jueves, 27 de agosto de 2009

Las masas vegetales del Sureste y el fuego

Las Vigas, Arafo. Foto de Dácil, Panoramio.


Las masas vegetales del sotavento de Tenerife son sometidas a unas condiciones climáticas particulares, determinadas por precipitaciones escasas e irregulares, temperaturas medias relativamente altas (lo que aumenta la aridez), aumento de la insolación, escasa nubosidad y vientos constantes y secos. 

Estas condiciones climáticas se combinan con otros elementos del medio natural, como son las potentes formaciones geológicas de carácter ácido (las Bandas del Sur, compuestas por depósitos piroclásticos pumíticos), las coladas, piroclastos y conos volcánicos basálticos recientes y subrecientes, grandes depósitos de fondo de barranco, con suelos escasamente desarrollados, removilizados por la escorrentía y poco fértiles. 

La amplia red de pistas forestales insulares traen consecuencias positivas y negativas para la conservación de los montes. Por un lado son beneficiosas al facilitar todo tipo de trabajos de gestión y prevención de incendios, así como de aprovechamiento económico y social. Por otro lado son un vector que puede favorecer la llegada masiva de personal que puede provocar incendios.
La necesidad por parte de las sociedades que han habitado esta porción insular desde hace siglos, de adaptarse y evolucionar con estas duras condiciones ambientales, han llevado al aprovechamiento máximo de estos recursos, lo que ha condicionado el paisaje actual. 

Prácticas como el sobrepastoreo, el aprovechamiento excesivo del bosque en épocas históricas para obtener madera y pez, la roturación del terreno para cultivar, la disposición del poblamiento, o las quemas para obtener pastos, han condicionado las formaciones vegetales potenciales hasta el punto de que muchas de éstas han desaparecido o muestran un estado bastante alejado del original.  

Por otro lado, el abandono de muchas parcelas de cultivo, con la consiguiente proliferación y avance de los matorrales de sustitución y de las malas hierbas, sobre todo en las medianías altas y en las cumbres, supone un riesgo añadido de incendio, puesto que estos matorrales son altamente inflamables (jaras, jaguarzos, escobones, hinojos, cenizos, amores secos, diversas gramíneas). 

Las masas forestales del Sureste de Tenerife, como buena parte de los bosques de la zona subtropical-mediterránea, están condicionados por el fuego, hasta el punto que la regeneración de los mismos se relaciona con los incendios, al entender que el ajuste de los excesos de biomasa se regulan mediante los incendios por causas naturales. 

En ciertos lugares de nuestros montes, las acumulaciones de pinocha pueden llegar a tener volúmenes realmente considerables, tras años sin recogerse.
Se puede hablar, por tanto, de una gran masa forestal muy restringida por circunstancias históricas descritas anteriormente (fundamentalmente el pinar y formaciones arbustivas y subarbóreas relacionadas con el mismo), y grandes zonas de matorral que ocupan el espacio geográfico desde el litoral hasta las altas cumbres. 

Así mismo son de gran importancia los matorrales de sustitución que ocupan zonas de aprovechamiento abandonados, como cultivos o tierras de pastoreo. 
 
Estos diferentes tipos de vegetación que encontramos en Sureste, producen un combustible más o menos susceptible de arder: 

  1. Pinar: con un ralo sotobosque de especies pirófitas, como las jaras, posee una alta susceptibilidad ante el fuego(aunque esto depende mucho de la localización particular y el origen de cada sector forestal, ya que en barrancos y zonas orientadas al Noreste aparecen fayas, brezos e incluso especies del monteverde).  
  2. Jaguarzales, escobonales, retamares, producen gran cantidad de combustible seco en el verano (que aumenta su biomasa si el invierno ha sido lluvioso, sobre todo en el estrato herbáceo).
  3. Matorral costero, genera escasa biomasa y las características fisiológicas de la vegetación, con escasez de hojas, savias densas (incluso látex), y un alto contenido en sales, las hacen poco inflamables.
  4. Matorral de sustitución: las características de este tipo de vegetación, con tendencia a formar matorrales densos sobre zonas agrarias abandonadas (debido a sus apetencias nitrófilas, suelen aprovechar todos los nutrientes del suelo), y su rápido crecimiento genera abundante biomasa, de tipo leñoso y seco.
  5. Cultivos: las practicas culturales, con la generalización del riego, podas y laboreo del suelo para eliminar las malas hierbas y la inexistencia de cultivos durante los meses veraniegos influyen en que sean sectores "desnudos" en verano (aunque las quemas indiscriminadas de rastrojos y restos de poda puedan ser potencialmente peligrosas a la hora de iniciar un fuego forestal).

El incendio forestal de 2012 que afectó a gran parte de los pinares del suroeste insular ha sido el más grave de los últimos años en la isla de Tenerife.

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