sábado, 23 de enero de 2010

Flores


Almendros en flor en la carretera entre Vilaflor de Chasna y San Miguel de Abona.




Voy a contar una fábula:

Había una vez un conejo que tenía un almendro y lo cuidaba, lo podaba, lo regaba, lo cavaba para quitarle las malas hierbas, pero era un verdadero esclavo del almendro y no tenía tiempo para salir, ni visitar a su numerosa familia, ni disfrutar, ni viajar, pero siempre tenía almendras para comer y convidar a los vecinos.

El conejo tenía una buena amiga: una gallina a la que le daba pena que el conejo siempre estuviese trabajando, por lo que le hizo un ofrecimiento: "vete de viaje, mientras yo te cuido el almendro, no debe ser muy difícil".

El conejo, tras pensarlo, y observando la generosa oferta de su amiga, aceptó y se fue de viaje.

La gallina cuidó con esmero el almendro, y éste, en agradecimiento, poco antes que el conejo regresara, floreció.

La gallina, se asombró y maravilló con el espectáculo que ofrecían las flores del almendro, y con el olor que despedían, así que decidió, el día del regreso del conejo, arrancar las flores y hacer una guirnalda, con la que recibió a su amigo.

El pobre conejo, al ver lo que la gallina hizo con las flores del almendro, se desmayó del disgusto, y la gallina, para consolarlo, le dijo: "no te preocupes, que todavía tiene que echar las almendras".

A veces me da la impresión de que en Canarias, en los asuntos del campo, nos pasa algo parecido: tenemos cientos de gallinas cuidando nuestras huertas, y los pobres conejos que quedamos, nos llevamos las manos a la cabeza.

De todos modos, el paisaje de toda la comarca de Abona con sus hermosos almendros en flor y desprendiendo tan dulce aroma, merece la pena.

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