miércoles, 12 de noviembre de 2008

I HAVE A DREAM (YO TENGO UN SUEÑO)


Hace unos días, cuando comentaba el discurso de la victoria de Obama, cité las alusiones al Discurso de Gettysburg, que pronunció Abraham Lincoln en el homenaje a los soldados caídos en esta batalla que decidió la Guerra Civil entre los estados. Hoy hago alusión a otro famoso discurso, el pronunciado por Martin Luther King en las escalinatas del monumento a Lincoln, en Washington, al final de la Marcha por el trabajo y la libertad.
No se engañen. Los mensajes de estos grandes líderes de la humanidad son eternos y significaron el cambio de muchas, cosas, más de las que creemos.
Por razones de espacio, solamente incluyo la transcripción de la última parte del discurso, la más famosa e impactante. En este discurso, las alusiones a la Palabra son constantes, incluso un llamado al ecumenismo, referencias al Discurso de Gettysburg, y a los anhelos de libertad, paz, justicia que tenemos las personas.
En estos momentos de laicismo absurdo, de ataques a las religiones y de materialismo postmoderno un poco casposo, cuando he leído en algunos blogs que da miedo que se hagan constantes alusiones a Dios en los discursos de ciertos líderes mundiales, traigo al reverendo King, pero también puedo traer a Mahatma Gandhi, Ignacio Ellacuría, Monseñor Romero, Monseñor Helder Cámara, San Maximilian Kolbe, Santo Tomás Moro, y muchos más hombres de religión que lucharon por el cambio y la justicia social.



Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales.

Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.

Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.

Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y toda la carne la verá al unísono.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al Sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.

Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.

Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad.

Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de Nueva Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de Pennsylvania! Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de California. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de Georgia. Dejen resonar la libertad de la montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada topera de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad!

Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!"





No hay comentarios: