miércoles, 7 de enero de 2009

El paisaje urbano de Arafo (2)

 
El trazado urbanístico no varió considerablemente en la primera mitad del XIX, ya que el aumento de población fue poco significativo, pues se pasó de 724 habitantes en 1802 a 875 en 1849. Además, se llegó a empedrar el entorno de la iglesia y la calle principal. Ese año, el pueblo contaba con 241 casas, de las que 202 estaban esparcidas, así como con 3 cuevas habitadas.
 
En la segunda mitad del siglo XIX, Arafo conoció un notable ascenso de población. Las medidas desamortizadores adoptadas por la revolución liberal hicieron que la propiedad de la tierra pasara de manos de la terratenencia agrícola representada por el convento agustino del Espíritu Santo a un sector del campesinado que vio acrecentada su relevancia social y política dentro del pueblo, favorecidos además con la redención del gravoso censo que debían pagar al mencionado cenobio. 
 
Aparecen nuevos cultivos como los plantíos de pencones (Opuntia máxima) para la producción de cochinilla, principal producto de exportación, lo cual permitió extender la superficie irrigada. Ello motivó que se realizaran obras de canalización en el pueblo, así como que se dictaran normas sobre conducción de aguas por atarjeas.
 
En consecuencia, se produjo también un aumento del número de viviendas y el pueblo se expandió hacia el sur, hacia el Volcán (coladas recientes de la erupción de 1705), pues en 1864 se concedieron las primeras licencias para construir casas en esa zona y se comenzó a componer un camino para comunicarla con el entorno de la iglesia.
 

 
 
Pero la caída del cultivo de la cochinilla intensificará el tráfico emigratorio a las nuevas repúblicas americanas, circunstancia que no disminuirá hasta los últimos años del XIX, cuando las plantaciones de papas y tomates en tierras bajo riego para su exportación a Inglaterra, mejoraron la maltrecha economía local como consecuencia de la caída del comercio de la grana. 
 
A lo que hay que sumar la apertura del ramal en 1897 que unirá el casco con la carretera general del sur y que significará tener una buena vía de salida para la producción agraria local, sobre todo rumbo al puerto de Santa Cruz para su embarque, pero también a la recova santacrucera que se llenaba de papas, castañas, guindas, y vinos de Arafo. 
 
Otro cultivo interesante fue el del tabaco que ocupó buena parte de las tierras bajas del municipio, más concretamente en las tierras de El Portugués, en el que se estableció un secadero de tabaco, aunque en el casco existían otros de menor tamaño, como el existente en las inmediaciones de la Calle de La Paz (hoy Teobaldo Power).



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