miércoles, 3 de diciembre de 2008

LA CRISIS DEL MEDIO RURAL Y CAMPESINO EN LATINOAMÉRICA (Final)


5. EL “NUEVO” CAMINO ENTRE LA REVOLUCIÓN Y LA INANICIÓN: AUTOSUFICIENCIA ALIMENTARIA BASADA EN LA AGRICULTURA TRADICIONAL.
Desde el punto de vista ecológico, el capitalismo sólo es capaz de producir a partir de ecosistemas simplificados, como monocultivos agrícolas, plantaciones, ganadería extensiva y monoespecífica, pesquerías de una sola especie, o explotación sílvicola especializada en un tipo de madera o de árbol.
Cuando tiene que integrar la gestión, para producir a partir de ecosistemas complejos, como el caso de casi todos los naturales, sobre todo los del mundo tropical, tanto en tierra como en el agua, el sistema capitalista los destruye y sustituye por otros nuevos que pueda manejar, o sólo aprovechara de ellos lo que le interese, creando desequilibrios que a la larga acabarán con el ecosistema, como en el primer caso. Por tanto el sistema de mercado en el que nos movemos y la naturaleza parecen estar en una contradicción insalvable.
El monocultivo conduce a la dependencia del mercado para obtener insumos, energía y comercializar los productos, por lo que éstos adquieren sólo un valor de cambio, apartándose del tradicional valor de uso. Los enfoques tecnocapitalistas no tienen en cuenta, ni la ecología de los lugares, ni las relaciones económicas y sociales de las regiones, ni el aumento de la población
Sin embargo, en las comunidades campesinas tradicionales, se obtiene la energía para su funcionamiento de otros seres vivos, pero ha aprendido a manejar a estos otros seres para que el abastecimiento de energía sea inagotable a escala humana, cosa que han hecho durante milenios: los pueblos tradicionales han formado un contrato con los animales, las plantas y el territorio, para coexistir y proporcionarse ayuda mutua.
Muchas son las estrategias que la cultura tradicional ha desarrollado para conservar la fertilidad de los suelos durante generaciones:
- Combinar gran número de especies y organización horizontal y vertical de cultivos con secuencias cronológicas establecidas.
- Explotan la heterogeneidad ambiental a escala local y regional.
- Mantienen cerrados los ciclos de materiales y residuos, reciclando los desperdicios.
- Dependen de recursos locales, de energía humana o animal, y usan bajos niveles de tecnología, lo que los convierte en escasamente dependientes del exterior.
- Dependen de variedades locales de cultivos e incorporan el uso de plantas y animales silvestres. La producción suele ser para el consumo local.
Todo esto conduce a elevados índices de diversidad alimentaria, que muestran diversas culturas campesinas de América Latina, desde los Andes a las selvas ecuatoriales o tropicales, pasando por zonas de estepa y semidesierto. Esto es el resultado del manejo y la utilización, tanto de los recursos locales, o autóctonos, como de la apropiada adopción y adaptación de las especies vegetales y animales domesticadas en otros contextos e introducidos a partir de la colonización española y posterior contacto con las culturas agrícolas milenarias de Asia desde donde se introducen alimentos básicos en la actual dieta campesina de América, como el arroz y el mijo.
Por tanto, podemos pensar que una planificación adecuada dirigida a combinar los recursos autóctonos con los introducidos, debe producir una diversidad tal en la dieta de los productores, en las regiones y en la población de los diferentes países que sería la garantía de una autosuficiencia perdurable.
Esto parece una utopía, en el contexto de un modelo social tecnocapitalista postindustrial, que busca la máxima productividad para conseguir el supremo beneficio monetario, que no siempre es reinvertido en la actividad agraria o en el bienestar de los productores. Este sistema desvincula a las sociedades humanas del espacio que habitan y se han convertido en partes de una red global, jerarquizada, que depende de centros de decisión cada vez más alejados de los lugares en que se producen los alimentos.
Dentro del movimiento internacional de protesta contra la globalización del capitalismo, los Centros Internacionales de Investigación Agrícola, algunas universidades americanas, como la de Berkeley en California, o algunas ONG’s que trabajan en América Latina han empezado a apostar por estos modelos de agricultura en consonancia con su medio ambiente y escasamente dependientes del exterior. Quizá en este movimiento está la respuesta que los campesinos latinoamericanos esperan desde hace tanto tiempo y que les permita dejar de pasar hambre.
BIBLIOGRAFÍA.
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- CUNILL GRAU, P. & RUBIO RECIO, J.M. (1997). Perspectivas Geográficas de América Latina. Seminario de especialización. Departamento de Geografía. Universidad de La Laguna.
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- LACOSTE, Y, (1991). Los países subdesarrollados. Oikos tau. Barcelona.
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- TOLEDO, V.M. et al (1985). Ecología y autosuficiencia alimentaria. Siglo XXI. México.

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