lunes, 11 de enero de 2010

Paisajes de cuevas y canteros


El paisaje agrícola de la zahorra o bano, o jable, no existiría sin el intenso trabajo humano y animal que hay que invertir para transformar los lomos, veras y fajanas cubiertos de una rala vegetación de características subdesérticas (tabaibas, balos, cardones, jaguarzos, ahulagas) y de suelos muy delgados o inexistentes, en huertas donde se siembran tubérculos, viñas y árboles frutales, todos ellos cultivos representantes del mundo mediterráneo, e incluso templado oceánico.  

La sorriba o "picado" de las planchas de conglomerados sálicos abancala las laderas y compensa los desniveles, al tiempo que proporciona los materiales que se precisan para desarrollar el sustrato donde cultivar. 


De las vetas en las que yacen los materiales en menor grado de compactación se extrae el sustrato de relleno, que es seleccionado en diferentes tamaños de grano mediante el uso de la cernidera. Los más finos ocuparán los estratos superiores del cantero, donde se va a desarrollar el laboreo y la vida de los vegetales, y los más gruesos en los estratos inferiores. El "matacán"(conjunto de cantos y gravas de mediano tamaño), es colocado en la contrapared que sustenta el cantero, con el fin de facilitar el drenaje en caso de lluvias intensas. La pared se realiza con cantos labrados de modo más o menos tosco, dependiendo del capital invertido en la obra de sorriba y de la pericia de los maestros de obra. 


En muchas ocasiones se crean, tras extraer los materiales necesarios, cuevas que han sido ocupadas tradicionalmente por los habitantes del Sureste, existiendo todavía en la actualidad numerosos ejemplos de este hábitat singular, en La Viuda(Candelaria), Playa de Lima(Arafo), El Socorro(Güímar) o El Porís y Arico Viejo(Arico). 


El territorio del Sureste está salpicado de cuevas excavadas en tosca, algunas de tamaño considerable, que son utilizadas como bodegas, lagares o almacenes para alimentos, fundamentalmente papas, y en menor grado, se usan como goros para cabras y cochinos.
Los materiales deleznables, pero al mismo tiempo impermeables, permite que en ciertos lugares se excaven "alcogidas" sobre grandes planchas de pumitas que conducen el agua de la lluvia hacia aljibes.

Las cualidades de homeotermia(la temperatura se mantiene constante durante todo el año, aunque tienden a compensar la temperatura del ambiente, calentándose en invierno y refrescando en verano) y de oscuridad y escasa humedad, las hace ideales para el almacenamiento de alimentos así como para la conservación de vinos, que son protegidos de los hongos por la costumbre de "albear" las cuevas con cal viva, que tiene propiedades antifúngicas y desinfectantes.

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