones Unidas, era ya unánime la convicción de que resultaba imposible separar los temas del desarrollo y el medio ambiente.
Tres fueron los mandatos u objetivos impuestos a la Comisión:

1. Examinar los temas críticos de desarrollo y medio ambiente y formular propuestas realistas al respecto.
2. Proponer nuevas formas de cooperación internacional capaces de influir en la formulación de las políticas sobre temas de desarrollo y medio ambiente con el fin de obtener los cambios requeridos.
3. Promover los niveles de comprensión y compromiso de individuos, organizaciones, empresas, institutos y gobiernos.

Por eso la Comisión planteó que la humanidad tiene la capacidad para lograr un "desarrollo sostenible", al que definió como aquel que garantiza las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. El concepto de desarrollo sostenible implica limitaciones.
Considera la Comisión que los niveles actuales de pobreza no son inevitables. Y que el desarrollo sostenible exige precisamente comenzar por distribuir los recursos de manera más equitativa en favor de quienes más los necesitan. Esa equidad requiere del apoyo de los sistemas políticos que garanticen una más efectiva participación ciudadana en los procesos de decisión, es decir, más democracia a niveles nacional e internacional. El desarrollo sostenible depende de la voluntad política de cambiar.
La Comisión centró su atención en los siguientes temas:
• Población y recursos humanos: La población mundial sigue creciendo a un ritmo muy acelerado, especialmente si ese incremento se compara con los recursos disponibles en materia de vivienda, alimentos, energía y salud. Dos propuestas se formulan al respecto: Reducir los niveles de pobreza y mejorar el nivel de la educación
•Alimentación: El mundo ha logrado volúmenes increíbles de producción de alimentos. Sin embargo esos alimentos no están bien repartidos.
• Especies y ecosistemas: Muchas especies del planeta se encuentran en peligro de extinción. Este problema debe pasar a convertirse en preocupación política prioritaria.
• Energía: la demanda de energía se encuentra en rápido aumento. Si la satisfacción de la misma se basa en el consumo de recursos no renovables el Geosistema no resistirá. El Calentamiento Global es la prueba. Hay que mejorar la eficiencia energética, y fundamentarla en fuentes renovables.
• Industria: El mundo producía ya en 1987 siete veces más productos de los que fabricaba en 1950. Los países ricos han comprobado que la lucha contra la contaminación ha mejorado la salud, y la prevención de impactos ambientales y que las industrias se han vuelto más rentables al realizar un mejor manejo de sus recursos.
• El reto urbano: Al comienzo del siglo XXI, casi la mitad de la humanidad habita en centros urbanos, pero en países en vías de desarrollo, sin recursos, ni personal para suministrar a sus cada vez más numerosos habitantes, los servicios y las infraestructuras necesarios para una vida digna: agua limpia, sanidad, colegios y transporte público. Las nuevas ciudades exigen mayor poder de los ciudadanos, más fondos, mejor poder político y personal formado.



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