martes, 14 de julio de 2009

Los Miserables I



El proceso urbanizador en las últimas décadas ha sido determinante en el Tercer Mundo, donde las ciudades han crecido de forma exponencial, pero no se han seguido los patrones clásicos del desarrollo: revolución agrícola, revolución industrial y urbanización nutrida por los emigrantes provenientes del éxodo rural. Las ciudades han crecido creando villas miseria, bidonvilles, slums, ranchitos….
En los últimos años, se han producido en el mundo movimientos migratorios desde al campo a la ciudad que han generado inmensos campos de nuevos ciudadanos urbanos en todo el mundo. La pobreza urbana es aterradora, hasta el punto que parece que no ha transcurrido un siglo y medio desde los relatos de Dickens y de Engels. 

Particularmente escalofriante es la miseria infantil. Son innumerables los relatos crudos, ciertos y que describen las infrahumanas condiciones en las que sobrevive la infancia del tercer mundo, desde la explotación en los talleres y fábricas de Bangla Desh, la prostitución infantil del sudeste asiático, o el infanticidio, y exclusión en el Congo, donde se les acusa de brujos y son expulsados a las calles por sus familias, donde se convierten en presa fácil para los criminales, cuando no son sometidos a ceremonias de exorcismo, mediante agua hirviendo y otros remedios de tortura, que suelen acabar con sus vidas. 

¿Quienes son los culpables de un estado de cosas tan deshumanizado y contrario a la dignidad de las personas? ¿Ha empeorado la situación con la crisis actual? Al parecer, los infalibles Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han sido culpables, (ellos y sus amos, los gobiernos del mundo rico capitalista, liderados por esa legión tenebrosa de neocons ultraliberales) de muchos de los ajustes estructurales que han destruido los débiles estados y gobiernos de numerosos países pobres, que han acribillado a las clases medias y que han creado un inmenso agujero de economía y de vivienda informal en estas ciudades del Sur. Hoy, cuando estos señores también tienen buena parte de culpa en el estallido de la crisis que agita a todo el mundo sin distinción, parece que lo mejor que podemos hacer, es no hacer ni puñetero caso a las recomendaciones de estos curanderos analfabetos con licencia de neurocirujanos. 

La desesperación conduce a la militancia en el extremismo religioso (Gaza, bidonvilles de Casablanca, Sadr City de Bagdad), o la economía del crimen, el narcotráfico, extorsión y secuestro como en Cali, Medellín, Guadalajara o Ciudad Juárez.
Estas ciudades miseria producen preocupación porque son estructuras que no obedecen a patrones comunes. Los intentos de haussmanización de muchas de ellas (Nueva Delhi, Pekín, Shangai) no han funcionado. Los procesos de “embellecer” las ciudades del Tercer Mundo han llevado la destrucción de importantes sectores de vivienda informal, a cercar con autopistas muchos otros, y a crear deliberadamente zonas segregadas, desde un punto de vista espacial y social. 

Las vías reformistas han fracasado. Son vías que pecan de un optimismo excesivo (recordemos en España los primeros años de la Administración Zapatero), poniendo demasiadas esperanzas en los efectos positivos de la flexibilidad y de la economía informal. Esta visión optimista choca con la realidad: la economía informal no es otro modo de acumulación, sino una estrategia desesperada y precaria de supervivencia.
Otra pregunta que debemos hacernos es ¿no estará apareciendo en nuestro mundo plácido del bienestar muchos de los fantasmas de la informalidad? El auge del chabolismo o de la vivienda inestable, casi derrotados a finales de los ochenta, no ya en las periferias de ciudades como Madrid, Valencia o La Coruña, sino en medio de la ancha Castilla, aparecen poblados habitados por jornaleros inmigrantes prestos a vender su fuerza de trabajo temporalmente en cualquier zafra agrícola. 

El establecimiento de una economía informal urbana que se concreta en el Top Manta, pero también la venta callejera de otros productos como alimentos o tabaco, alcohol, ropa, la aparición de competencia ilegal en sectores tan regulados como el taxi, la proliferación de chatarreros y buscadores en la basura, nos deberían hacer pensar. ¿Qué ocurrirá cuando los subsidios de desempleo se agoten?..... CONTINUARÁ.

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