sábado, 22 de noviembre de 2008

Vacas Sagradas


La Unión India acaba de poner en órbita lunar la sonda Chandrayaan 1 (Vehículo lunar en sánscrito), un artefacto que orbitará sobre nuestro satélite durante dos años, y después será sustituida por la Chandrayaan 2. Se espera que durante dos años, estudie la superficie lunar para realizar un mapa completo de la topografía en tres dimensiones, así como de las características químicas. Tiene especial interés el estudio de las regiones polares, ya que se sospecha que pueden contener agua en forma de hielo. Bharat, la India, es el segundo país más poblado del mundo, con 1.100 millones de habitantes estimados en 2004, ocupa una superficie de 3.287.590 km² (casi seis veces y media la superficie de España). Un país tradicionalmente regido por un sistema de castas, que ha tenido a una mujer durante muchos años como Primera Ministra (Indira Gandhi), y que en la actualidad tiene una Presidenta, Pratibha Patil. Un estado federal compuesto por 28 estados, y seis territorios de la Unión.
Históricamente, la India fue una nación agrícola, que producía algodón, té, café, bambú, y sobre todo arroz y trigo para alimentar a su inmensa población. Un país azotado por hambrunas periódicas, que a partir de los años ochenta se ha ido conformando como una potencia industrial de primer orden, por lo que la visión de una país de rajás y marajás que cazaban el tigre sobre elefantes y de trenes de carbón abarrotados de pasajeros, ha ido dando paso a una nación con poder atómico, que cuenta con cientos de centrales hidroeléctricas, con una industria del automóvil que exporta a toda Asia, y que por último, cuenta con un ambicioso programa espacial propio.
Esto me hace recordar que hace unos años, a los españoles nos sorprendía que el hinduismo, la religión mayoritaria de la India prohibe comer, incluso matar vacas, ya que las consideran sagradas.
Nosotros, carnívoros sociales, donde incluso los pequeños atisbos de vegetarianismo son mal vistos, no entendíamos esa postura. Hace poco, al releer uno de mis libros de viajes preferidos, tuve ocasión de recordar a un antropólogo social, padre del materialismo cultural, que estudió este caso en un capítulo de su libro Vacas, cerdos, guerras y brujas (1976): Marvin Harris.
Harris, ya fallecido, analizaba las causas por las que no se comían a las vacas. La principal es quizá que son una sociedad eminentemente vegetariana, pero hay más:
  • Las Vacas indias excretan grandes cantidades de estiércol, que se recupera, bien como fertilizante, o, una vez seco, como combustible para cocinar. Ese combustible, que arde sin humo y con una llama sólida, equivale a 27 millones de Toneladas de queroseno, 35 m. de Tm. de carbón o 68 m. de Tm. de madera. La India no posee reservas de petróleo o carbón, y sufre una profunda deforestación.
  • Los animales que mueren de vejez o enfermedad, son aprovechados por las castas inferiores que trabajan su cuero.
  • Las vacas paren a los bueyes, la principal fuente de tracción del campo indio.
  • Una vaca cebú proporciona poca leche en comparación con las vacas europeas o americanas,(frisonas, longhorn, jersey), pero tiene más grasa, lo que permite obtener una mantequilla (ghee), que es la grasa fundamental para cocinar.
  • Las razas cebú, son las únicas vacas capaces de soportar la larga sequía y altas temperaturas pre monzónicas, al mismo tiempo, los búfalos de agua están adaptados a trabajar y moverse por los arrozales inundados.
  • Las vacas indias se alimentan de pastos que serían incomibles por otras razas (algo parecido pasa con las razas canarias de cabras en comparación con las razas continentales). Comen hierba de borde de caminos, rastrojos, desperdicios, paja y cáscaras de de arroz y salvado de trigo.
En fin, que mientras que un solomillo dura lo que dura, la vaca viva es mucho más útil para los campesinos de la India.

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