lunes, 21 de diciembre de 2009

Un mundo para proteger.


Hace un par de días, me interné, con unos amigos, por el fondo de un barranco de Arafo, poco transitado y poco conocido.
Cual sería mi sorpresa cuando al final del trayecto, en el punto en el que debíamos regresar, encontré un par de ejemplares de una planta que es bastante común en los bosques de laurisilva y en la zona termófila del barlovento insular, pero mucho más rara en el Sur, si bien debemos mencionar que estos bosques de los altos de Arafo nos sorprenden por su abundancia en palo blanco, laureles, peralillos, madroños, acebiños, bicácaros, y otras especies más propias de regiones afectadas plenamente por la humedad del alisio.
La planta en cuestión es Dracunculus canariensis , taraguntia o tacorontilla, y he de decir que es la primera que encuentro en todos mis años de pateos en el Valle de Güímar.
Eso me hace reflexionar y pensar: desconocemos en buena medida la biodiversidad que albergan nuestras islas, por lo que el nuevo catalogo de especies amenazadas de Canarias que nuestros gobernantes están intentando perpetrar, es un sinsentido peligrosos y criminal.
Otra vez más los caciques van a terminar con el patrimonio común de todos los canarios. Eso sí, somos tan, tan, tan canarios que, hace más de veinte años que tenemos prohibidas las corridas de toros en Canarias, no sé si por el asunto del maltrato animal, o porque son representaciones folclóricas de la Metrópoli, como dirían los editoriales del libelo editado en la Avenida Buenos Aires.
El nuevo catálogo deja al pairo a 341 especies que en el actual Decreto Legislativo 151/2001, de 26 de junio, gozan de un tipo de protección mucho más acorde con su estado de amenaza.
Muchas de las especies a las que se les pretende rebajar su categoría de protección, se encuentran en peligro por el deficiente estado de conservación y por la alteración severa de los hábitats (ese es el gran problema: la destrucción de los hábitats debido a las acciones humanas). Algunas especies de ornitofauna, como el gorrión chillón (Petronia petronia) y la abubilla (Upupa epops), cuyas poblaciones han disminuido; el guincho (Pandion haliaetus), cuyo crecimiento de la población se ha estancado desde la fecha de creación del actual catálogo; especies emblemáticas y consideradas símbolos de la naturaleza canaria, como el drago (Dracaena draco); o fundamentales en las estrategias de lucha contra el cambio climático, como la seba (Cymodocea nodosa), cuyo hábitat corre tal peligro que la urgencia de su protección motivó la movilización de los más prestigiosos científicos canarios, cristalizada en la solicitud de su nombramiento como “Hábitat de interés prioritario” al Ministerio de Medio Ambiente.

Foto de Portada:http://www.floradecanarias.com

1 comentario:

Juanillo dijo...

Lo del nuevo catálogo no tiene nombre...se les debería de caer la cara de vergüenza a los amigos de CC. Como bien dices todavía desconocemos lo que hay en gran parte de nuestros barrancos y lo digo desde la experiencia. Un saludo y buena entrada